Tres tristes tragedias

La Feliz

Por Camilo Sánchez
Edhasa. 254 páginas

Es cierto que existió el fatídico verano del "88 para la farándula y el espectáculo en una Mar del Plata ahora lejana en el tiempo. El Gobierno radical de Raúl Alfonsín, sin saberlo, gastaba sus últimos cartuchos antes de arder en la hiperinflación y la sociedad buscaba a toda costa sacudirse de encima la sensación de inevitable catástrofe, de tremenda desilusión.

El destino quiso que la fatalidad tuviera lugar en el epílogo de aquella típica temporada estival, con teatros repletos y encremados turistas ansiosos por ver obras superficiales, pasatistas. Fue entonces que se alinearon los planetas de la desgracia, que un paso en falso en un noveno piso terminó con la vida de Alberto Olmedo, muerto contra el pavimento.

Apenas un par de semanas antes Carlos Monzón había matado a su ex esposa, y esperaba condena en una comisaría marplatense, acosado por los medios. El tercero en cuestión, el Facha Martel, había sido el parteneire de un espectáculo al que nunca hubiera querido asistir.

De eso se trata La Feliz, de contar la parábola descendente de un trío al que lo unía mucho más que la amistad, lo hermanaba el común denominador de un origen humilde repleto de necesidades. Desde un tono intimista es que el autor, Camilo Sánchez, reconstruye o inventa momentos, se mete en la piel de los personajes y aprovecha todas las licencias que otorga la novela.

En el sombrío clima de la confesión se mueven los tres como fantasmas. La muerte, implacable, les dará caza uno tras otro. El Claun, el Campeón y el Langa, que habían surgido de la nada misma con sus vidas atormentadas, lo tenían todo pero se quedarían sin nada. Su existir experimentaría un giro inesperado y cruel. La historia se resume en una línea: "Los tres habían salido del hondo bajo fondo. Subieron más alto que la noche".