Un banco con sorpresas en una película a medio camino

Crítica: "La bóveda", sobre un robo malogrado. Eso de mezclar policial y fantasía no deja de tener su encanto. Pero lo que sigue en cuanto a acción y suspenso no es lo suficientemente fuerte como para mantener la atención del espectador.

"La bóveda" ("The Vault", Estados Unidos, 2017). Dirección: Dan Bush. Guión: D. Bush, Conal Byrne. Fotografía: Andrew Shulkind. Música: Shaun Drew. Actores: James Franco, Taryn Manning, Francesca Fisher-Eastwood y otros. Duración: 92 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años.

Distintas son las variantes del cine de robo de bancos. Desde la veta Robin Hood de "Bonnie and Clyde" hasta "El gran golpe", donde los que roban el Lloyd"s Bank de Londres encuentran, como adicional al dinero, los secretos de corrupción de la realeza y el gobierno. Sin olvidar "Fuego contra fuego", donde se interpone un sagaz detective y arruina el negocio. En "La bóveda", en vez de un detective, se trata de un fantasma.

Ya desde el título, "La bóveda", si uno va desprevenido al cine y sin leer nada sobre ella, imagina que es una peli de tumbas, esas de miedo. Cuando entra a la sala y empieza la película, el asunto trata sobre el robo a un banco por parte de unos muchachos bastante inexpertos y una pequeña vuelta de tuerca que aparece cuando un empleado dice que en la bóveda del subsuelo hay una caja fuerte con bastante más efectivo del que la banda robó. Y como el exceso de ambición es mal consejero, reunidos abajo, en la soledad y el silencio, los asaltantes se dan cuenta de que no están solos y el terror se desencadena.
Claro, el pasado sigue ahí, donde ocurrió algo innombrable hace treinta años.

Hasta este punto la idea era interesante. Eso de mezclar policial y fantasía no deja de tener su encanto. Pero lo que sigue en cuanto a acción y suspenso no es lo suficientemente fuerte como para mantener la atención del espectador. Ni las apariciones ni la muerte por mano propia van a ser suficiente para que el film se eleve. Muchos golpes bajo y rutinas varias. Y por ahí anda James Franco, nada menos que el actor de "El hombre Araña", que demuestra que también en Hollywood hay que aceptar empleos de menor importancia porque la vida es dura.

Calificación: Regular
I:C.