VISTO Y OIDO

Se quedó afuera

El senador nacional Adolfo Rodríguez Saá pasó un mal trago la semana pasada. Tuvo que renunciar a la presidencia del Interbloque Federal de la Cámara alta porque sus colegas del sector no lo tuvieron en cuenta para integrar la importante Comisión Bicameral de Trámite Legislativo, encargada de dictaminar sobre los DNU. Hasta el año pasado "el" Adolfo formaba parte de la bicameral, pero sus colegas del interbloque lo reemplazaron por María Cristina Fiore Viñuale del partido Renovador de Salta. La legisladora está ligada políticamente al gobernador Juan Manuel Urtubey.

Enojo

Ante el desaire Rodríguez Saá no tuvo otro remedio que renunciar al Interbloque, lo que comunicó a la presidenta del cuerpo Gabriela Michetti, aunque sin especificar las razones de su decisión. Su compañera de banca, María Eugenia Catalfamo, lo dijo con todas las letras al renunciar también al interbloque. Lo que no dijo Catalfamo es por qué fue desplazado su jefe político. "El" Adolfo se había vuelto crítico sistemático y opositor duro al gobierno de Mauricio Macri y se mostraba públicamente con Cristina Kirchner. Se metió sólo en la grieta y pagó las consecuencias.

La grieta

El Interbloque Federal estaba formado por siete senadores (ahora por cinco) que no eran macristas, pero tampoco querían pelearse con el gobierno. Lo integran dos neuquinos, Lucila Crexell y Guillermo Pereyra, este último sindicalista petrolero que acordó con el presidente de la Nación el convenio para que se pueda explotar con mayores ventajas el yacimiento de Vaca Muerta. También lo integran senadores ideológicamente cerca del gobierno de Cambiemos como el ex gobernador santafecino Carlos Reutemann y el ex gobernador salteño, Juan Carlos Romero. Gente "del palo" que le dicen.

Pero con límites

De todas maneras la afinidad ideológica no es suficiente para adherir al gobierno, por eso tanto Reutemann como Romero prefirieron no ingresar al bloque de Cambiemos y juntarse con "el" Adolfo hasta que el puntano empezó a hacerle el juego a CFK. Según trascendió Reutemann no quiso ingresar a Cambiemos por sus diferencias viscerales con los radicales. Romero, en tanto, parece tener cuentas pendientes con el PRO. Su hija Bettina Romero es del partido del presidente pero cuando quiso participar de la interna en Salta no consiguió el lugar que buscaba, lo que disgustó a su padre.