Del nacionalismo a la Yihad Islámica

Todo lo que necesitás saber...

Por Khatchik DerGhougassian
Paidós. 264 páginas

Medio Oriente es un tablero volátil y de gran extensión. No hay consenso sobre sus límites, que algunos hacen llegar desde Marruecos hasta Irán, o Afganistán, forzando el criterio. El profesor Khatchik DerGhougassian tiene el mérito de simplificar un asunto tan diverso y complejo en Todo lo que necesitás saber sobre Medio Oriente, un ensayo que forma parte de una colección sobre los más variados temas que viene publicando Paidós.

El autor, que es doctor en Estudios Internacionales por la Universidad de Miami, propone un repaso histórico sintético y didáctico, un objetivo al que presta ayuda la propia estructura del libro, semejante a la de un manual, con sus capítulos cortos, resúmenes introductorios y recuadros con curiosidades.

El mayor acierto es identificar unos pocos procesos que esclarecen la totalidad del cuadro. Entre ellos, el fin del colonialismo, la emergencia del nacionalismo árabe y del proyecto sionista, que confluyen en las guerras entre estos dos actores.

En puntas de pie, el profesor se adentra en la cuestión irresuelta de la partición de Palestina, asunto espinoso que ocupa un espacio relativamente menor. Esta rebaja del significado no le impide esbozar un cuadro completo del asunto. Así como habló de la diáspora judía y las persecuciones que sufrió este pueblo en Europa, no oculta el apoyo diplomático, financiero y militar que recibió después para crear su Estado, ni el abandono posterior de los palestinos. Como tampoco disimula el desplazamiento de estos a campos de refugiados. Pero, por comparación, se diría que los primeros salen mejor parados en su repaso.

El analista sostiene la tesis de que el conflicto en Medio Oriente ya no está dominado por la disputa por Palestina. En su opinión, desde el 2001 el rasgo dominante pasó a ser la religión. Que eso haya derivado desde entonces en una guerra intra islámica entre chiitas y sunnitas, que él compara significativamente con la guerra de los Treinta Años, no lo atribuye en forma determinante a la injerencia extranjera. Su meritoria presentación del tema invita a la reflexión y deja abierta la incertidumbre sobre adónde conducirá esta última etapa de enfrentamientos que él observa.