Rizzo evoca al juez Carlos Fayt

En diálogo con "La Prensa", el presidente de Colegio Público de Abogados porteño desgranó, con su particular estilo, anécdotas risueñas, o experiencias particulares, de su relación profesional con el insigne jurista.

A más de un año de su fallecimiento, la figura señera de Carlos S. Fayt, ministro decano de la Corte Suprema de Justicia e indiscutible maestro del Derecho, conserva, pese a sus eventuales detractores, singular vigencia.

"Seguramente recordamos de Fayt lo más importante: una vida austera, compromiso con los valores democráticos, y un respaldo entre sus acciones y sus hechos, algo que no es muy frecuente entre los funcionarios públicos", dijo al despedirlo en el cementerio de la Recoleta el también juez de la Corte Suprema, Horacio Rosatti.

Por su parte, La Prensa señaló en su edición del jueves 24 de noviembre del mencionado año, que "ningún poder sometió su espíritu indomable, su maestría, su probidad y su sentido innato de la justicia". En la misma publicación, se mencionaron sus inicios en el socialismo y sus clases de civismo en Parque Lezica.

Para conocer aspectos poco difundidos del preclaro jurista que se desempeñó durante 32 años, 11 meses y 2 días en el máximo tribunal del país -sin integrar la denominada "mayoría automática" en épocas del menemismo- este diario conversó con Jorge Rizzo, presidente del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, a quien Fayt confió en su momento el patrocinio jurídico de varios juicios que le concernían.

Se transcribe seguidamente el diálogo donde Rizzo relata interesantes anécdotas personales, o experiencias particulares, de su relación profesional con el ex magistrado, las cuales emergen, con peso específico propio, por sobre las aristas o cuestiones controversiales azuzadas contra Fayt, por sus adversarios políticos o ideológicos (por ejemplo, haberse mantenido en el cargo, por decisión de la Justicia, y a pesar de que la reforma constitucional de 1994 estableció el límite de edad de 75 años).

"GENTE DE DERECHO"

-¿Cómo fue su primer contacto personal con Carlos Fayt?

-En el año 92 ó 93, se habían comprado unos inmuebles en la Corte para ser destinados a distintas dependencias del Poder Judicial, y como siempre pasa, hubo quienes dijeron que el contrato era muy caro, o muy barato. Y Carlos Fayt estaba muy enojado. Por entonces, yo hacía "Gente de Derecho", el mismo programa de radio que tengo ahora. Lo emitíamos por AM 1110, donde está hoy Radio de la Ciudad. El programa lo impulsábamos con la Asociación de Abogados que presidía Elías Salazar, el cual había sido procurador de Fayt. Eran muy amigos y provenían de vertientes del socialismo. En un momento le digo a Salazar: "¿Fayt no querrá hablar en el programa?". Salazar contestó, con voz grave: "Le voy a preguntar". Llamamos, desde la radio a Fayt, por teléfono, y estuvo al aire más de cuarenta minutos. Al concluir la emisión le digo a Fayt: "Doctor, no quisiera, para ampliar los temas tratados, venir personalmente al programa la semana próxima?". Y al instante contestó: "Como no. Ahí voy a estar". Así las cosas, tuvimos en esa oportunidad, año 1992 ó 1993, durante una hora a Carlos Fayt sentado en la radio. Lo acompañaba su esposa Margarita Escribano. El ministro de la Corte nos explicó, perfectamente, cómo había sido la compra de los inmuebles para el Poder Judicial, con una humildad increíble. Yo tenía menos de treinta años en ese momento. Lo maravilloso de esto es que fue la última vez que Fayt estuvo en un estudio de radio, dando una nota. Y me la otorgó a mí. Ni él ni yo pensábamos que alguna vez, como hombre de Derecho, yo iba a terminar siendo su abogado personal. Me pareció que estaba sentado frente a un prócer... 

-¿Cuáles fueron las cualidades del entonces juez de la Corte que más le impactaron?

-En aquél programa de radio conocí a una persona extraña. Pero no extraña porque fuese raro, sino porque poseía una mente superior al resto. Fayt tenía un cerebro distinto. Era más inteligente que la media de las personas que conozco. Tengo 54 años y puedo decir que la persona más inteligente, más formada y más culta que conocí en mi vida, fue Carlos Fayt. Era intelectualmente una persona superior. Inigualable. Cuando uno hablaba con Fayt, se daba cuenta que él estaba por encima. Con su nivel de ironía, en dos palabras y con una sonrisa, al más prevenido "lo desarmaba".

COLEGIACION

-¿En qué medida influyó Fayt en la creación del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal?

-Desde la Asociación de Abogados, fue uno de los puntales que impulsó la ley 23.187 (de colegiación obligatoria). Después, en 1983, por designación de Ricardo Alfonsín, se sumó a la Corte. La ley de colegiación data de 1985. El ni siquiera llegó a ser matriculado del Colegio. Un gran respaldo para la creación del Colegio provino de la Asociación de Abogados, a la cual Fayt, como presidente, le había dado un notable impulso. La puso en un pie de igualdad con el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, de la calle Montevideo 640, el cual, por ese entonces, era una entidad muy importante. 

-¿Hay otra experiencia de interés que recuerda?

-Cuando llego a la presidencia del Colegio Público y luego de no haber visto a Fayt desde aquél programa de radio de 1992 ó 1993, dije: "¡Habría que hacerle a Fayt un reconocimiento! Vamos a nombrarlo "padre" del Colegio Público de Abogados". Hicimos un acto y le otorgamos esa distinción. De todos los títulos que él tenía, era uno de los que más le gustaba. Alguno de los matriculados que fue presidente del Colegio Público en épocas en que yo, normativamente, no pude serlo, quiso nombrarlo "padrino" de la entidad, y Fayt le contestó: "Rizzo ya me nombró "padre" del Colegio. No puedo ser el padrino". Todas esas anécdotas risueñas de Fayt son muy interesantes. También solía relatar, por ejemplo, que en Salta, su papá era militar y él, durante el secundario, con un grupo de amigos, tomaron el Instituto de enseñanza. Estamos hablando de la década del 30, pues Fayt había nacido en 1918. ¡Cuando regresó a su casa, el padre le dio una paliza!

LIBROS Y SENTENCIAS

-¿Qué nos podría decir de la producción bibliográfica o las sentencias dictadas por Fayt como juez de la Corte?

-Hablar de Fayt es recordar a un jurista que escribió más de treinta libros. Destaco entre otros "Cuando seas abogado", "Teoría de la política" y "La omnipotencia de la prensa". Sus sentencias, en materia de libertad de expresión, que hoy son moneda corriente, y pueden consultarse en los repertorios de jurisprudencia (en sus distintos formatos), él ya las preveía en 1945 ó 1950. Fue, completamente, un hombre de avanzada. Siempre estaba no uno o dos, sino diez pasos delante del resto. Yo lo llamaba cuando él estaba aún con vida, el "jurista latinoamericano" más importante del siglo XXI.

-Usted publicó en La Prensa, en 2016, una nota donde lo denomina el "Maradona de la Justicia"...

-No tenga duda. Mire, yo lo conozco mucho a Ricardo Lorenzetti. También es una mente superior. No obstante, Fayt estaba mejor formado que Lorenzetti. Murió a los 98 años. Un día, uno de los ministros del alto tribunal -no recuerdo cuál de ellos- le preguntó: "¿Doctor, cómo puede ser que Dios le dio tanta vida?". Y el le contestó con una sonrisa: "Porque tengo proyectos". ¡Con más de 95 años, aún tenía proyectos! Resistió en la Corte y se fue del alto tribunal el 11 de diciembre de 2015: el día siguiente a la finalización de la presidencia de Cristina.

Fayt y Jorge Rizzo, se profesaban admiración mutua. Coincidieron en la defensa de la colegiación, y resaltaron la función del abogado en la sociedad contemporánea.