DE QUÉ SE HABLA HOY

El "Caballo" canta "La última curda" y se va a su casa

 

Suena raro, la verdad es que suena raro. El otorgamiento de la prisión domiciliaria al sindicalista Omar "Caballo" Suárez no cierra del todo. Hasta que la Cámara Federal revise la decisión del juez Luis Rodríguez, que subroga el juzgado de Rodolfo Canicoba Corral por estar éste de feria. El fiscal de la causa, Gerardo Pollicita, apeló esta medida que trasladó a Suárez del penal de Marcos Paz donde estaba alojado, a su lujosa residencia en Olivos. Si bien es cierto que la decisión de Rodríguez indica que llevará una tobillera electrónica, no podrá salir a la calle sin previa autorización, tendrá consigna permanente de Prefectura Naval y se le prohíbe el ingreso de bebidas alcohólicas, entre otros controles, la duda está si realmente había motivos médicos para autorizar el traslado. La lista de supuestos problemas de salud del "Caballo" es un examen de patologías de segundo año de medicina, no le falta poner casi nada y como guinda del tema se le agregan problemas de alcoholismo grave y demencia. El alcoholismo para el fiscal no está para nada confirmado y lo de la demencia resulta inverosímil. Pollicita escribió dieciséis páginas pidiendo que se anule la medida por improcedente y porque Suárez aún puede entorpecer el rumbo de las investigaciones. Primero vale preguntarse si el sindicalista cumplía sus funciones al frente de los portuarios en estado de ebriedad y por los otros males que dice lo aquejan, debería haberse pasado el día de consultorio en consultorio, porque sus abogados en el penal pidieron médicos especialistas de todo tipo, dicen que solo faltó un podólogo licenciado. Nos toman el pelo, se burlan de una sociedad que ya pasa de todo, que le da igual si el violento de Suárez es un borracho o se hizo millonario de apriete en apriete. Vale todo, pero por qué este tipo tiene beneficios que otros detenidos con menos problemas no pueden ni salir para ir al entierro de su madre. Farsa de abogados listillos y jueces resultones que aplican aquello muy español de "y si cuela, cuela". Y está vez coló y salvo que la Cámara ponga las cosas en orden, el supuesto delincuente vivirá en una prisión de lujo, hecha a su medida y con el dinero de vaya a saber qué origen. Terminemos la farsa querido lector, no comamos vidrio, este tipo se hace el loco y por ahí hasta el borracho para salirse con la suya, y al final lo consiguió. Un actorazo de aquellos el "Caballo" capaz de engañar a decenas de médicos penitenciarios y hasta a un juez, menos mal que el fiscal juega como Mascherano en sus buenos tiempos y no deja que le pasen una. ¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Hasta cuándo vamos a ver estos privilegios que por una u otra razón solo gozan los que delinquen, los corruptos y los que se escudan en los miedos ajenos? Solo falta que un día de estos llegue alguien a la residencia de Olivos, la del "Caballo" no la otra, y le entregue un carné de socio honorario de Alcohólicos Anónimos.

V. CORDERO