Cómo es el mar que custodiaba el Ara San Juan­

Posee desde ejemplares únicos como la ballena franca austral a recursos ictícolas para la pesca, petróleo, gas y minerales estratégicos de importancia. Los especialistas piden más controles y políticas de investigación.­

Los 44 héroes del submarino Ara San Juan dejaron su vida por custodiar las aguas del mar argentino. Sin embargo, al referirse a esta porción del océano Atlántico que baña nuestras costas, es poco lo que se difunde, lo que se sabe. ¿Cuáles son sus características, sus riquezas? ¿Encierra aún misterios?­
“Aquí es notable las migraciones de ballenas francas. Se realizan avistajes costeros, en el golfo nuevo, el golfo San José. Van rotando, cumplen un ciclo reproductivo. Vienen a parir y a amamantar”, dice desde Puerto Madryn a La Prensa Santiago Ameghino, biólogo y docente de la universidad nacional San Juan Bosco.­
Claro que el mar argentino resguarda mucho más que estos inmensos mamíferos que se acercan en gran número a las costas de Madryn para dar a luz y pueden avistarse desde las playas. O los increíbles delfines pardos que más al sur en las costas del Golfo San Jorge hacen su espectáculo.­
Precisamente sobre este Golfo mar adentro es donde se perdió el Ara San Juan y hoy es buscado día y noche, con tecnología de máxima avanzada. En esta zona, donde comienza el declive con profundidades que más adentro pueden alcanzar los 5 mil o 6 mil metros de profundidad, también hay presencia de mamíferos.­
“Hay elefantes marinos que pueden llegar a sumergirse hasta 1000 metros de profundidad, o cachalotes que pueden superar esta inmersión”, señala el biólogo. Algo que resulta increíble si se tiene en cuenta que la gran mayoría de las naves tripuladas no podría soportar la presión al llegar a tanta profundidad.­
Ameghino agrega que los elefantes marinos salen solo a tierra para reproducirse, seguramente de ahí esta increíble adaptación al mar y sus profundidades. “Están entre 10 y 11 meses en el agua”.­
El docente explica que las costas del mar argentino tienen una particularidad que la hace una de las más ricas: se presenta como casi una llanura donde las profundidades no superan mucho más de 100 metros hasta casi 400 kilómetros mar adentro.­
“A partir de estas 200 millas náuticas comienza el talud -el declive del terreno marítimo-, pero no cae en forma de precipicio sino que es de a poco”, expresa el profesional.­
Por rotación de la tierra y la topografía del fondo, más el efecto de la corriente de Malvinas se levanta material inorgánico desde ese límite del talud creando un sistema único.­
“Este material genera luego fitoplancton. Aparecen las algas marinas y desde los satélites se pueden ver las fotos de las grandes manchas de clorofila”.­
Mares con estas características solo pueden encontrarse en las costas de Perú y la occidental de África. “Se genera un fenómeno que se conoce cómo de upwelling que levanta estos microorganismos del fondo convirtiéndose luego en una zona de alimento para varias especies”, cuenta Ameghino.­
Es así como el mar argentino por esa poca profundidad y el alimento que se genera se convierte en una zona ideal para la pesca de especies como merluza, langostino, calamar, anchoas. “Por eso se llenan de barcos factoría para la pesca”.­

LA MERLUZA­
Ameghino recuerda que en la década del 90 llegó mucha gente a Puerto Madryn cuyo destino laboral era la pesca de la merluza. “Era un gran negocio, se embarcaban y podían pescar cargamentos de miles de pesos semanales. El problema fue que por el descontrol casi se extinguen. Se tuvieron que tomar medidas de protección”.­
El investigador menciona que hay momentos de veda, pero no es fácil el control. “Aparecen muchos barcos factoría. Hay observadores que ayudan en la conservación de especies pero la superficie es muy grande. Faltaría más control. Creo que no se toma dimensión de la riqueza que presenta nuestro mar”.­
De todas formas señala que hay especies que se buscan preservar como las ballenas que son muy cuidadas. “Hubo un momento hacia finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX que hubo una gran depredación de estos mamíferos”.­
El biólogo describe que hay 11 especies de ballenas, y que aquí llega la Franco Austral. “La más grande del mundo es la ballena azul pero casi no se puede ver. Es muy rápida. Está mar adentro, y puede estar cercana a la costa chilena”.­
Hoy la protección de la especie ha hecho que crezca el número de ballenas. “En la zona de Patagonia Norte pueden llegar hasta 2000 y con la península y alrededores habrá unos 7 mil ejemplares”.­
La de los lobos marinos es otra especie que ha sufrido la depredación. “Hasta el siglo XX llegó a haber hasta 100 mil animales de esta especie, y a principios de los 70 quedaban solo 10 mil. Hoy ya se estima hay unos 50 mil”, resume el investigador.­

DE ESPALDAS­
“Las áreas de mares templados a fríos como la del mar argentino es de las más ricas”, señala en tanto a La Prensa Jorge Marcovecchio, investigador del Conicet y del Instituto Argentino de Oceanografía, con sede en Bahía Blanca.­
Para el investigador lamentablemente en el país “le hemos dado la espalda al mar. No le hemos puesto el esfuerzo necesario. No valoramos una superficie que es casi tan grande como la del continente”.­
El especialista destaca que la riqueza que presenta el mar argentino incluye la de recursos biológicos, la pesca. También recursos cómo petróleo, gas y minerales estratégicos de importancia.­
Marcovecchio se ha especializado en estos años en analizar la química del agua del mar argentino. “Es un mar que se mantiene relativamente limpio. La corriente de Malvinas genera una suerte de autopista de agua que va renovando todo, desde el borde del talud hasta el Río de la Plata. Puede haber contaminación más hacia zonas costeras por acción del hombre”.­
El especialista menciona que la corriente de Malvinas genera una zona rica en nutrientes que es base de alimentación de varias especies, creando excelentes condiciones de pesca.­
“Hay riqueza de moluscos, crustáceos, plancton. Se pesca mucho la merluza de cola, calamares, langostinos, anchoítas. En general se exporta casi todo, es poco lo que queda acá”, indica el investigador.­
Marcovecchio opina que es mucho lo que hay por ver y explotar en cuanto a riquezas en el mar argentino. “Pero no se han visto políticas proactivas sobre el tema”. En cuanto a la investigación “se extraen partidas, se analiza pero es pocas semanas al año. En los pueblos costeros de la Patagonia puede haber en cambio más controles, hay más presencia”.­
El profesional recuerda que el mar argentino tiene casi 2 millones de kilómetros cuadrados de extensión y una profundidad que se mantiene casi en los 200 metros nada más hasta el talud.­
“Somos pocos investigando, estudiando el mar y se hacen muchos esfuerzos. Se ve mucha pesca, la posibilidad de una importante productividad en lo geológico. Pero aún hay mucho por estudiar en nuestro mar”.­
Marcovecchio destaca que entre las zonas más estudiadas del mar hoy está la zona costera norte y centro que da a la provincia de Buenos Aires. “También se está observando al norte y sur de Malvinas. Después hay zonas aún de poco conocimiento, sobre todo bien al sur, llegando a la zona antártica”.­
El oceanógrafo reconoce que un buen intento para investigar sobre el mar argentino es la creación del programa `Pampa Azul'. “Este programa fue creado hace unos años y la clave está en que continúe. Tenemos que investigar un largo tiempo para conocer más sobre nuestro rico mar argentino”.­