"Las reformas no aseguran el éxito"

Pocos conocen al dedillo el proyecto de reforma previsional, repleto de artículos que para cualquier tipo común y corriente se transformarían en un laberinto, arenas movedizas. Tema para expertos, lo único que la gente sabe es que el proyecto cambia la fórmula de cálculo de las jubilaciones, y tala los ingresos con el fin de reducir el déficit fiscal.

En la Argentina de las paradojas la mitad de los niños son pobres y los diputados se baten a capa y espada por una reforma previsional que, de aprobarse, le quitaría 100 pesos a la Asignación Universal por Hijo. Dinero que va derecho al consumo, y no de televisores o celulares, sino de comida.

Pocos conocen al dedillo el proyecto de reforma previsional, repleto de artículos que para cualquier tipo común y corriente se transformarían en un laberinto, arenas movedizas. Tema para expertos, lo único que la gente sabe es que el proyecto cambia la fórmula de cálculo de las jubilaciones, y tala los ingresos con el fin de reducir el déficit fiscal.

¿Pero cuánto afecta esto a ese tercio de la población argentina que está por debajo de la línea de la pobreza? "Es raro que cambie la incidencia en los grandes números. Puede cambiar en cada caso particular, pero medir esas situaciones y ese porcentaje es muy difícil. Pienso que influye mucho más en el caso de las jubilaciones", explica a La Prensa el sociólogo Eduardo Donza, investigador del equipo del Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina.

-Los datos de desempleo se mantienen estables en un 8%. ¿Qué lectura hace al respecto?

-En el caso del sistema laboral hay dos problemas serios. El primero es que hay mucha gente que no puede conseguir el empleo que desea o no encuentra el trabajo adecuado, eso en el caso de la clase media. Porque hay una franja social que no puede elegir y son los que generan el autoempleo, como los vendedores callejeros. El segundo problema es la precariedad del sistema laboral. El 33% de los trabajadores no participa del sistema de Seguridad Social. Del lado de la estructura productiva también hay inconvenientes. Hay un sector de la sociedad que está en la pobreza y que sólo pueden trabajar en la informalidad.

- ¿Qué pasaría si bajara el desempleo en forma sustancial? ¿Alcanzaría para sacar a buena parte de esta franja de la pobreza?

- No alcanza con que baje el desempleo para que cambie el mapa de la pobreza. No se generan puestos de trabajo, pero la realidad es que el 43% sólo se inserta en la informalidad. No están capacitados para otra cosa. Y quedan enquistados ahí, no se están capacitando y cada vez están peor.

- ¿Qué ocurre con los hijos de estos trabajadores informales que están en la pobreza? ¿Los puede salvar la educación escolar o es insuficiente como recurso?

- Con la educación solamente no van a salir de la pobreza. Eso es lo que mucha gente cree. Nosotros medimos lo que es la pobreza multidemensional, que se va retroalimentando. Es decir, tienen mala vivienda, no tienen agua potable, sufren enfermedades, no acceden a los medicamentos. Viven mucho en la calle porque en su hogar están hacinados y entonces van perdiendo ciertos valores. También les falta información para saber qué recursos tienen disponibles por parte del Estado. El 48% de los menores de 18 años está en situación de pobreza.

- ¿Es suficiente lo que hace el Estado?

- El Estado desarrolla programas de transferencia de recursos, como puede ser la Asignación Universal por Hijo (AUH). Eso alcanza para salir o no caer en la indigencia, pero no para salir de la pobreza y vivir de forma digna. No podemos esperar soluciones de un gobierno, sino de una política de Estado. También deben cumplir su rol los empresarios, generando empleo e invirtiendo. Igual que los formadores de precios, ya que la inflación es un flagelo que se siente entre los más pobres de manera contundente.

- ¿La reforma laboral puede cambiar en algo este mapa?

- Algunas reformas pueden ser necesarias, pero tampoco nos aseguran el éxito. Sin inversiones sólo se logrará la flexibilización laboral por sí misma. Ese es el gran peligro. Salimos de la crisis del 2001 con políticas que apuntaban al mercado interno, pero ahora el mercado interno está saturado y entonces hay que encarar una etapa más difícil: tenemos que producir, agregar valor, para exportar y ganar mercados afuera. Ese es un gran desafío.

- Si hiciéramos las cosas bien, ¿en cuánto tiempo podría cambiar este escenario de pobreza?

- Si el Gobierno llevara adelante un esquema de políticas correctas, van a pasar diez años hasta que veamos una marcada disminución de la pobreza.