DE QUE SE HABLA HOY

La provocación ahora es un estilo de hacer política

En las últimas horas dos episodios bien distintos y de calibre muy diferente, dejan expuesto lo peligroso y lo inútil que puede ser la provocación en una decisión política. En nuestro país un hecho que parece menor provocó una reacción en la oposición al Gobierno que bien podría haberse evitado. Con la firma del presidente se publicó en el Boletín Oficial el nombramiento de Mariana Haydee Triaca como directora del Banco Nación. Esta contadora se desempeñaba como asesora de la entidad desde que la preside Javier González Fraga. La nombrada es hermana del ministro de Trabajo, Jorge Triaca.  El casó remitió pronto al escándalo con denuncia incluida cuando Delfina Rossi, la hija del ministro de Defensa de Cristina Fernández, Agustín Rossi, fue nombrada en el mismo puesto que la hermana de Triaca. El diputado del PRO, Yamil Santoro presentó entonces ante la Justicia una medida cautelar para dejar sin efecto el nombramiento, cosa que fue rechazada por el juez Pablo Cayssials.

Ahora el PRO comete el mismo error, si es que lo fuera, pero que parece una provocación. Si esta contadora es tan buena profesionalmente, qué necesidad había de incorporarla al plantel del Estado en el momento que se pide la reducción del gasto público, bien hubiera podido su propio hermano colocarla en alguna empresa privada si es que ella no quería padecer el calvario de ?buscar trabajo?.  Así no avanzamos porque hacemos hoy lo que ayer criticábamos con fuerza.

En el otro lado del mundo, en Estados Unidos, otro provocador profesional, Donald Trump, decidió reconocer a Jerusalén como capital de Israel pese a la oposición árabe, musulmana, europea y vaticana. Ordenó trasladar a esa ciudad la embajada de su país. De forma inmediata, los grupos islámicos más radicalizados lanzaron su contraofensiva y advierten sobre el avance de tiempos violentos. Hamas aseguró que si esto se cumple habrá otra Intifada. No había ninguna necesidad de desoír las voces del mundo que le pedían al presidente norteamericano que no diera ese paso en estos momentos porque podría desatar un infierno. Tras décadas de mantener una posición sobre este tema, Estados Unidos da un vuelco que podría cambiar el rumbo de la historia.

La provocación es una mala actitud y más cuando esta puede tener repercusiones internacionales de gravedad. Pero da igual si es un cargo en un banco central o el desconocimiento de un lugar santo, vulnerando las voluntades de las religiones. No había ninguna necesidad de hacer estas cosas ahora, que indican que además de querer provocar se lo hace con una gran falta de sentido de la oportunidad. Si mañana algún representante del kirchnerismo se presenta en la justicia para impugnar el nombramiento de la hermana del ministro o en el mundo recrudecen los atentados islámicos o estalla la violencia en Medio Oriente, no se muestren sorprendidos, provocaron la ira y ahora hay que pagar.

V. CORDERO