DE QUE SE HABLA HOY

Una noticia que indica que hay mucho que cambiar

En algunas cosas andamos muy mal. No puede entenderse que una de las noticias del día sea esta: La Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado dio el visto bueno a los diplomas de los 24 senadores electos en los comicios legislativos del 22 de octubre, entre ellos los de Cristina Kirchner y Carlos Menem, pese a las complicaciones judiciales que enfrentan ambos ex presidentes, que ahora gozan de los fueros parlamentarios. ¿Leyó bien? La noticia es que dos ex primeros mandatarios consiguieron evadir el brazo de la ley que a una juzga y al otro ya lo hizo por delitos graves. Ambos senadores electos están en condiciones de prestar juramento en la sesión especial convocada para el miércoles próximo, acto previo a la asunción efectiva de sus bancas a partir del 10 de diciembre. O sea que el refugio para no someterse a la justicia es valorado como una información y no como un síntoma de lo mucho que hay que cambiar las cosas. Ya se sabe que el proceso del desafuero, en caso de ser solicitado por un juez, es un trámite que pasa por la aprobación de los dos tercios de los senadores presentes en la sesión en que se trate. Y ahí entran a tallar la militancia y la orden debida por lo que conseguir un resultado favorable es muy difícil. Es triste ver que el sistema democrático mal utilizado sirva para amparar actos delictivos, para refugio de quienes han precisamente violado los juramentos que hicieron al asumir sus funciones. Miren que paradoja: el Poder Judicial no puede accionar contra el Poder Ejecutivo por responsabilidad del Poder Legislativo. Un truco fantástico para evitar rendir cuentas y un claro despedazamiento del verdadero espíritu del sistema democrático. La Ley de Fueros debe eliminarse, no tiene sentido porque en todo caso serviría solo para activar complicidades y por otro lado se supone que los legisladores electos son ciudadanos probos que cumplirán al pie de la letra su juramento y evitarán que tras su paso por la función pública, Dios y la Patria no tengan nada que demandarle. Si no es así, también hay que cambiar la calidad de nuestros representantes, chequear su honorabilidad, su sentido ético de la política y su probidad inquebrantable. Mientras tanto, poco a poco el Congreso de la Nación se está convirtiendo en una verdadera Cueva de Alí Babá.

V. CORDERO