"Perdí la ingenuidad, pero conservo la pasión"

Almudena Grandes habla de la memoria, de su último libro y de la nueva literatura española. La autora estuvo de nuevo en nuestro país para promover "Los pacientes del doctor García" la cuarta entrega de la serie "Episodios de una guerra interminable". Su trama combina ficción y realidad y llega hasta la Argentina.

Todos la conocimos por Las edades de Lulú, aquella novela que ganó el premio de literatura erótica "La sonrisa vertical" a fines de los "80 y que la lanzó a la fama. Almudena Grandes llegó nuevamente a la Argentina para presentar su nuevo libro Los pacientes del doctor García (Tusquets) y la pregunta inicial fue:

-¿Cómo se ve esta Almudena Grandes y cómo ve ahora la literatura, recordando la imagen de la chica que debutaba con Las edades de Lulú en el mundo de la escritura?

-Se ve más gorda, más vieja, más vista -responde un vozarrón que huele a noche y cigarrillos-. Cambié. Pero sigo pensando que la mejor frase sobre el oficio de escribir lo encontré en una promoción de Firestone: "Potencia sin control no sirve". Cuando eres joven, mucha potencia, poco control. Después, no perder potencia y ganar control. 

El asunto versará luego sobre el aspecto físico de Los pacientes del doctor García, de imponentes 752 páginas más un glosario de otras diez, lo que lleva a la pregunta de si los nuevos libros vienen por kilo y si las tendencias de las editoriales es extender la duración de las narraciones. Por supuesto que ella ha escrito a voluntad, como su imaginación se lo pidió, pero supone que las editoriales "suelen pedir a los best-sellers, o sea a los que venden más, una mayor cantidad de hojas porque se supone que es lo que esperan los que pagan por sus libros". 

LA POSGUERRA

Los pacientes del doctor García es la cuarta de la serie de novelas Episodios de una Guerra Interminable, recuerda la escritora a propósito de su recorrido literario por la dictadura de Franco.

"Quiero contar sobre la posguerra, aquello que vino después. Y este interés me viene por la necesidad de la memoria. Me recuerdo en la cocina de la casa con doce años, y ahí estaba mi madre y mi abuela. Yo mirando una revista y preguntando quién era Josephine Baker y mi madre contando cómo la abuela Paca la había visto en un teatro de Madrid. Y eso fue un descubrimiento, porque que una señora decente, muy católica, hubiera ido al teatro con su marido a ver a esta escandalosa señora medio desnuda que aparecía en la revista Hola era imposible. Mi madre nunca tenía cosas así para contar. Fue entonces que empecé a pensar que el progreso no era una línea recta, que algo pasó después de lo que mi abuela Paca contó, algo que se rompió. Algo que hizo que la modernidad de la abuela no se diera con mi madre que la siguió en el tiempo".

-¿Cuál es el conocimiento hoy del período franquista por los adolescentes españoles?

-La dimensión épica interesa a los jóvenes. La clandestinidad, la guerra, los guerrilleros son temas que siguen especialmente a través del comic, de las novelas gráficas tan exitosas. La memoria debe contar bien todas estas experiencias.

Entrando de lleno en Los pacientes del doctor García su autora habla de la unión de hechos reales y de ficción con una línea común en que el franquismo pesa en la vida de los personajes que transcurre en España y la Argentina. El tema de los espías y la sorprendente red que se fue gestando en España para proteger a aliados nazis y que estos no fueran atrapados y lograran refugios en países latinoamericanos, son la base de esta historia.

Clara Stauffer, la protagonistas de la novela, es un faro para mostrar que la historia no es la que nos contaron. Ella era una española de padres alemanes, nazi y falangista. Amiga de Pilar Primo de Rivera y destacada militante de la sección femenina de la Falange que creó la red internacional de protección a aliados nazis desde España hacia el mundo, que salían bien provistos de documentación falsa.

Los pacientes del doctor García es fruto de intermitentes cuatro años de trabajo, luego de que parte de ellos fueron interrumpidos por la tarea que asumió Almudena y su familia apoyando la carrera política de su pareja, Luis García Montero, poeta y catedrático español, que se postuló como candidato de Izquierda Unida con suerte adversa. Uno de los principales personajes de la obra parece que la hubiera estado esperando sin ella saberlo. Clara Stauffer, la creadora de la red internacional que protegía a los nazis, vivía en Galileo 14, a escasa distancia de la casa de la familia de Almudena Grandes.

No sólo el personaje de Stauffer fue real, también se evoca a otros como Juan Negrín, presidente de la Segunda República hasta el final de la guerra, hombre de una sola pieza en lo que hace al Estado, a la patria, al honor. Desfilan junto a Guillermo y Amparo, protagonistas de una pasional relación, una serie de figuras que en Buenos Aires tuvieron presencia real durante el gobierno de Juan Domingo Perón, como Rudolf Freude, gran amigo del presidente, o Walter Kutschman, criminal nazi que entra a la Argentina con el pasaporte del padre Olmos, carmelita de origen español, personajes estos también evocados por el escritor Jorge Camarassa en su libro Odessa al Sur.

El tema de la literatura en España en estos momentos trae una respuesta inmediata de la escritora de El corazón helado.

"Hay un fenómeno en el ámbito de la poesía. Los jóvenes leen mucha poesía. Surgieron autores jóvenes que venden mucho, hasta 50.000 ejemplares. Aparecen pequeñas ediciones de editoriales independientes, y tienen canales de difusión particulares, a partir de lecturas en distintos ámbitos, bares, en la web, formando parte de canciones de rock y rapeando. Algunos escritores interesantes, Elvira Sastre, Jesús Carrasco están dando que hablar". 

-Una última opinión sobre el futuro de la literatura.

-La literatura perdió poder, pero es inmortal, aunque sea una trinchera de competencia. No morirá nunca. Me gusta leer y mi idea sobre ella no cambió mucho. Perdí la ingenuidad, pero conservo la pasión.