El dilema de Cambiemos es hasta dónde debe cambiar

Lo que vendrá.

A partir de hoy el dilema de Cambiemos es si "cambiamos" o no. Macri, más allá del excelente resultado de las legislativas a nivel nacional, mantiene con firmeza su decisión de continuar con el gradualismo en su plan de acciones de gobierno. Aunque desde el riñón de la alianza, muchos de los hombres cercanos al Presidente sostienen que este es el momento para darle un impulso a las medidas coyunturales más urgentes sin demorarlas ni limar sus durezas.

Apoyados en el resultado de las urnas, algunos ministros mantienen posiciones más duras para enfrentar los cambios, apoyando un menor gradualismo e impulsando una política de choque con la teoría de que este es el momento político adecuado en el que el Gobierno tiene mayor apoyo popular. Pero Mauricio Macri no quiere empezar la segunda mitad de su mandato con enfrentamientos con la CGT o las otras asociaciones sindicales.

El Presidente no quiere conflictos, ni piquetes, ni caminar hacia un diciembre caliente como suele sucederle a los gobiernos no peronistas; el jefe del Estado elegirá el camino del diálogo y los acuerdos aunque las soluciones definitivas se demoren. Cambiemos a partir de hoy comienza su trabajo para el 2019 donde el fundador del PRO espera llegar con un respaldo de los ciudadanos que le garanticen un nuevo triunfo en las presidenciales. Falta mucho para esto pero los dirigentes de la alianza en el Gobierno saben que hay mucho trabajo por hacer y no serán pocas las piedras que les pondrán en el camino.

Muchos de sus rivales políticos han quedado heridos y no serán fáciles de convencer para que presten su apoyo parlamentario a la hora de avanzar en proyectos tan importantes como las reformas laboral y fiscal y una reorganización del Estado para reducir su costo. Sobre este tema Macri no descarta una reducción del número de ministerios y de la cantidad de funcionarios. Otro tema que le traerá dolores de cabeza es el de la ley de Coparticipación Federal de Impuestos y el reclamo de la provincia de Buenos Aires que pone en apuros al resto de las provincias.

Macri sabe que su camino a la reelección depende en buena medida de los gobernadores provinciales aliados, que con esta diferencia con María Eugenia Vidal y su reclamo, se pueden alejar del mandatario y dejar de respetar los pactos preexistentes. Si bien Cambiemos consolidó su liderazgo a nivel nacional y mantuvo los triunfos de la Ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, el resto de los Estados provinciales son necesarios para armar un movimiento con fuerza nacional capaz de asegurarse un triunfo en 2019 ante un peronismo que se reinventará a partir de hoy, buscando alejarse del kirchnerismo y recobrando su clásica mística partidaria. 

Cambiemos no va a cambiar drásticamente pero sí acondicionará sus acciones a apuntalar la economía atacando la inflación, reduciendo el gasto público y buscando consensos claves con los sindicatos y los empresarios. Si la Justicia sigue avanzando sobre las causas contra los miembros de los gobiernos kirchneristas, la alianza gobernante sumará adeptos en el corto plazo que puede perder si sus dirigentes no controlan sus impulsos triunfalistas o sus declaraciones altisonantes sobre las que después deben pedir perdón.