Esta foto es todo un símbolo del estado de confusión al que hemos llegado dando muestras de una rotura absoluta del orden legal y de la insensatez que nadie se atreve a explicar y mucho menos a revertir. Una mujer mapuche registra a un policía para dejarlo entrar a "su territorio".
La imagen indigna porque degrada al funcionario y le da autoridad a una mujer que es extranjera, seguramente indocumentada y además usurpadora de propiedad privada. Pero se admite que sea ella quien controle a la autoridad legalmente constituida que act£a en nombre de la Justicia. No puede ser que nadie reaccione ante esta barbaridad, que nadie del Gobierno aclare qué está pasando en Chubut y con estos miembros de una organización violenta que no supera los treinta integrantes y a los que todos parecen temer.
Controlan las tranqueras de los campos privados y no permiten pasar ni siquiera a sus verdaderos propietarios, quemaron el puesto de un peón del campo y lo dejaron tirado en medio de la nada, desnudo y con diez grados bajo cero de temperatura. No es normal que ni siquiera el gobernador provincial sea capaz de poner en orden este atropello realizado en nombre de reivindicaciones que nada tienen que ver con nuestro país. El desgraciado caso Maldonado, que debe aclararse con urgencia, puso a la luz esta situación terrible que se vive en la Patagonia desde hace tiempo.
¿A quién le corresponde actuar y por qué no lo hace? Es la pregunta a responder. ¿Vamos a dejar que un grupo de encapuchados violentos corten las rutas, ocupen tierras y además ejerzan el poder de policía en la región?, algo no está bien o no nos dan toda la información porque en un estado democrático el respeto a la ley debe ser la base donde cimentarlo. En esta foto y en esta historia, se están violando cantidad de normas y principios de convivencia que pueden peligrosamente convertirse en un ejemplo a seguir.
El silencio del Gobierno no ayuda a aclarar el tema, y la presión política de la oposición, amparados en la desaparición del joven Maldonado agrega confusión. Urge saber qué pasó con Santiago y también poner fin a esta situación extraña que se vive en el sur.
V. CORDERO