Sobre la confusión del tiempo final

El periodista español José María Zavala propone un viaje al corazón de Fátima de una inusual ortodoxia.

El secreto mejor guardado de Fátima
Por José María Zavala
Planeta. 312 páginas

La gran apostasía moderna en la Iglesia es el corazón de las apariciones de la Santísima Virgen en La Salette y está en el fondo del llamado Tercer Secreto de Fátima. Esa ha sido siempre la conclusión de los más respetados estudiosos de Fátima y es también la tesis del periodista y escritor español José María Zavala (Madrid, 1962), a la que llegó tras una exhaustiva investigación que emprendió cien años después de los hechos ocurridos en la Cova da Iria, Portugal.

Bajo el prisma de la apostasía, o pérdida de la fe, Zavala indaga en la resistencia de los papas a cumplir con el pedido de la Virgen de revelar el Tercer Secreto en 1960 y consagrar a Rusia a su Inmaculado Corazón, guiados en este caso por la Ostpolitik. Del mismo modo, cuestiona la interpretación que dio el Vaticano cuando finalmente difundió -en junio de 2000- uno de los más grandes enigmas de la historia.

La versión oficial no sólo vinculó el texto del Tercer Secreto con hechos ocurridos en el siglo pasado, sino que quiso ver un símbolo de la Iglesia perseguida en esa visión de una ciudad en ruinas y clérigos caídos, y hasta un reflejo del atentado sufrido por Juan Pablo II ("el obispo vestido de blanco que cae muerto").

Lejos de eso, Zavala recuerda que los especialistas siempre consideraron que la frase que cierra la segunda parte del secreto ("En Portugal la fe se conservará...") era la clave de lectura de la siguiente. En línea con ese razonamiento, el Tercer Secreto aludiría a la defección de la jerarquía eclesiástica.

En El secreto mejor guardado de Fátim, el periodista español repasa las circunstancias en que se redactó el texto y expone una serie de inconsistencias en el relato de cómo sucedieron las cosas, para lo cual consulta la correspondencia de sor Lucía, documentos, archivos, confidencias de testigos y una vasta bibliografía. Las dudas empiezan por la divergencia que hay entre los testigos de la época y la versión oficial a la hora de señalar el lugar donde se conservó el secreto y hasta sobre su misma extensión.

Zavala tarda en entrar en asunto y explicar estos valiosos detalles. Digresivo, aunque el interés del lector nunca decaiga, su ensayo gana en claridad cuando el autor le confiere la forma de una pesquisa policial.

La investigación lo lleva a la misma conclusión a la que arribó el periodista italiano Antonio Socci: que el texto publicado por el Vaticano no estaba completo, y que habría otro escrito, complementario, de apenas veinticinco líneas, que se conservó en los apartamentos papales y se mantiene en la sombra.

Recuerda que los especialistas, como el padre Joaquín Alonso, encontraron que el mensaje de Fátima seguía una misma secuencia: visión, seguida de una explicación de la Virgen. Y que en el último caso sólo se dio a conocer la visión. Una ausencia que da pábulo a la sospecha de ocultación.

Pero este hilo del que tira Zavala se angosta cuando el periodista postula que el hueco podría corresponder con un manuscrito que le llegó en forma anónima. El autor acompaña ese documento con un informe pericial que corrobora que la caligrafía es de sor Lucía, y un análisis donde deja constancia de otras similitudes en el estilo.

Sin entrar a tallar en la cuestión de la autenticidad de ese manuscrito, lo cierto es que el viaje al corazón de Fátima que propone Zavala, un converso por intercesión del padre Pío, es de una inusual ortodoxia para un periodista. Es también un recordatorio de que la apostasía de la propia Iglesia extenderá una oleada de confusión por el mundo que puede llevar a la pérdida eterna de millones de almas. Una confusión que presagia los últimos tiempos, y frente a la cual empalidecen las peores catástrofes y guerras.