DE QUE SE HABLA HOY

Hay que indignarse ante este caso de traición a la patria

Algo pasa en nuestra Argentina en los últimos tiempos, algo que no es habitual que se note públicamente porque en todo caso, se disimulaba o se escondía: hay dirigentes políticos que tienen miedo. Y lo peor del caso es que no lo disimulan, lo disfrazan con excusas casi infantiles a esta altura como ese cuento reiterado de la "persecución judicial" o el último que habla de "la lista negra de 500 nombres".

Ahora aparecen en radios de poca difusión diciendo que saben que irán presos, que los jueces ya los sentenciaron, que van a pasar momentos muy duros, y sí, van a pasar momentos muy duros como compensación de los muchos momentos muy blandos en los que vivieron en el país de la impunidad.

A mí no me importa, es decir, me importa menos el asunto de la corrupción económica, porque por esas cosas pocos acabarán entre rejas y la mayoría zafará con chicanas legales, lo que me importa, lo que me indigna, es que se escuden en retóricas falsas quienes cometieron realmente traición a la patria.

Y esta es la causa judicial que más preocupa a quienes participaron de esta estafa moral a la Nación y a juzgar por el nivel intelectual de los participantes, deben haber sido fáciles de corromper y convencer por los asesinos de los muertos en la AMIA. Hoy tienen miedo, y hacen bien, porque esas orejas que ellos hoy le ven al lobo, no permitieron que los muertos en aquel atentado pudieran verlas para escapar del horror. Tengan miedo, hacen bien en tenerlo, porque las pruebas se suman, los testigos van levantando las alfombras donde escondieron la mugre manchada de sangre. Todo un país, todo un Congreso, preparados para que tres asesinos extranjeros consiguieran que la policía internacional ya no los detuviera y el asesinato de 85 ciudadanos siguiera impune. Una trama maquiavélica que escondía bajo supuestos beneficios económicos un pacto de horror, un engaño vil que vaya uno a saber a qué precio se vendió el honor de Argentina. Hoy salen en los medios diciendo que tienen miedo, que irán presos "injustamente" pero se olvidan que también injustamente volaron la sede de la mutual judía. Ellos se sentaron a negociar en nombre de todos los argentinos, y eso no debemos perdonárselos jamás, porque quisieron hacernos aparecer como un pueblo de imbéciles a los que como corderos mansos se les podía "vender" cualquier cuento porque ellos, que tenían el poder, no fallarían en el intento. Pero fallaron y a pesar de que el fiscal Nisman dejó su vida por perseguirlos, no pudieron quemar todos los papeles comprometedores, aunque vaya ironía, a ellos sí, se les quemaron los papeles.

V. CORDERO