DE QUE SE HABLA HOY

Resulta que al "sinvergüenza" lo asesinaron

¿Y ahora cómo sigue esta historia?  Ya se supo que una pericia de la Gendarmería apunta a que al fiscal Alberto Nisman, cuya muerte en enero de 2015 cuatro días después de denunciar a la entonces presidenta de encubrir a supuestos terroristas iraníes, sigue sin esclarecerse, dos personas lo golpearon en la nariz y en la zona renal, lo drogaron con ketamina y le dispararon a la cabeza, en su departamento de Buenos Aires.

Ya no hay excusas, ya no se puede seguir hablando de un suicidio sino de un trabajo de sicarios profesionales que no pudo terminar en el crimen perfecto. ¿Quiénes fueron? ¿Quiénes los contrataron? ¿Para quién trabajaban? Estas y más preguntas hay que contestar para que Nisman descanse en paz y sus asesinos no tengan descanso. Ensuciaron todo, la escena del crimen, las pistas, los testigos apócrifos, el relato del "suicidio", los peritajes y hasta plantaron el cuerpo quemado de una mujer frente al edificio donde vivía el fiscal.

La fiscal y la jueza no pudieron o no quisieron seguir. Funcionarios del poder Ejecutivo que se hicieron presentes en el lugar jamás explicaron con claridad qué hacían allí, antes que llegaran los peritos policiales. Mataron a Nisman de mil maneras y por mil causas; pretendieron ensuciar su imagen con campañas de desprestigio que ofendían a sus hijas; hasta se jactaron de dudar de su sexualidad; lo acusaron de tener dinero en el exterior y hasta embargaron a su madre. Pero resulta que lo mataron, que no estaba deprimido ni que se había dado cuenta que su denuncia era intrascendente. Lo asesinaron y no son muchos los motivos por los que lo harían. Pero para eso está la justicia. Ahora que hay una pericia seria y contundente habría que recordar que el 17 de marzo de 2015, el entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, definió la posición del Gobierno sobre el fallecido fiscal. "Se le dieron muchos fondos para que esclarezca el caso AMIA y ver quiénes eran los responsables del atentado a la AMIA y el los dedicaba para salir con minas y pagar ñoquis. Un sinvergüenza de los que pocas veces se ha visto en este país. No se santifica a los muertos porque se murieron". Pero resulta que lo asesinaron, terminaron con la vida de "un sinvergüenza como pocos" y ahora habrá que dar explicaciones del porqué aquel ensañamiento y ahora estas causas. Será Justicia.

V. CORDERO