"Mis historiadores preferidos son Toynbee y Enrique de Gandía"

LECTURAS DE AUTOR: Armando Alonso Piñeiro lamenta el olvido de Raúl A. Molina, fundador de la revista "Historia" en la década de 1950. Valora a los investigadores que destruyen mitos y seducen al lector con un estilo atractivo.

-¿Qué libro o libros está leyendo ahora?

-Césares, de José Manuel Roldán y la Maravillosa historia del español, de Ernesto Moreno Fernández.

-¿Qué autor nuevo o clásico descubrió últimamente? ¿Por qué motivos lo atrapó?

-Ninguno.

-¿Podría mencionar un historiador o ensayista argentino de cualquier época que considere injustamente olvidado por la crítica o los medios culturales?

-El historiador Raúl A. Molina, quien en los años "50 del siglo pasado, fue un profesional brillante fundador de la revista Historia en cuyo homenaje yo fundé la revista-libro Historia, que ha cumplido 36 años. Excelente investigador, prácticamente ningún colega lo recuerda, lo que resulta lamentable en quien ha aportado tantos trabajos excepcionales.

-¿Es afecto a releer libros? ¿Hay algunos a los que vuelve con más frecuencia que a otros?

-No, salvo que necesite alguno para determinado original que esté elaborado en determinado momento.

-¿Lee en dispositivos electrónicos? ¿Lo recomienda?

-No. Soy absolutamente dependiente del papel.

-¿Visita librerías de viejo, ferias, librerías de saldos? ¿Podría mencionar alguna favorita?

-No. No suelo hacerlo, porque en mi biblioteca de 12.000 volúmenes cubre todas mis necesidades profesionales.

-¿Es lector habitual de literatura? ¿Tiene algún autor favorito en cualquier época del que conozca a fondo su obra? 

-No, si bien mi autor favorito en literatura es William Shakespeare.

-¿Lee novelas históricas? ¿Qué impresión tiene del género? ¿Le resultan útiles para sus propias empresas intelectuales? 

-No leo novelas históricas, porque cuando lo hacía, siempre encontraba inexactitudes.

-¿Recuerda uno o más libros consagrados -en cualquier género- que se le resistiera y no haya podido terminar de leer?

-No.

NUEVAS REALIDADES

-¿Cuáles son sus historiadores preferidos de cualquier tiempo o lugar? ¿Por qué los prefiere?

-Mis historiadores preferidos son dos. En materia especializada internacional, Arnold J. Toynbee. En lo que hace a nuestro país, Enrique de Gandía. Ambos tienen la característica de destruir mitos, encontrar nuevas realidades y seducir al lector con un estilo singularmente atractivo.

-¿Lee biografías?

-No.

-¿Qué elementos básicos cree usted que debe tener un buen ensayo histórico?

-Me permito corregir lo de "ensayo histórico", definición algo superficial para una obra especializada, cuyos elementos básicos son:

a) conocimiento de todo lo publicado por terceros;

b) investigación propia, fundada en documentos de archivos;
c) proceso de hermenéutica de cada documento descubierto;

d) incluir en notas a pie de página o en un Apéndice todo el aporte erudito utilizado. No hacerlo podría ser connotado con plagio.

-Por último, si es imposible ser escritor sin ser primero lector, ¿qué libro siente que lo convirtió a usted en escritor? 

-Ninguna mentira me ha convertido en autor. A mediados del siglo XX estudié procesos históricos como el Bizantino y gracias a mi correspondencia con el Príncipe Láscaris Comneno -a la sazón vivía en Madrid- y descendiente directo de la dinastía bizantina Láscaris Comneno, publiqué mi primer libro: Los once siglos de Bizancio. Pero he aquí que mi amistad con los historiadores Enrique de Gandía y Ricardo Rojas, me hizo volcar a la investigación del pasado argentino. Ambos coincidieron en subrayar que mientras sobre historia bizantina no había nada digno de descubrir en América latina, el desarrollo de nuestro país permitiría descubrir documentos inéditos. Así ocurrió, en efecto con mis investigaciones en los archivos históricos de Buenos Aires, Washington, Madrid, Sevilla, Valladolid, Londres, México, Colombia, el Vaticano, Roma, etc., etc.