La AFA ganó la más absurda de las batallas

La Selección argentina afrontará el decisivo partido contra Perú en la Bombonera. En lugar de buscar una solución para los males del equipo nacional, se prefirió ocultar la basura debajo de la alfombra y sólo se cambió el escenario. Una medida poco seria en un momento muy delicado.

La AFA ganó la batalla. Tal vez la más absurda, pero eso es lo de menos y por estas horas los dirigentes argentinos deben estar golpeándose el pecho jactándose de haberse salido con la suya. La Selección afrontará el decisivo partido contra Perú en La Bombonera, como si la mudanza del Monumental a la cancha de Boca vaya a asegurar embolsar los tres puntos que tanto necesitan los albicelestes para gambetear el fracaso de no estar entre los protagonistas de Rusia 2018.

No bien se consumó el decepcionante empate con Venezuela en el estadio de River, la primera solución a la que se recurrió fue plantear el cambio de escenario. No se discutió el pobre rendimiento del equipo nacional, la falta de respuestas anímicas de los jugadores en momentos de tensión y mucho menos la ambiciosa, pero poco productiva, intención del técnico Jorge Sampaoli de refundar a la Selección con un esquema táctico que los futbolistas aún no comprenden o no consiguen llevar a la práctica. No, lo que importaba era emprender una apresurada mudanza. Al parecer, la estrategia de esconder la basura debajo de la alfombra funciona a la perfección.

Suena a capricho abandonar la tradicional sede de las presentaciones del Seleccionado. No existen argumentos valederos. Como nunca en los últimos tiempos, el césped del Monumental fue un aliado ideal para que los jugadores albicelestes pudieran desplegar sus innegables condiciones. Pero ni siquiera en un escenario tan apto para jugar bien, Argentina consiguió abandonar su pobre imagen futbolera del pasado reciente.  

Tampoco tiene sustento la idea de que, a diferente de la cancha de River, la Bombonera se hace sentir. El presunto frío que se percibe en Núñez tiene una doble procedencia: las gélidas actuaciones de la Selección y el hecho de que habitualmente el público que asiste a los partidos del elenco nacional se parece más al de una función teatral que al que puebla las tribunas de los estadios de nuestro país. Salvo que a través de algún pasadizo secreto se permita que alguna barra brava integrada por señores con prohibición para ingresar en los estadios vaya a aportar el calor que no es común en este tipo de cotejos, pensar en una Bombonera que haga sufrir a los peruanos es apenas una excusa.

En todo caso, es más probable que estos jugadores que se van a marzo en la materia “personalidad” se transformen en víctimas de una cancha devenida en hervidero si el resultado no es el que la Selección necesita para clasificarse.

Si algún apasionado del revisionismo histórico o de las estadísticas quisiera aportar algún dato a la discusión, seguramente recordaría que la última vez que la Argentina disputó un partido decisivo en La Boca en el marco de las eliminatorias no terminó bien. Pasó en 1969, cuando los albicelestes empataron 2-2 con un Perú -justamente Perú- liderado dentro de la cancha por un exquisito Teófilo Cubillas y se quedaron al margen de México 1970. Los antecedentes no juegan a favor. Está claro.

También sería conveniente acotar que la capacidad de la cancha de Boca es mucho menor que la de River. Eso significa que no sólo la Selección contará con menos apoyo cuantitativo, sino que además la AFA embolsará menos dinero en concepto de recaudación.

Para hacer de esta movida un tema aún más absurdo, es preciso recordar que no se sabe quién tuvo esta luminosa idea. Primero se dijo que fue una ocurrencia de Sampaoli, pero desde el entorno del entrenador lo desmintieron. Luego se deslizó que algunos futbolistas hicieron el pedido, algo bastante curioso ya que son pocos los jugadores que pueden levantar la voz para hacer una propuesta como ésta. Entre ellos está Javier Mascherano, quien por su pasado riverplatense seguramente no propondría ir a la Bombonera. Tampoco lo haría el capitán Lionel Messi, pues jamás pisó ese césped en un partido por los puntos y tampoco incluiría esta cuestión entre sus materias pendientes... El resto… bueno… el resto del plantel tampoco asoma como portavoz de semejante reclamo.

La conclusión lógica es que se trata de una iniciativa de los dirigentes.  Los mismos hombres que hicieron posible el bochornoso 38-38 en una elección en la que votaban 75 personas. Los mismos hombres que sabotearon a Gerardo Martino forzando su salida antes de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y obligaron a participar de esa competición a un equipo remendado con un Jorge Olarticoechea dejado a su suerte. Los mismos hombres que eligieron a Edgardo Bauza a pesar de que sólo Armando Pérez, el titular de la nefasta Comisión Normalizadora, apostaba por él. Los mismos hombres que desmantelaron la estructura de los seleccionados juveniles. Los mismos hombres que quedaron en evidencia por sus turbios manejos a la hora de digitar las sanciones impuestas por el Tribunal de Disciplina. Los mismos dirigentes a los que se les mueren los jugadores de Ascenso por golpearse la cabeza contra un paredón.  Los mismos hombres que avalan partidos sin público visitante y que siguen sumidos al poder barbárico de los barrabravas. Los mismos hombres que le dieron vida a una Superliga que con un mayor aporte de dinero para alimentar la voracidad de clubes con economías famélicas por pésimas administraciones oculta los problemas estructurales de un fútbol que en esencia sigue siendo el mismo fútbol patético de siempre…

Sea como fuere, la AFA se salió con la suya. El 5 de octubre la Selección se medirá con Perú en la Bombonera. Ese día se sabrá si el equipo de Sampaoli todavía podrá soñar con estar el Mundial o si el fútbol argentino arderá en la hoguera de las vanidades.