Túnel de Agua Negra, un salto al futuro

En este afán se inscribe la obra del Túnel de Agua Negra, que unirá San Juan y la región chilena de Coquimbo, cambiando por completo el mapa comercial del noroeste argentino.

El Gobierno parece estar lanzado tras el objetivo de saldar una vieja deuda argentina: concretar las obras de infraestructura tantas veces postergadas y que el sector productivo necesita para bajar costos y volverse finalmente competitivo.

En este afán se inscribe la obra del Túnel de Agua Negra, que unirá San Juan y la región chilena de Coquimbo, cambiando por completo el mapa comercial del noroeste argentino.

El Túnel de Agua Negra, que tendrá un recorrido de 14 kilómetros a través de la cordillera de los Andes, abrirá una nueva puerta al comercio binacional. Buena parte de la producción del NOA, desde la minería hasta la agropecuaria y la industria, podrán alcanzar renovados destinos por esta vía, a menor costo. Será también el trampolín para acceder a los mercados del Pacífico.

Los beneficios, que claro está incluyen también un mayor flujo turístico, serán binacionales. El costo de la obra ronda los u$s 1.500 millones y la licitación se encuentra en etapa de preclasificación. Los interesados son múltiples, pero una vez más las empresas de origen chino están a la vanguardia.

Entre las firmas chinas hay cuatro que ya hicieron explícito su interés de participar: Consorcio CRS, China Railway Tunnel Group Co, Ltd, Benito Roggio e hijos S.A, Ingeniería y Construcción Sigdo Koppers S.A.; Consorcio China Railway Construcción CO y Panedile S.A.; Consorcio Power China LTDA y Sacde S.A.; y Consorcio CCCC y JCR S.A.

La empresa que obtenga los derechos de construcción deberá acometer el plan de obra trazado por el EBITAN (Ente Binacional Túnel de Agua Negra). El proyecto consta de dos túneles paralelos, uno para cada sentido de circulación: descendente desde Argentina hacia Chile y ascendente de Chile a la Argentina, de 13,9 km de longitud. 

El portal argentino está a 4.085 metros sobre el nivel del mar de altitud, y el portal chileno a 3.620, lo que otorga al túnel una pendiente media de 3,37%. La separación entre túneles varía entre los 40 y 50 metros. El trazado vial interior será con curvas de muy altos radios.

Las calzadas tendrán un ancho de 7,50 metros, con sendos espacios laterales para circulación peatonal y servicios. La altura libre de circulación vehicular será de 4,80 metros. Además, contará con galerías peatonales de conexión entre túneles para emergencias, separadas 250 metros entre sí, a lo largo de todo el trazado, y galerías de interconexión vehicular cada 1.550 metros.

El principal obstáculo para llevar adelante la obra del Túnel de Agua Negra era, como siempre, el financiamiento. Esto hacía que las empresas participantes en la licitación tuvieran que asegurar el crédito por el 70% del proyecto. Sin embargo, tras la asunción de Mauricio Macri como presidente de la Nación, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) confirmó un préstamo de u$s 1.500 millones para la concreción del proyecto, con lo cual se despeja el principal obstáculo a la vista.

La buena relación política y comercial que Argentina y Chile mantienen con China, más las vasta experiencia que las empresas del Gigante Asiático tienen en obras de semejante calibre, hacen prever que tal vez sean las que finalmente obtengan la licitación para construir el Túnel de Agua Negra, que estaría listo para 2020.