Con los colores no se juega

El diario inglés The Telegraph incluyó a la camiseta de Vélez en la lista de las más lindas del mundo. La elección es polémica, seguro. Y también invita a pensar en las casacas que menos les agradaron a los hinchas del fútbol argentino.

En el mundo del fútbol existen determinadas cuestiones que no permiten margen para la discusión. Una de ellas, transformada ya en una verdad irrefutable, es que ninguna camiseta es más linda que la del equipo del que uno es hincha. Podrá haber modelos que gusten más o menos, pero cualquier jugador ataviado con los colores de nuestro equipo se transforma en el hombre mejor vestido sobre la faz de la tierra. 

El diario inglés The Telegraph se adentró en el difícil terreno de herir la susceptibilidad del universo futbolero y le dio vida al ranking de las camisetas más lindas del mundo. La suplente del Bayern Munich se llevó todos los aplausos, en un acto que bien podría servir también para enorgullecer a los simpatizantes de Tigre, pues la casaca del conjunto bávaro es muy parecida a la del Matador de Victoria. Pero, sin dudas, los que por estas horas sacan pecho y se lo golpean gritando a los cuatro vientos en señal de inocultable satisfacción son los de Vélez, pues la combinación de uniforme titular, suplente y tercera camiseta aparece entre las 15 más hermosas escogidas por la publicación británica.

La clasificación de The Telegraph puede consultarse en la web de ese diario, pero la intención no es celebrar la ocurrencia, que seguramente generará polémicas entre quienes quedaron al margen del selecto grupo de equipos más elegantes, sino pensar en todo lo contrario. Es decir, en las camisetas más recordadas por no ser precisamente las más atractivas...

MALDITA MODERNIDAD
La modernidad ha sido mala consejera para las empresas encargadas de diseñar la indumentaria de los equipos. La necesidad de imponer modelos ha disparado combinaciones exóticas y desagradables que ponen a prueba el amor por los colores. La incesante búsqueda de incrementar las ventas y sorprender a los hinchas ha obligado a muchos hombres y mujeres a cubrir sus cuerpos con diseños que al menos, les deben haber generado incomodidad.

Sin dudas, la primera que surgiría en una imaginaria nómina de afrentas al amor por la camiseta es la rosa de Boca, obra de Nike en 2014, que expuso a los xeneizes a los más desopilantes bromas. Tampoco fue muy feliz la violeta y rosa de 2013 o las amarillo flúo, la franja amarilla ancha, las rayitas blancas... En fin...
No mucho mejor resultó la idea de Adidas de transformar a River en una curiosa versión de la Naranja Mecánica en 2016, pero recordando los 30 años de los goles de Norberto Alonso a Boca con la famosa pelota anaranjada. Curiosamente, las opiniones de los millonarios van del oprobio a la venta masiva de esas prendas, pero no hay dudas de que fue rara... muy rara.

La intención de jugar con la historia le dio a Topper vía libre para confeccionar una llamativa combinación de rosa y celeste para Racing en 2005. No sólo le propinaba un golpe a los ojos, sino que se usó una vez y el equipo perdió, así que La Academia la sepultó en el baúl de los malos recuerdos.

También internándose en los más recónditos sectores del archivo, Puma vistió de amarillo a Independiente en 2014 para homenajear al Rojo copero de la década del "70, que en realidad apeló solamente a esos colores por una cuestión de apuro en una gira por Asia. La verdad, el modelito siglo XXI no era muy lindo que digamos...

PECADOS IMPERDONABLES
Un repaso apurado permite comprender que la innovación no es una costumbre reciente, sino que estos pecados ya se han cometido a granel en el pasado. Ferro, un elenco de los que se extrañan en Primera, lució siempre su orgulloso verde, hasta que Topper en 1998 lo transformó en un insólito violeta, que también se usó no hace mucho en el fútbol de Ascenso.

Platense, otro equipo que se fue al descenso para más nunca volver, tuvo un contratiempo en la temporada 1988/89. Vencido su contrato con Topper, salió a la cancha sin proveedor y emparchó la vieja camiseta con un marrón de distinto tono que no la hacía precisamente muy prolija. El equipo de Vicente López también ha sido una víctima de diseñadores con concepciones estrafalarias por mucho tiempo...

San Lorenzo, por culpa de la firma Signia, se disfrazó de cuervo y lució un uniforme negro con una manga amarilla en 1998. Esta invención, por suerte, no duró mucho y quedó apenas como una travesura textil. 

¿Y cómo calificar la poco agraciada camiseta de Rosario Central en 1994? Penalty recurrió a una peculiar concepción de la geometría para darle forma a una casaca que poco favor le hace a la tradicional casaca a bastones verticales azules y amarillos que caracterizan a los canallas.

Esta arrolladora maquinaria no ha tenido empacho en burlarse de la identidad de los equipos, al punto que el verde alguna vez cubrió el pecho de los jugadores de Arsenal y Godoy Cruz, o el gris a Estudiantes, en otros síntomas de que para algunas creaciones no hay límites.

Es posible dar con miles de ejemplos. La lista es inagotable. Basta con tomarse un rato para hacer memoria o preguntarle a Google, el más memorioso de los amigos. Sea como fuere, nadie podrá discutir que la camiseta de nuestro equipo es la más linda. Y que con los colores no se juega...