Cosecharás tu siembra

Los sistema de producción agropecuaria han sido motivo de controversias durante los últimos años. Para los especialistas, es importante que se compatibilicen las normativas, y el sistema de pool ocupe un lugar adecuado con normativas vinculadas al arrendamiento que garanticen la rotación de cultivos, costos relativos y mejores prácticas agrícolas.

Durante el intenso debate instalado con motivo de la agria relación entre el anterior gobierno y el agro, los funcionarios acudieron a las deliberaciones de la FAO, en Roma, con motivo del déficit alimentario mundial, embistiendo contra los llamados pools de siembra, a los que señaló como un ejemplo de la malsana especulación financiera, haciendo referencia al caso de un pequeño ahorrista argentino que invirtió 16.000 dólares en uno de ellos y obtuvo una renta del 30 por ciento en seis meses. 

Los pools constituyen organizaciones productivas conformadas por una asociación de inversores, destinadas a alquilar campos por uno o varios años. Logran así una escala mayor, que usualmente resulta en mejor productividad, competitividad y rentabilidad. Constituyen un instrumento genuino de financiación de los cultivos que reemplaza el crédito bancario escaso y costoso. Un reducido número de esos pools, los más grandes, se establecen bajo la figura jurídica de fideicomisos, de uniones transitorias de empresas u otros sistemas que procuran garantías sólidas. 

Los de menor magnitud, más numerosos, consisten en asociaciones de pequeños inversores, habitualmente reunidos en centros urbanos del interior, de las cuales participan profesionales médicos, comerciantes, empleados, talleristas o jubilados del lugar, que confían sus ahorros a gerenciadores, sean ingenieros agrónomos, contadores o contratistas de maquinaria agrícola, quienes alternan su condición de contratistas con la de gerentes del pool.

Con frecuencia, sus organizadores son pequeños agricultores propietarios de predios menores, verdaderos minifundios de dudosa rentabilidad, que deciden ampliar y mejorar su empresa, arrendando tierras a otros propietarios, quienes por su edad, desconocimiento del negocio u otras razones, prefieren alquilarlo. Quienes tienen juicios adversos a los pools aducen que se trata de capitales golondrina que concentran sus compras de insumos en los grandes centros urbanos y, una vez recogidas las cosechas, se retiran dejando un saldo de desempleo y discontinuidad de sus actividades. 

Sin embargo, la constante expansión de estas organizaciones, refleja una realidad muy distinta. Los malsanos efectos rentísticos sobre los que se advierte no son tales. 

Por otra parte, y sin perjuicio de que, como excepción, en circunstancias climáticas muy favorables, pueda darse una muy alta rentabilidad, lo corriente son beneficios del 10 al 15 por ciento por año, con los riesgos propios de cualquier explotación a campo abierto (sequías, granizo, inundaciones).

Contrariamente a lo que desde algunos sectores se pretendió inducir a creer, esta red de asociaciones productivas constituye un nuevo diseño democratizador de acceso al negocio agrícola, que extiende los beneficios de esta actividad a millones de personas, mayoritariamente pequeños ahorristas. 

En efecto, el sector agropecuario es ahora un semillero de pequeñas empresas, incluidos desde contratistas de siembra o de cosecha hasta proveedores de fertilizantes, agroquímicos y maquinaria agrícola o talleristas, sin dejar de lado a los camioneros que transportan las cosechas. Hay escaso conocimiento sobre esta red de pymes que es el agro, cuando se pretende reducir el debate a la existencia de grandes y pequeños productores, una visión desactualizada de la cuestión. 

La exitosa inserción en la economía rural argentina de los pools ha estimulado la rápida incorporación de tecnología, cuyos frutos están contenidos en los más de 100 millones de toneladas de granos cosechados en la campaña que acaba de culminar. Su creatividad y su veloz desarrollo en nuestro medio rural, al igual que sus beneficios, han provocado el interés en otros países agrícolas, donde se los analiza como un modelo de efectos productivos y competitivos por imitar.

Horizontes

Las modalidades productivas, exigen ahora la necesidad de contar con legislación que permita hacer sustentables los suelos y los campos. Para evitar los monocultivos, y promover las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) es fundamental mirar el largo plazo en los contratos de alquiler, con fundamentos agronómicos y normativas acordes. 

En materia de alquileres se advierte una puja para la nueva campaña con las inundaciones de fondo. En las zonas sin excesos hídricos, y sólo por muy buenos campos, hay subas superiores al 10% en los valores, mientras que en las regiones anegadas se prevén bajas y mayores exigencias de los arrendatarios.

Los alquileres agrícolas para la campaña, 2017/2018, están en discusión entre dueños de campo y arrendatarios, y por primera vez en años, por anegamientos que traspasan una campaña agrícola y una cosecha que según la zona se demora más de lo previsto, se aprecian tres escenarios diferenciados en cuanto a los precios cerrados y al volumen de contratos efectivamente realizados.

Ello tiene que ver con las regiones que quedaron a salvo de los excesos hídricos y tuvieron rindes por encima de lo esperado, las que han tenido alguna afectación parcial y aquellas que siguen claramente con problemas de agua. 

En las regiones que se salvaron y los rindes fueron de buenos a muy buenos hay contratos con subas de al menos un quintal más respecto del ciclo pasado. En el último mes, para esos casos, y sólo por las muy buenas tierras, se reactivó la pugna por alquilar y los precios treparon entre un 10 y un 20%. En ese rango se cerró un 50 a 80% de los contratos para el nuevo ciclo.

Donde las lluvias generaron algún tipo de anegamiento o problema, aunque no en una gran superficie, para esas situaciones los contratos están replicando valores del año pasado y se indica que el año en materia de alquileres viene neutro. 

En tanto, donde los campos han quedado complicados por las inundaciones y aún hay una tarea intensa para terminar la cosecha en las partes donde sí se puede recolectar de lo poco cerrado en arrendamientos predominan las bajas antes que las subas.

Al haber limitaciones de superficie por la situación hídrica, algunos dueños de campo en zonas no afectadas buscan hacer valer la tierra que tienen disponible para empujar los valores. Las variaciones climáticas, y los cambios normativos, además de las condiciones de los mercados, inciden ahora de un modo diverso, sobre las nuevas modalidades de producción.