"La inflación está desfasada un año"

Recién en 2018 bajaría el guarismo al 17 por ciento, afirma el economista Fabio Rodríguez, socio de Myrasociados. No se cumplirá la meta del Banco Central y el 2017 cerrará en 25%. El Gobierno eligió bajar el nivel de precos en detrimento del crecimiento. El nuevo IPC nacional permitirá coordinar las expectativas. "Aún no está ganada la batalla", asegura el experto.

El Gobierno puede mostrar orgulloso que el índice de inflación de junio fue el más bajo de los últimos siete años. Fruto de una política monetaria dura que planchó la actividad económica y postergó la inversión y la creación de empleo, los precios iniciaron en verano una parábola fluctuante que terminó por volverse claramente descendente con 1,3% en enero; 2,5% en febrero; 2,4% en marzo; 2,6% en abril; 1,3% en mayo y, finalmente, 1,2% el mes pasado.

Que esta tendencia se mantenga dependerá en buena medida de los aumentos de tarifas, de la suba de los combustibles y de la conducta del tipo de cambio. Al menos ahora el Indec cuenta con el IPC nacional, un instrumento que le permitirá obtener un mejor registro de lo que ocurre con los precios en el país, dividido en seis regiones para su estudio.

"Claramente es un avance para destacar en este gobierno. Por supuesto en el sentido de que se trata de un instrumento que ayudará a la política monetaria, que necesita mucho de la coordinación de expectativas -explica el economista Fabio Rodríguez, director de M&R Asociados-. Siempre es bueno contar con un índice único que refleje los comportamientos en las seis regiones en las cuales se dividió el país. Antes estaba el índice de la Ciudad de Buenos Aires y el de algunas provincias cuyos institutos de estadísticas mantienen su prestigio".

-¿Hay un afán de Cambiemos por recuperar la transparencia en las estadísticas oficiales?

-Siempre la mejora de las estadísticas fue una pieza clave en este Gobierno. Ante el bastardeo que el índice de inflación sufrió durante el kirchnerismo, el cambio es bienvenido. Se trata de un instrumento importante para un Banco Central que diseña su política inflacionaria a partir del manejo de las expectativas.

-¿Falta coordinar el costado fiscal?

-Es evidente que la denominada pata fiscal es un desafío muy importante para este gobierno. El nuevo instrumento puede ser aplicado a esto, teniendo en cuenta que será tomado como referencia para las negociaciones de paritarias o para establecer el CER. Servirá para negociar contratos y se transformará en un indicador más coordinado.

SUSPICACIAS

-Hubo algunas suspicacias en torno al nuevo IPC nacional. Sospechas de que podría arrojar resultados de menor inflación.

-Destaco que no se ha dado esta divergencia que se venía manejando hasta el momento. La inflación mensual y la acumulada han sido similares a nivel nacional y en Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires. El IPC-GBA muestra una inflación acumulada del 12%, contra 11,8% del nacional. Si uno va a los guarismos mensuales, la disparidad también es baja.

-¿Se podrá trazar un mapa más claro del impacto de los precios en todo el país?

-Uno va a poder apreciar las distintas ponderaciones de las canastas de bienes y servicios en cada región. Ahí hay un desafío para la política monetaria porque a nivel GBA los bienes pesan un 60% en la canasta, y los servicos un 40%. A nivel general, en cambio, los bienes son dos tercios, y los servicios un 33%. Esa disparidad será clave ya que en las regiones donde pesan más los bienes la alteración del precio del dólar tendrá un pese más relevante a la hora de hablar del traslado a precios. Lo mismo con aquellos bienes transables que responden a un precio internacional.

-Desde lo técnico, ¿la implementación del flamante índice impedirá realizar comparaciones interanuales?

-Pienso que el Banco Central irá migrando cada vez más a utilizar este nuevo índice, y también lo usará para el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM). Con el tiempo realizará una suerte de empalme entre éste instrumento y el GBA, hasta que se completen los doce meses.

-¿Coincide con que la inflación está transitando una parábola descendente?

-Ahí lo que veo, en lo que es una interpretación de política económica, es que el Gobierno llega a las elecciones con una noticia favorable por el guarismo de la inflación, y no tanto por las cifras del crecimiento. En la combinación entre crecer y bajar la inflación, Cambiemos fue más favorable a bajar la inflación. Este año llegará al 21% anual y podrá decir que es la más baja en 7 años, pero cuando uno ve el tema desde el lado del bienestar, falta crecimiento. Es débil. El crecimiento ha traccionado poco empleo, por lo cual lo que siente el bolsillo es una sensación negativa.

-¿Alcanza este dato para ganar las elecciones desde lo económico?

-La inflación es el dato del que puede agarrarse el gobierno en la campaña, más que la creación de empleo y el crecimiento. Pero no está ganada la batalla. La inflación será superior a la meta establecida por el Banco Central. Es evidente que la inflación se resiste a bajar del 1,5% mensual. La núcleo da por encima de la inflación general. Hay un gran desafío por delante.

-En esta política dura que hace foco en talar la inflación, ¿aumentar la nafta o algún servicio es darse un tiro en el pie?

-Cada vez que hay una onda de reajuste en los servicios regulados, tenemos un saldo en la inflación mensual que llega al 2%. Y luego nos tranquilizamos cuando baja al 1,5%. Y está por delante el sendero energético, con aumentos por venir. El transporte aún está sin tocar. Es buena la tendencia declinante cuando se la mide de manera interanual, pero hay enormes desafíos por delante.

LAS RAZONES

-¿Por qué baja la inflación, por el éxito de la política monetaria o porque la gente consume menos?

-Como dije, el Gobierno trabajó la política económica más para bajar la inflación que para crecer. En ese marco estableció una política monetaria dura con una tasa que decidió, por ahora, dejar fija en el 26,25%. Es una tasa fuertemente positiva. Eso claramente tiene un costo en materia de actividad, inversión y consumo. Durante seis meses tuvimos el anclaje del tipo de cambio, con uno de los precios más bajos de la economía. La tasa se movía al 12% junto con la inflación y el dólar estaba en el 2%. Ese efecto no lo tendremos más en el segundo semestre. El dólar correrá como la tasa y la inflación. Lo que indica eso es que el Banco Central seguirá con su política monetaria dura de altas tasas de interés.

-¿Es realmente importante alcanzar la meta en términos de credibilidad para el Gobierno?

-Se habla de la meta de inflación, pero no se va a cumplir. Hay que mirar las tendencias y que se afiance una parábola descendente. Será tarea del Banco Central explicar luego las divergencias entre la meta de inflación y las cifras reales. Pero considero importante coordinar las expectativas. Cuanto más se pueda acercar al 20%, más cerca estará de perforar la barrera psicológica. Ya no se trata de mirar el mes de diciembre, sino de atravesar la barrera del 20% en términos de tendencia.

-¿El Gobierno se impuso objetivos demasiado exigentes en materia fiscal y de inflación?

-El parámetro de metas de inflación está un año corrido, desfasado. Si uno ve las declaraciones del primer ministro de Economía (Alfonso Prat Gay), llegó a hablar de una inflación del 25%, y fue del 40%. La de 25% la tendremos este año. En 2018 tal vez haya entre 15 y 17%.

-¿Por qué es tan difícil de recortar el gasto?

-Hay dos tercios del gasto público que son inflexibles. Ahí están todos los subsidios sociales, las jubilaciones, las universidades. Después lo que queda es cortar los subsidios económicos.

-Mientras tanto, continuará la política de fuerte endeudamiento externo.

-Absolutamente. El Gobierno tiene una pauta, que es financiar el agujero fiscal con deuda. Igual, a futuro va a tener que mostrar algo más. No es sólo que los mercados están líquidos y nos prestan, sino que habrá que lograr más crecimiento a través de una mayor productividad, trabajando microeconómicamente. Y ver entonces cómo se puede dar la señal de bajar la toma de deuda. En los niveles estamos bien, pero en la tendencia y la velocidad del endeudamiento estamos mal. Será relevante ver el peso que tendrá el pago de los intereses de la deuda cada año. Será del 2% del PBI, dinero que se destina al repago de la deuda y no puede ser utilizado para otra cosa.