Antes y después de Vaca Muerta

Ramiro Castiñeira cree que "puede cambiar el panorama energético argentino".

-¿Hay un antes y un después para Argentina si se explota Vaca Muerta?

-Las pocas pruebas de probeta que YPF realizó en Vaca Muerta muestran que los pozos tienen un potencial de productividad igual o mayor que los de Estados Unidos. Si arrancamos y vamos al mismo ritmo que ellos, es decir fuerte, puede llegar a cambiar el panorama energético argentino.

-¿Existe una continuidad de políticas al respecto?

-El desarrollo de Vaca Muerta para la Argentina es una obligación porque las cuencas convencionales están agotadas. Toda la matriz energética está montada sobre el gas, y el gas en la Argentina está escaseando. El Gobierno puso ahora el precio del gas al mismo nivel al que cuesta importarlo. El precio está convergiendo a nivel internacional para que lleguen las inversiones. El inversor debe saber que no depende de decisiones políticas. El otro tema importante es que las empresas puedan exportar, porque el mercado argentino es muy chico.

-Si el potencial se concreta habrá una fuerte llegada de dólares. ¿Habría que cambiar la estrategia productiva teniendo en cuenta que se verá afectado el tipo de cambio?

-Lo que hay que hacer es rediseñar la Argentina. Lo que hicimos fue encerrarnos y mirar para adentro. Quisimos hacer negocios sólo con 40 millones de habitantes, cuando en el mundo hay 7.500 millones. Ese es el error estratégico argentino. El único sector que piensa su dinámica desde un plan exportador es el campo. Que justamente es al único que le va bien. El resto de los sectores sólo pide protección. La presión tributaria llevó a que el industrial sólo sobreviva si lo protege el Estado. El empresario acepta la presión impositiva siempre que el Estado le permita cazar en el zoológico. Terminó siendo un juego perverso. Los argentinos se han dado cuenta en las fronteras de que afuera todo es más barato. Nos estamos endeudando para mantener un esquema que no es sostenible.