Buscan recuperar la confitería Del Molino

Tras más de 20 años de abandono el edificio de Callao y Rivadavia fue comprado por el Estado con el objetivo de restaurarlo. Además de funcionar como restaurante, pastelería y bar la idea sería que cuente con museo y centro cultural.

Luego de años de abandono y dudas sobre su futuro, uno de los grandes símbolos porteños, la Confitería del Molino, ubicada en la esquina de Callao y Rivadavia, fue adquirida por el Estado Nacional para recuperarla.

Según publicó el boletín oficial se desembolsó una cifra cercana a los 182 millones de pesos. "Inscríbase en el Registro de la Propiedad Inmueble de la Capital, a nombre del Estado Nacional, la titularidad del dominio del inmueble ubicado en avenida Rivadavia 1801/07/15 esquina avenida Callao 10/20/28/30/32 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires", señala el artículo 2 de la resolución por lo cual se paga esta suma a los descendientes de los fundadores de la mítica confitería.

La idea ahora es la de llevar adelante el plan que ya se había establecido para recuperar la confitería, según lo estableció la ley de expropiación 27.009, sancionada en noviembre de 2014.

Según señaló la ley en su momento en el artículo quinto, el inmueble se destinará a las siguientes actividades:

a) El subsuelo y la planta baja deberán ser concesionados para su utilización como confitería, restaurante, local de elaboración de productos de panadería, pastelería o cualquier otro uso afín a dichas actividades.

b) El resto del edificio deberá consagrarse a:

1. Un museo dedicado a la Historia de la "Confitería El Molino" y el rol que ésta tuvo en el crecimiento y consolidación de la democracia argentina;

2. Un centro cultural a denominarse "De las Aspas", dedicado a difundir y exhibir la obra de artistas jóvenes argentinos que no haya sido expuesta públicamente en ningún medio.

El inmueble pasará a integrar el Congreso Nacional y a formar parte de la llamada manzana legislativa. En febrero del año pasado, tras el cambio de gobierno, se estableció que el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda se haga cargo del trámite.

Fue así como se oficializó el acuerdo entre la Subsecretaría de Coordinación del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda, y las firmas Argital Sociedad Anónima, y Rocabren Sociedad Anónima.
Una vez que se de el visto bueno, se espera que la puesta en valor quede a cargo del equipo del Plan Rector de Intervenciones Edilicias (PRIE), quienes estuvieron al frente de la restauración del Palacio Legislativo.

Serán los arquitectos y restauradores del Prie quienes ingresarán al inmueble para ver en que condiciones está, hacer un relevamiento de las instalaciones, y ver que materiales y dinero se necesitará para que el histórico edificio vuelva a relucir.

"La del Molino es la confitería más importante de toda América como representante del estilo Art Nouveau, que supera a la que está en Río de Janeiro y es una de las mejores del mundo", señala a La Prensa Willy Pastrana, presidente de la Asociación Art Nouveau de Buenos Aires (AANBA).

Pastrana agrega que este estilo que se distingue por líneas de muchas curvas, nació a principios del siglo XX, y se expandió por grandes capitales, como en España con Gaudí, Francia, Alemania e Italia con el movimiento que se denominó Liberty.

"Buenos Aires es una de las ciudades donde más se puede distinguir unas 300 grandes obras de este estilo, entre las más importantes está el Palacio Barolo, el Teatro Colón y la cúpula del Congreso Nacional", agrega el especialista.

Pastrana señala que en esta ciudad el Art Nouveau quiso erigirse como "expresión de progreso. Por eso la mayoría de estas obras aparecen en barrios como Once, Congreso, San Telmo, lugar de fuerte inmigración, no así en la zona del Barrio Norte donde vivía la clase más tradicionalista".

Otra característica del Art Nouveau es lo alegórico, lo imaginativo. "Así se ve en esta confitería con su gran molino de viento, en la galería Güemes con sus animales o en el Palacio Barolo y la Divina Comedia", cuenta el presidente de AANBA.

"La confitería lleva 20 años cerrada, y está deteriorada. Esperemos que pronto empiecen las obras y para fin del año que viene ya pueda estar funcionando", comenta.

Pastrana indica que el inmueble cuenta con planta baja, sótano y un primer piso de 4 mil metros cuadrados. "Es un lugar emblemático, de los más conocidos de Buenos Aires".

Otra característica que lo hace único es un frente que fue revestido en mayólicas de vidrio con incrustaciones de oro puro. "Tenía 13 estatuas, una por cada provincia, en homenaje al centenario del 9 de julio de 1916".

El pasado jueves Pastrana junto a músicos del teatro Colón, el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta y el autor de la ley de expropiación, el ex senador Samuel Cabanchik, se reunieron en la puerta del histórico edificio.

Bajo el canto de óperas, la proyección de una película sobre la confitería y la iluminación de un hermoso farol como los que tuvo, pidieron que El Molino reabra pronto con todo su esplendor.

La primera Confitería del Molino fue fundada por el señor Gaeteano Brenna en 1868, en la esquina de las calles Federación y Garantías (hoy Av. Rivadavia y Rodríguez Peña), donde se hallaba un establecimiento conocido como la Confitería del Centro, tomando su nombre del molino a vapor Lorea, primer molino harinero instalado en la ciudad de Buenos Aires.

Convirtiéndose pronto en uno de los mejores comercios en su rubro funcionó allí hasta el 15 de diciembre de 1903, cuando con motivo de la construcción de la Plaza del Congreso, la confitería ve obligado su traslado, adquiriendo la esquina que actualmente ocupa. En 1916 inauguran "La Nueva Confitería del Molino", coincidiendo con el año del Centenario de la Independencia.

El autor de esta gran obra fue el arquitecto italiano Francisco Gianotti, quien nació en 1881 en Lanzo, un pequeño pueblo italiano del Piamonte, cercano a Turín y murió en Buenos Aires en 1967.

Durante sus años de estudiante conoció a Alfredo Melani, profesor de la Academia de Bellas Artes de Milán, a quien luego reconocerá como maestro. Luego de egresar de la Academia de Bellas Artes de Turín, donde obtuvo el título de Arquitecto en 1904, un contacto de Melani (el profesor de Tompé) le dará la oportunidad-junto a su hermano Juan Bautista- de estudiar en Bruselas, donde conocerán las obras y las teorías de Víctor Horta y Henri van del Velde.

Antes de llegar a la Argentina había realizado algunas obras en Milán, entre las que figuraron varias decoraciones de interiores, especialmente la del Palazzo Casanova, en la Piazza del Duomo.
En el verano de 1909, Gianotti llegó a Buenos Aires con la representación comercial de la firma Arcari, Fontana & Cía. (Fabricantes de hierro forjado, muebles, vitrales y bronces) y comenzó su trabajo de dibujante con los arquitectos Arturo Prins y Oscar Razenhofer.

Además de la confitería del Molino, se puede destacar de su autoría la Galería Güemes en Florida 165/171, el Edificio de oficinas y comercio para Ana Ortiz Basualdo de Olazábal, Av. Presidente Roque Sáenz Peña 647/51 y el proyecto para el monumento a la Bandera Nacional, en la ciudad de Rosario (junto con el escultor Troiano Troiani).

Desde su fundación hasta hasta 1997 la Confitería del Molino logró reunir a habitués notables de la ciudad, fue centro de reuniones políticas y grandes fiestas en sus salones.

En 1992 paso a integrar el Catálogo de Edificios de Valor Patrimonial de la Ciudad, y el 24 de Octubre de 1997 fue declarado Monumento Histórico Nacional.