Se necesitan 100 compresiones por minuto para salvar una vida

Gracias al conocimiento y experiencia ganados por la comunidad médica, las técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) se han reducido a maniobras cada vez más simples y sencillas con las propias manos, y con su ayuda cualquiera puede salvar la vida de una persona que atraviesa un paro cardiorrespiratorio. "Hasta hace no mucho tiempo la RCP era algo muy complejo; hoy se sabe que mientras el paciente sea masajeado convenientemente la posibilidad de sobrevida es mucho mayor", explica el doctor Walter Stoermann, médico cardiólogo, ex presidente de la Federación Argentina de Cardiología (FAC) y actual secretario de la Red Nacional de RCP y Areas Cardioasistidas de la Federación.

La técnica correcta consiste simplemente en juntar ambas manos, una sobre la otra, sobre el esternón del paciente acostado boca arriba -el hueso flexible del pecho donde se unen las costillas- y realizar una serie de compresiones firmes, a razón de 100 por minuto. 

El entrenamiento de quien lo hace evita cualquier posibilidad de lesión, pero lo cierto es que ese riesgo es absolutamente menor al lado de la posibilidad de salvar la vida del paciente, que de no recibir ayuda inmediata fallecerá en breves minutos. "Estas maniobras deben repetirse hasta tanto el paciente se reanime, o hasta que llegue la ayuda, la ambulancia con el desfibrilador y personal más entrenado", añade Stoermann.

Ante la sospecha de que una persona acaba de sufrir un paro cardiorrespiratorio, se debe evaluar ante todo la seguridad de la escena: "Lo primero que hay que ver es que no se trate de un tiroteo, de un incendio, que no haya agua en el piso y que no haya un cable de electricidad suelto alrededor, para no sumar una víctima más", advierte la doctora Patricia Morales, médica cardióloga, integrante de la Comisión Directiva de la FAC.

Una vez comprobada la seguridad de la escena, se deben comprimir fuertemente los hombros de la persona caída y preguntarle con voz fuerte cerca del oído: "¿Me escucha?". Se observa si la persona responde y si mueve el pecho en señal de que respira. "Si nada de esto sucede, la persona es una víctima y está en paro cardiorrespiratorio", dice la doctora.

A partir de allí se debe llamar inmediatamente al número de Emergencias de Salud e informar que hay una víctima que no responde y no respira, de modo que quien atiende del otro lado de la línea, debidamente entrenado, comprenda enseguida el carácter de la urgencia y pida el auxilio apropiado. Luego se inician los movimientos de RCP.

AREAS CARDIOASISTIDAS

"Buscamos que en cada lugar de trabajo, en cada edificio público, en cada actividad cultural o deportiva, exista gente que sepa reconocer un paro cardiorrespiratorio y realizar los masajes, pero también la posibilidad de una desfibrilación precoz", define Stoermann.

Un paro cardíaco, explica, se manifiesta la mayoría de las veces por un tipo de arritmia conocido como fibrilación ventricular, que requiere el uso de un desfibrilador. Se trata de un dispositivo que, operado por personal capacitado, permite reconocer la arritmia e inducir a que se normalicen los movimientos del corazón.

Morales explica que las Areas Cardioasistidas "son entidades públicas o privadas que piden la cardioasistencia, de modo que la FAC le indica los pasos a seguir". Estos consisten básicamente en tener una cantidad de empleados por turno -según la cantidad de gente que trabaja o que circula en el lugar- debidamente capacitados en RCP, y la colocación de un desfibrilador externo semiautomático, "que tiene que estar a una distancia del puesto más lejano no mayor a 4 minutos" entre ida y vuelta, "porque el cerebro sólo puede estar sin oxígeno 4 minutos, pasados los cuales disminuye un 10 por ciento por cada minuto adicional la posibilidad de sobrevivir".