Ya todos saben que River le ganó el clásico 3 a 1 a Boca en la Bombonera. Siempre hubo bromas de ganadores sobre perdedores. De hecho la 12 boquense tenía preparadas dos coronas una para el equipo y otra para Gallardo guardadas en la cancha que el señor Guillermo Barros Schelotto vio y celebró. El técnico asistió a la Clínica Favaloro a visitar a su hermano médico y una empleada de la administración le pidió sacarse una foto con él. El mellizo aceptó y posó para la instantánea. La sorpresa fue que la chica puso tres dedos de la mano en su cintura en referencia al resultado del partido. La imagen recorrió las redes sociales. Para Barros Schelotto "fue una falta de respeto total", un calificativo que bien se le podría haber aplicado a él cuando siendo jugador tenía continuamente actitudes antideportivas. Usted perdió un partido y nada más, el fútbol es un juego y basta. La empleada de la Favaloro fue sancionada y la entidad emitió un comunicado en tono severo donde "lamenta profundamente la actitud irrespetuosa e inaceptable de uno de sus empleados, al difundir una fotografía agraviante de un paciente". ¿Qué paciente? Hasta se atreven a mencionar una "violación a los principio éticos del doctor René Favaloro". Una vergüenza haber llevado esta broma a estos límites. Y el señor Schelloto, si fuera un caballero debería llamar a las autoridades del centro médico para pedir que no sancionen a la empleada por esa foto y decirle a los de la 12 que quemen las coronas.
V. CORDERO