Malvinas: La memorable actuación del Bahía Paraíso

La nave de la Armada Argentina cumplió no sólo una misión logística sino que se convirtió en un buque hospital. Uno de su tripulantes, el Capitán de Navío (R) Fernando Santos recordó con orgullo los acontecimientos que le tocó vivir.

Hace 35 años, Fernando Bernabé Santos -hoy Capitán de Navío (R) de la Armada Argentina- con 23 años y con el grado de Guardiamarina se encontraba embarcado en el buque logístico y de Transporte Polar ARA Bahía Paraíso realizando la Campaña Antártica 81/82. A partir del inicio de la guerra contra Gran Bretaña la nave llevó a cabo una memorable actuación: Primero como buque logístico y después como buque hospital. Entre sus más importantes misiones participó de la recuperación de las Islas Georgias, realizó cuatro viajes a Malvinas, trasladó helicópteros del Ejército Argentino, transportó prisioneros británicos, rescató a 72 sobrevivientes del Crucero Belgrano, brindó atención médica de 234 heridos y evacuó a más de 1.800 soldados al continente tras la rendición.

Con emoción y orgullo, Santos -recientemente declarado ciudadano ilustre en su natal Santa María (Catamarca)- recordó junto a La Prensa aquellos acontecimientos históricos que le tocó a vivir a bordo del Bahía Paraíso como ayudante del jefe del departamento de abastecimiento, a cargo todos los servicios del buque, timonel de lancha y señalero de la cubierta de vuelo.

- El 3 de abril de 1982 se recuperaron las islas Georgias del Sur. ¿Qué recuerda de aquella operación?
- Nosotros ya estábamos en las Georgias desde el 24 de marzo cuando desembarcamos a un grupo especial de la Armada en apoyo a los obreros de Davidoff. Luego permanecimos en la zona patrullando con nuestros dos helicópteros y nos encontramos con el buque científico ingles HMS Endurance originándose una persecución que duró varios días. Hasta que el 3 de abril a las 11 de la mañana comenzó el operativo de recuperación de las Georgias con el arribo de la corbeta de combate Guerrico con Infantes de Marina. Durante el ataque se originó la caída de un helicóptero que vimos humear y caer como una bolsa de papas causando la muerte de dos soldados (Almonacid y Aguila) y 5 heridos. En la operación también murió el cabo Guanca y la Guerrico fue seriamente averiada. A partir de ese momento, el clima a bordo del Bahía Paraíso cambió, todos ocupamos el rol de combate y el comandante nos ordenó tener un bagaje en el camarote y estar preparados para cualquier emergencia.
- ¿También recibieron prisioneros de guerra?
- Si, tuvimos a bordo a 22 Royal Marines y 14 científicos ingleses. Atendimos a un soldado inglés herido en el brazo, quien al principio le tuvo desconfianza al cirujano argentino, hasta que al otro día se le inflamó y se le comunicó que si no se hacía atender corría el riesgo de que se lo cortaran. Entonces su jefe, el teniente Mills, le ordenó que se dejara operar. Nosotros respetamos la Convención de Ginebra, ellos hacían gimnasia y tenían esparcimiento. El 4 de abril nos replegamos con dirección a Puerto Deseado para dejar a los heridos y días después desembarcamos los prisioneros en Puerto Belgrano.
- ¿Cuándo se convierte el Bahía Paraíso en buque hospital?
- Fue el 14 de abril, en Puerto Belgrano, después de recibir la orden, ingenieros navales comenzaron a trabajar para adaptar toda la popa del buque del lado de estribor como buque hospital. Se agregaron tres quirófanos mas, una sala grande de terapia intensiva, una sala de cuidados intermedios y una sala de internación de 250 camas en una de las bodegas. Ahí el buque se pintó con ocho cruces rojas. Zarpamos el 27 de abril y permanecimos navegando en la zona de Puerto Madryn. Hasta que el 2 de mayo nos llega el mensaje del hundimiento del crucero General Belgrano.
- ¿Cómo fue el rescate de los sobrevivientes?
- A la una de la mañana del 3 de mayo nos ordenan dirigirnos a la zona del hundimiento, en medio de un temporal con vientos de hasta 120 km. por hora. El día 4 llegamos a la zona y comenzamos la búsqueda mediante una carta náutica, un radar y la información de los aviones Neptune. Primero encontramos balsas vacías y las hundimos según marca el protocolo. A las 10.30 rescatamos a los primeros sobrevivientes. En total rescatamos seis balsas, 72 personas con vida y 17 muertas a causa, en general, de las quemaduras o congelamiento. En el momento que los sobrevivientes trepaban por medio de las redes, los médicos los llevaban al centro de recuperación, los desvestían, un baño caliente y luego un caldo, pero de a poco. Tuve la dicha de rescatar a un compañero que al querer abrazarme se desvaneció del agotamiento que tenía. A una de la tarde encontramos una balsa que tenía un cuerpo arriba sin vida de otro compañero mío con los brazos abiertos y otros dos cadáveres adentro. Una de las órdenes que recuerdo era que los que teníamos compañeros de promoción -entre los rescatados- los alojáramos en el camarote para acompañarlos y hablar. Navegamos hasta el 11, un día después llegamos a Ushuaia para dejar a los sobrevivientes y los cuerpos.
- ¿Realizaron más viajes a las Malvinas?
- Hicimos cuatro en total. Después del rescate de los sobrevivientes del Belgrano, volvimos a Puerto Belgrano donde finalmente pintamos todo el buque de blanco para cumplir con las reglamentaciones internacionales de la Cruz Roja para un buque hospital. Además, cargamos víveres para 30 días calculados para alimentar a 10 mil personas. El 30 de mayo zarpamos a Malvinas por primera vez, como buque hospital. El 31 llegamos a la isla Soledad, donde los ingleses ya estaban desde el 21 de mayo. En ese momento se acercaron tres helicópteros ingleses y uno con un cartel de tela escrito en español que decía: "Alto. Inspección. Pare máquina". Bajó un grupo de marines fuertemente armados que revisó todo el buque de proa a popa para ver si teníamos armamentos o municiones. Los ingleses objetaron los víveres pero se tranquilizaron un poco cuando le "explicamos" que estábamos haciendo la campaña antártica. Por suerte no objetaron nada y nos permitieron seguir a Puerto Argentino.
- ¿Qué tareas cumplieron en Puerto Argentino?
- Cuando arribamos el 1º de junio se incorporaron al buque los inspectores de la Cruz Roja, uno de Noruega y otro de Dinamarca, lo cual nos daba una garantía enorme para poder circular sin peligro de ser atacados. No acabábamos de llegar cuando un Sea Harrier inglés pasó arriba nuestro y vimos como la artillería nuestra lo bajó. Luego sacamos los heridos del hospital de Malvinas, unos 40, y también desembarcamos un 40 % de vivieres que llevábamos, todo ante la mirada de los inspectores de la Cruz Roja. Por la noche, desde la dársena, los combates eran impresionantes y se veían y escuchaban los bombardeos. Luego partimos al encuentro del buque hospital inglés Uganda. Ahí ellos nos piden medicamentos y sangre porque se les había coagulado toda la que tenían. Nos pasaron 47 heridos argentinos. Nosotros días después le enviamos, en una misión especial, la sangre que nos habían solicitado, unos 100 litros aproximadamente. Otra tarea que tuvimos fue evacuar a los tripulantes de ELMA Río Carcarañá que había sido hundido. En el segundo viaje a las islas, el 8 de junio, trasladamos una ambulancia y una cocina para Puerto Argentino. Recibimos más heridos y cuando queremos desembarcar más víveres nos dicen que no necesitaban más. En ese segundo viaje, en un hecho todavía no aclarado, nos pasó cerca un misil inglés que entró a 200 mts de proa, rebotó en una lancha de prefectura y explotó en una casa matando a tres kelpers. Los bombardeos eran constantes, día y noche.

- ...y llegó el 14 de junio, el día de la rendición.
- Estábamos en el continente y a mí me sorprendió con mucho dolor. Los inspectores de la Cruz Roja llamaron a Ginebra y nos autorizaron a viajar nuevamente a Malvinas. Llegamos el 16 junio. El Uganda nos pasa los últimos 50 heridos argentinos. El clima en el buque era todo dolor. Ahí también comenzó la evacuación de los soldados hacia el continente, más de 1.800 trasladamos. Se los atendió en todo sentido. Se curó a los heridos, se les cambió equipo y ropa y se les entregó alimento. Recuerdo como te abrazaban y agradecían la comida... no entiendo como soldados pudieron pasar hambre con la cantidad de víveres que transportamos. El 19 junio llegamos a Punta Quilla, Santa Cruz, y al día siguiente iniciamos el último viaje a las Malvinas para evacuar al regimiento de Infantería de Marina. El 27 terminó nuestra misión.
- ¿Qué mensaje le deja toda esta experiencia única vivida hace 35 años?
- Malvinas dejó una huella profunda. Por un lado, el autoritarismo y la desconfianza fueron las actitudes más negativas que afectaron las operaciones logísticas. Y, por otro lado, yo trato de ayudar a los ex combatientes para poder rescatar lo positivo de la guerra. Si bien hubo miserias, yo siempre les aconsejo tirar para adelante, y valorar los hechos heroicos, las actitudes relevantes como el amor a la patria, el trabajo en equipo y el espíritu de cuerpo.

 

Epígraf efoto; 1
Crédito: GUSTAVO CARABAJAL