Siete días de política

Trump: "Yo le hablaré de Corea y Macri me hablará de limones"

El presidente norteamericano pintó con una sola frase al nuevo gobierno argentino que ignora los devaneos ideológicos del anterior y apunta a resolver los problemas corrientes de gestión.

Si Cristina Fernández hubiese sido recibida el miércoles pasado por Donald Trump en la Casa Blanca en lugar de Mauricio Macri, al presidente norteamericano nadie lo hubiera salvado de una lección de política internacional al paso y de una arenga sobre los peligros del holocausto nuclear y de la tercera guerra mundial. Es difícil imaginar que la ex presidenta hubiese evitado caer en tan previsible tentación.

Pero Trump lo recibió a Macri que reconoce la diferencia de escala entre su país y el de su anfitrión y que también era conciente del sinsentido de desperdiciar los minutos de que disponía en el Salón Oval hablando de cuestiones de la agenda internacional que no figuran en la propia.

Por lo contrario, empleó su tiempo en asuntos a los que CFK no hubiera dedicado un sólo segundo por pedestres como las importaciones de limones y de biodiesel. Quien da lecciones de economía al FMI y de relaciones internacionales en la ONU está necesariamente por encima de esa menudencias.

Muy poco diplomáticamente Trump resaltó la diferencia de escala y al mismo tiempo describió con agudeza a su interlocutor: un empresario que además es un político y que tiene como prioridad hacer arrancar la economía antes de las elecciones que están cada vez más cerca. Para él, las jugadas estratégicas de las potencias en el tablero internacional carecen del menor interés.

¿Y cómo le va con la economía? Hay especialistas con influencia en la city y en el "establishment" que creen que la política del Banco Central no está sintonizando con los objetivos electorales del gobierno. En el corto plazo la estrategia antiinflacionaria de tasas altas es recesiva y el Banco Central puede perjudicar las chances del macrismo en las urnas.

En esta última posición se encuentra la Unión Industrial que nunca pudo digerir la idea de Macri de fomentar la competitividad bajando las barreras aduaneras y aumentando al mismo tiempo el costo del dinero.

Para los economistas vinculados con la industria nativa las subas de las tasas dispuestas por Federico Sturzenegger aumentarán el ahorro, disminuirán el consumo y conseguirán finalmente bajar la inflación, pero simultáneamente provocará una baja percetible de la actividad.

Sobre este último punto no hay disenso. Hay distintas opiniones, en cambio, cuando se evalúa la real necesidad que había de subir las tasas como lo hizo Sturzenegger.

Para algunos economistas no era necesario subir las tasas en las actuales circunstancias, porque para junio y julio la inflación bajará sí o sí. Rubros importantes como carne e indumentaria están en un proceso de estabilización y para esos meses los ajustes de tarifas ya habrán terminado. La inflación de abril podría superar así los dos puntos, pero para mayo se espera 1,5% y para junio y julio (justo antes de las PASO) cerca del 1%.

Así, el "enfriamiento" de la economía parece producto de un exceso de celo por parte del BCRA combinado con expectativas demasiado ambiciosas. Si en lugar de haber fijado el 17% de inflación para este año, se hubiera fijado el 20%, no hubiese sido necesaria tanta presión sobre la tasa con su secuela recesiva. Tampoco se hubiese presionado tanto sobre los sindicatos para que cierren por el 18%.

En síntesis, la estrategias económica y política no coinciden. Para ganar elecciones se necesita aumentar la actividad y el consumo, algo que no sucede o que sucede muy lentamente. ¿Peligra por lo tano la suerte electoral de Cambiemos?

Nada permite asegurar por ahora eso, porque el peronismo sigue en estado de semiparálisis. Las circunstancias, además, no lo ayudan. La crisis en Santa Cruz ya golpeó directamente a CFK y a Alicia Kirchner y resulta inevitable trazar el paralelo, salvando las correspondientes distancias, con la situación venezolana.

Durante la última semana también se conoció un video de Florencio Randazzo convocando a posibles aliados para competir contra Cristina Fernández. En ese trance dice claramente que Macri "es el enemigo", una expresión desafortunada si lo que quiere es ampliar su base electoral incorporando clase media y no ahuyentar a los independientes.

Al peronismo todo parece sumarle en contra porque sigue sin reformularse, sin oxigenar una estructura en otra época hegemónica, pero que por el actual camino puede terminar como la UCR: convertida en una sombra de lo que fue.