Una historia de amor podría salvar a la Unión Europea

El matrimonio de Macron con su ex profesora encanta a Francia. ¿El amor salvará a la Unión Europea? El político (39 años) es el más europeísta de los aspirantes a la presidencia. La pedagoga (63), guapa y siempre bronceada, es su principal consejera. Su aventura matrimonial ha conquistado a los franceses.

¿El amor salvará a la Unión Europea? El político (39 años) es el más europeísta de los aspirantes a la presidencia. La pedagoga (63), guapa y siempre bronceada, es su principal consejera. Su aventura matrimonial ha conquistado a los franceses. Quebró uno de los últimos tabúes occidentales (la diferencia de edad entre los cónyuges) y le dio un toque de autenticidad y calor humano a un candidato telegénico, fríamente intelectual, cuyas banderas desafían tanto a las oscuras tendencias xenófobas que prosperan por doquier como a la proverbial desconfianza gala hacia el capitalismo.

Las encuestas gritan que, si no hay un vuelco sorpresivo de última hora, Emmanuel Macron y la acerada Marine Le Pen pasarán el domingo a la segunda vuelta. Es probable entonces que la próxima primera dama de Francia, sea Brigitte Trogneux, profesora de lengua y literatura, que justamente abandonó su profesión en 2015 para apuntalar la carrera de su marido hacia el Palacio del Elíseo. Se convirtió desde entonces en la asesora número uno de Macron, incluso tenía una silla reservada en las reuniones de gabinete cuando era ministro de Economía de Francois Hollande. ¡Ah, los franceses!

Se conocieron en una escuela secundaria administrada por los jesuitas. Fue en Amiens, ciudad natal de Macron. El tenía 17 años, era un estudiante brillante que leía poemas en voz alta en las clases de Trogneaux, por entonces casada con tres hijos. El amor por las bellas letras selló la unión. ¡Qué mejor pretexto! Debieron luchar contra la adversidad. Ella abandonó a su marido, pero la familia de Emmanuel no quería saber nada, exigió a la docente que se alejara del muchacho hasta que concluyera la universidad. ""Nunca te librarás de mí"", le advirtió Emmanuel a su amada. Y así fue. En 2007, la pareja que rompe moldes contrajo enlace en Touquet donde tienen una casa. Se llevan 24 años de edad, exactamente la misma diferencia que Donald y Melania Trump.

EL HOMBRE

Macron es tanto un producto típico del establishment como un líder rupturista, con un gran encanto personal. Estudió en la Escuela Nacional de Administración, la incubadora de la elite gobernante de Francia, pero se enriqueció trabajando para la banca Rothschild. Tiene tanto formación matemática como filosófica (se especializa en Hegel y Maquiavelo, lo que resulta ideal para conducir al pueblo). Se lo conoce como el Mozart del Elíseo por el hecho de ser un pianista consumado. Su ascenso hacia el firmamento del poder es comparable al de un cometa. En marcha!, se llama la plataforma multipartidaria que ha creado y que ha ido sumando adhesiones de pesos pesados conforme su sonrisa de manual de marketing se encaramaba en las encuestas.

El ex ministro, por cierto, defiende doctrinas liberales en un país donde el antiliberalismo es enorme, feo y tradicional. The Economist confía en que, si gana los comicios, se convierta en el Thatcher de París: someterá al Estado obeso a una dieta estricta. El progresismo lo ve como "un lobo de derecha con ropaje socialista", pues Macron quiere que los franceses trabajen más, que las tiendas abran los domingos y ha incitado a los jóvenes a que tomen como modelo a los multimillonarios de Silicon Valley. El hundimiento del Partido Socialista (por incompetente) y del centrismo (por los escándalos de corrupción) le abrieron a Macron las puertas del Cielo. Se le reprocha al candidato independiente su extremismo de centro y su ambigüedad. Lo han llamado insustancial.

Es una agresión injusta. Al fin y al cabo, Macron sostiene las ideas correctas. En uno de los debates presidenciales,le espetó a Marine Le Pen: "El nacionalismo es la guerra" (frase memorable de Francois Mitterrand). En la arena pública, el ex banquero representa el papel de adalid de la integración y el comercio, justo cuando los millones de perdedores por la globalización del han dejado de identificar a la Unión Europe con la prosperidad y la seguridad personal. No obstante este lastre, se antoja casi seguro que se convierta en el próximo presidente de la República de Francia si pasa a la segunda ronda (y compite con Marine) de no mediar hasta el balotaje un imprevisto terrible, como un atentado catastrófico o una revelación escandalosa (¡cuidado con los hackers rusos!).

Macron puede satisfacer la sed de cambios y modernidad de la Francia que entiende que a este paso jamás podrá bajar el alto desempleo (alrededor del 10%, comparable a los países en crisis) ni revertir la decadencia relativa del añoso hexágono. El esposo de Brigitte se ha convertido en el candidato de la derecha respetable, en el mal menor de la izquierda suave, en el favorito del votante femenino. Las alternativas populistas dan miedo, como lo daba Trump. Pero Trump ganó, y aún estamos discutiendo por qué.