LECTURAS DE AUTOR

"Sigo a Bradbury: "Antes de escribir prosa, leía poesía"

Sylvia Iparraguirre reconoce su gusto por la ciencia ficción adquirido en la adolescencia. Suele releer a Eduardo Wilde porque en él encuentra el "tono argentino" y disfruta con las biografías de escritores.

-¿Qué libro (o libros) está leyendo ahora? ¿Suele leer varios libros a la vez?

-Sí, leo varios libros a la vez. Estoy releyendo Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier para darlo en clase. Leo Nada es como era, de Mercedes Güiraldes y Los libros que nunca he escrito, de George Steiner.

-¿Qué autor nuevo o clásico descubrió últimamente? ¿Por qué motivos la atrapó?

-Descubrí la Autobiografía psíquica, de Hermann Broch, el autor de La muerte de Virgilio. No me impresionó tanto la Muerte... como esta autobiografía, por su demencial sinceridad.

-¿Podría mencionar un autor argentino de cualquier época que considere olvidado por la crítica o por la industria cultural?

-La industria cultural esta siempre a la pesca de novedades pasadas, de "descubrimientos"; creo que no queda nadie por descubrir. Suelo releer un autor que a veces se conoce poco o que se lee de pasada en el colegio y que a mí me encanta y donde encuentro el "tono" argentino, Eduardo Wilde, y Aguas abajo o Páginas escogidas.

-¿Algún autor contemporáneo o clásico en cualquier lengua que le parezca sobreestimado, o que no haya estado a la altura de sus expectativas como lectora? 

-Creo que recientemente se sobreestimó una buena novela: Stoner, de John Williams, que se puso por las nubes también creo por necesidad editorial. Si consideramos los contemporáneos de este autor (Salinger, Faulkner, Truman Capote, entre otros), que escribieron novelas publicadas en la década del sesenta, por ejemplo A sangre fría, de Capote, del mismo año que Stoner, justificamos el hecho de que nos parezca buena, pero no la obra maestra del siglo como escuché por ahí.

-¿Lee en dispositivos electrónicos? ¿Lo recomienda? ¿Lo reprueba?

-Intenté para leer en los viajes, pero después lo dejé. Me resulta muy cómodo el libro, diría que irremplazable. Ni una cosa ni la otra, cada uno busca su comodidad para leer. A largo plazo lo recomendaría por una cuestión de la demanda creciente de papel y todo lo que eso implica.

-¿Visita librerías de viejo, ferias, librerías de saldos? ¿Podría mencionar alguna favorita?

-Siempre, librerías de viejo y de saldos. Ferias del libro, no tanto. Tengo varias librerías favoritas en distintos barrios de Buenos Aires.

LOS GENEROS

-¿Es lectora de literatura de géneros? ¿Hay alguno que prefiera o rechace sobre otros? ¿Alguno en el que nunca se internó?

-Sí, soy lectora de ciencia ficción desde adolescente: Bradbury, Sturgeon, Ballard, Stanislav Lem, entre otros. Y también, por rachas, del policial negro norteamericano. El fantasy no me atrae demasiado.

-¿Recuerda uno o más libros consagrados que se le resistiera y no haya podido terminar de leer?

-Los monederos falsos, de André Gide; Los mandarines, de Simone de Beauvoir; Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll.

-¿Lee poesía? ¿Podría mencionar sus poetas favoritos? ¿Han ido cambiando con los años?

-Me llevaría mucho contestar bien esta pregunta. Siempre he sido lectora de poesía y sigo el consejo de Bradbury: antes de sentarse a escribir prosa, lea poesía.

-¿Qué otro escritor/a de cualquier época le hubiera gustado ser, ya sea por su obra o por su vida?

-A pesar de todo, estoy cómoda en mi época.

-¿Lee biografías de escritores? ¿Qué busca y qué encuentra en ellas? ¿Alguna especialmente memorable?

-Sí, leo biografías de escritores, me gustan mucho. Busco al hombre o a la mujer detrás del escritor/a para darme cuenta de que la biografía no agrega nada a lo que ya sospechaba leyendo su obra. Por ejemplo, me he negado a leer la biografía de Proust porque es decepcionante: Proust es En busca del tiempo perdido. Una biografía memorable es Flaubert, A life, de Geoffrey Wall.

-¿Regala libros, presta libros, devuelve los que le prestan?

-Siempre regalo libros. Siempre devuelvo. Antes prestaba mucho más que ahora, me he vuelto desconfiada. Perdí libros muy queridos por no acordarme a quién se lo había prestado. Por supuesto, mi amigo o amiga tampoco se acordó de devolvérmelo.

-¿Ha vuelto a leer de adulto alguno de esos libros que a todos nos fascinaron en la infancia? ¿Cuál fue y qué impresión le causó?

-Robinson Crusoe. Una impresión maravillosa.

-¿Lee ensayos de crítica literaria? ¿Podría mencionar críticos que hayan sido formativos en su vida como lectora y escritora?

-Constantemente leo libros de lingüística y teoría y crítica literaria. Ferdinad de Saussure, Mijaíl Bajtín, Erich Auerbach, Raymond Williams, Marshall Berman, y la lista podría seguir largo rato.

-¿Es lectora en idiomas extranjeros? Y si es así, ¿le parece necesario para apreciar mejor la obra en su lengua original, o entiende que las traducciones salvan esa distancia?

-Sí, puedo leer en otros idiomas. En prosa, la traducción es capaz de salvar las distancias. Dostoievski pudo sobrevivir a las traducciones españolas decimonónicas. En poesía es más difícil. Un poeta mayor como Pushkin debe perder siempre algo sustancial en la traducción del ruso. Lo que no quiere decir que no haya traducciones que hagan una aproximación bastante cercana.

-Por último, si es imposible ser escritor sin ser primero lector, ¿qué libro siente que la convirtió a usted en escritora?

-Creo que fue Borges leído en la adolescencia, su poesía, quien, sin yo saberlo y años después, me puso a escribir.