Arslanian lamentó el "extremo de grave politización y la apropiación de la causa" de los Derechos Humanos

El ex juez federal Carlos Arslanian lamentó hoy la "dispersión" de las organizaciones de derechos humanos a la hora de conmemorar los 41 años por el último golpe militar y lo atribuyó al "extremo de grave politización" y a la "disputa de poder" de ciertos sectores en busca de la "apropiación de una causa".

"Negar que el origen de la revisión de este pasado, la decisión política del sometimiento a juicio de los máximos responsables (del golpe del '76) ha sido de (el fallecido ex presidente Raúl) Alfonsín es casi una herejía", advirtió Arslanian, quien integró la Cámara Federal que juzgó a los represores.

El ex camarista consideró que, en torno al tema de los derechos humanos, "hoy hay una disputa de poder y de búsqueda de una relegitimación después del kircherismo o de Cristina (Fernández) que es una pena y no debería existir". 

Arslanian consideró, además, una "manifestación absolutamente impertinente", una "cosa desdichada" y un "exabrupto" el calificativo de "traidora" que la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, le lanzó a su colega de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, quienes se manifesataron ayer en actos separados por el Día de la Memoria.

El ex ministro de Justicia alertó que alrededor de esta conmemoración "hay una dispersión que no debería existir, fruto tal vez de una disputa acerca de lo que podríamos llamar la apropiación de una causa".

"Y un grave extremo de politización -prosiguió- de parte de algunas organizaciones que vienen bregando por el tema de los derechos humanos desde hace mucho".

Arslanian insistió en respaldar a Carlotto frente al ataque de Bonafini, quien cuestionó un reciente encuentro de la dirigente de Abuelas con el gobierno bonaerense de María Eugenia Vidal.

"Restarle mérito a lo que viene haciendo Estela de Carlotto durante tantos años en procura de una causa tan noble como la recuperación de los ñietos, es un acto grave", fustigó.

En tal sentido, añadió: "También me parece grave, porque es un signo de incivilidad política, pensar que Estela no puede hablar con la gobernadora de la provincia de Buenos Aires cuando se trata de un diálogo altamente contructivo en procura de seguir actuando y buscando soluciones".

"Si una organización de derechos humanos no articula, no conversa y no discute con el poder, francamente no tendría sentido" su existencia, afirmó.