Las ONGs intentan revertir el éxodo de las poblaciones rurales a las ciudades por las inundaciones y la falta de incentivos

Pueblos que no quieren desaparecer

Surgieron hace más de 100 años de la mano de la inmigración europea que llegaba buscando nuevas oportunidades para mejorar sus vidas. La ausencia del ferrocarril, los efectos del cambio climático y la falta de obras hidráulicas y viales hacen que su subsistencia este en peligro.

 

Argentina es un país de pueblos rurales que cuentan con menos de 2.000 habitantes en su territorio. Son más de 2.500 pueblos que representan el 80% de los centros habitados del territorio nacional. Pero desde hace décadas la búsqueda de mejores oportunidades en las ciudades ha sido la principal motivación por la que han visto reducir la cantidad de población. 

Las dificultades para subsistir en las pequeñas localidades dejaron a lo largo del país estructuras fantasmas, casas vacías que han tenido mejores tiempos y que en silencio esperan nuevos inquilinos.
Algunos de estos pueblos, donde sus habitantes no suman una centena, intentan llevar estrategias para ganar su presencia en el mapa."Muchos pueblos se contactan con nosotros vía telefónica o por las redes sociales. Para nosotros, es importante esta primera instancia de contacto, ya que es una forma de decir que están presentes y que quieren hacer algo por su pueblo", destacó a La Prensa Mariel von der Wettern, coordinadora de proyectos y programas de la ONG Responde, una de las principales impulsoras para revertir esta situación.

Según la entidad, las migraciones de los pueblos a las ciudades es un tema que está presente en la mayoría de las comunidades, pero no en todas las regiones sucede por las mismas causas.
Cómo funcionan estas dinámicas son muy particulares de cada zona. "Podemos afirmar que hay un punto común que atraviesa a las migraciones de los pueblos rurales, que tienen que ver con la falta de oportunidades relacionadas a las fuentes de trabajo, la educación, la accesibilidad y la salud. Por ejemplo, datos que muestran las desigualdades en el 2010, el 18% de la población rural se encontraba bajo la línea de pobreza, contra el 8% de la población urbana -medida solo por "ingresos", como se mide en Argentina", destacó Von der Wettern.

Luego agregó que "Es decir, un chico que nace en un pueblo rural tiene más del doble de posibilidades de ser pobre -por ingreso- que uno que nace en una ciudad. Más de la mitad de los hogares urbanos argentinos tenía una computadora en su casa en 2010; en los hogares rurales sólo un 20%. La calidad de la vivienda, el acceso al agua, a la electricidad y a internet, también son peores ahí que en las ciudades. La tasa de jóvenes de entre 15 a 17 años escolarizados a nivel nacional era, en 2009, del 49% y, en el ámbito rural, 28%".

En estos movimientos migratorios "observamos cómo las ciudades crecen de una forma desorganizada, generando problemas ambientales relacionados con la contaminación del agua, el aire, la tierra, pérdida de espacios verdes, acumulación de basura, etc. Casi el 40% de los argentinos vive en el 0,14% del territorio nacional", destacó la coordinadora de proyectos y programas de Responde que el los últimos 17 años han trabajado junto a 120 pueblos de menos de 2000 habitantes.

ESTADO
"Siempre que me preguntan qué paso siempre respondo que cuando el ferrocarril se va los locales cierran y entonces el progreso se detiene en los pequeños pueblos. Pero ahora hay como un segundo éxodo que tiene como fondo la poca infraestructura de los caminos reales, que eran las antiguas vías de la inmigración. Estos iban por los pueblos o localidades con un trazado contrario a lo que después Vialidad Nacional diseñó las rutas provinciales y nacionales, alejándolas de los pueblos. Además, los efectos climáticos y el avance de la frontera sojera y ganadera provocaron que el agua en algunas localidades inunden los caminos y algunos lugares desde hace más de un año que están aislados", resaltó a La Prensa Leandro Vesco quien impulsa la ONG Proyecto Pulpería cuya misión es asistir a los pueblos de menos de 2 mil habitantes en la Provincia de Buenos Aires.

La falta de obras que permitan una mejor gestión de los recursos hídricos provocó que la situación de las inundaciones en el noroeste de la provincia trajera más problemas para estas pequeñas localidades.
En el partido de General Villegas los pueblos de Piedritas, Santa Eleodora y Santa Regina están todavía inundados por el ingreso de agua que escurre de sus campos y de las provincias de Córdoba y Santa Fe. "Por no implementarse obras hídricas y de infraestructura en los caminos de acceso a estos pueblos, hoy están en un riesgo muy real de desaparecer. Yo me he comunicado con gente de allá y la están pasando muy mal porque están perdiendo todo", se lamentó Vesco.

CREDITOS
La falta de créditos blandos para los pequeños productores, con menos de 50 hectáreas, es otro obstáculo por superar. Sin asistencia para recuperarse de sus perdidas, llegará un momento en que quedarse ya no sea una opción. "Sin este tipo de ayuda, si se les inunda el campo no tienen otra forma de subsistir excepto irse a una ciudad cabecera o engrosar algún cordón de una ciudad como La Plata o Ciudad de Buenos Aires", enfatizó el coordinador del Proyecto Pulpería.

En tanto, la necesidad de ayudar a un pueblo a renacer permitiría evitar un gasto de importantes sumas de dinero para subsidiar a los desplazados que no cuentan con casas o trabajos. "Creemos que cada persona tiene el derecho a elegir dónde vivir. Las migraciones a las grandes ciudades, deberían ser un deseo y no una necesidad. Tener que irse de un pueblo por no tener las oportunidades produce en las personas un desarraigo muy grande", recalcó Von der Wettern.

La solución a este problema es complejo pero, según los especialistas, posible. La necesidad de políticas públicas que permitan reinsertar a antiguos y nuevos pobladores dándoles mejor conectividad, tanto vial como virtual, permitiría darle una nueva vida a estas pequeñas localidades. "Si tanto el Estado provincial como el Nacional se dieran cuenta del potencial que es para un éxodo interno tener mayor asistencia las consecuencias serían positivas para el país. Y también para la economía regional real porque familias enteras podrían irse a vivir a pueblos que por lo general cuentan con casi todo hecho porque tienen la parte vial y casas. Sería una gran oportunidad para muchos de comenzar una mejor vida y hasta acceder al sueño de una casa propia", concluyó Vesco.


El programa Turísticos que brinda ayuda a localidades rurales

El turismo rural da oportunidades

La provincia de Buenos Aires cuenta con pequeños poblados que representan un circuito alternativo denominado como "Pueblos turísticos" que tiene el propósito de "promover e incentivar el desarrollo de actividades y emprendimientos turísticos sostenibles en las pequeñas localidades de la provincia", que tengan una población estable inferior a los dos mil habitantes. Este programa, creado por la Subsecretaria de Turismo provincial "fomenta el desarrollo de la actividad turística en pequeñas localidades no urbanas (sean rurales, litorales, serranas o insulares), que posean atractivos capaces de generar el desplazamiento de turistas o excursionistas hacia ese destino".

Los pueblos que están dentro de este programa han salido del olvido gracias a pequeños emprendimientos privados, por lo general en el área gastronómica, que logran atraer un número importante de visitantes cada fin de semana. Un claro ejemplo de esto lo constituyen Carlos Keen, en el Partido de Luján, y Tomás Jofré, en Mercedes. Ambos son lugares muy concurridos en especial los domingos, donde hay feria de artesanías, venta de comidas típicas, y varios restaurantes tradicionales y locales de comidas caseras.

Entre el listado de las poblaciones insertas en este programa, se encuentran algunos pueblos con pocos habitantes que por sus paisajes e historias fueron incorporándose a la propuesta. Así, Gouin, en el Partido de Carmen de Areco, permite visitar las antiguas casonas y degustar los tradicionales postres que caracterizan a este sitio donde se realiza cada año la Fiesta provincial del Pastel, desde 1995. Se recomienda recorrer el pueblo en visitas guiadas y los paseos en zulki.

Otro pueblo que también se resistió a desaparecer fue Mechongué. Reconocido por sus murales distribuidos por todo el pueblo, el pueblo se ubica al sur de la provincia de Buenos Aires. Además del circuito pictórico se pueden visitar sus plazas y almacenes y el Centro de Artesanías que abre todos los días de la semana.

Las calles de Escalada cuentan con una impronta gaucha donde se mantiene sus antiguos edificios como la pulpería, el almacén y algunas casas de familia. Una de las visitas imperdibles es a El Tatú, donde el turista puede conocer todo sobre el cultivo artesanal de hongos.

Con sólo 500 habitantes, el pueblo de San Agustín se destaca por su inmensa riqueza natural. Fundado en 1892 por el paso de ferrocarril, es pionero del turismo comunitario en el partido de Balcarce. Se recomienda un paseo por la Reserva Municipal Parque Indoyaga Molina "Aroma de violetas" y senderismo desde San Agustín al pueblo Los Pinos.

Otros pueblos más pequeños que forman parte de este circuito son: Villa Lía, donde destaca el circuito turístico comunitario "Camino de las artesanas"; Villa Ruiz, ubicado a una hora de Buenos Aires es especial para un día de campo; Santa Coloma (Baradero), Isla Santiago en el partido de Ensenada; y Vuelta de Obligado.

Comenzar una nueva etapa de la vida entre paisajes pampeanos

Cuando ya en la vida se ha llegado a la edad de jubilarse y se creer que está todo dicho en la propia historia personal, surgen proyectos que cambian todo lo que se planeaba. Tal fue el caso del policía jubilado Daniel Rolon y su esposa Noemi Godoy que se cruzaron con el Proyecto Pulpería, una ONG que daba facilidades para la llegada de nuevos habitantes al pueblo de Esteban Agustín Gascón, en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires.

El pueblo, fundado hace más de 100 años por inmigrantes alemanes y que en la década de los 40 había llegado a tener 2 mil habitantes, había visto reducir su población como consecuencia de la muerte del ferrocarril con pasajeros y los impactos a la agricultura en la región.

Con el Proyecto Pulpería este reducto bonaerense, que cuenta actualmente con cinco cuadras por dos y no más de 110 habitantes, permitía la llegada de nuevos pobladores con ganas de trabajar y anhelos de una vida apacible y segura. La iniciativa, a través del apoyo de los lugareños locales que otorgaron las casas deshabitadas en comodato por 10 años, propone que las propiedades deberán ser arregladas y mantenidas por sus nuevos habitantes.

"En julio de este año se van a cumplir dos años desde que nos fuimos de Florencio Varela. Buscábamos una vida más tranquila en un pueblo mediano o chico y mediante la propuesta de mudarnos con mi hijo de 13 años. Luego vinieron dos hijas más que están estudiando carreras universitarias", resaltó a La Prensa Daniel Rolon que siempre contó con destrezas en los oficios como herrería, plomería, herrería y pintura, entre otros. Trabajos que hacen falta en Gascón debido a que la mayoría de sus habitantes trabajan en tareas rurales.

"Para venirse acá se tiene que ser emprendedor, no se consigue empleo por un aviso clasificado. Pero hay trabajo. Mi esposa junto a una de mis hijas crearon su propio emprendimiento "La alquimia de las telas" que confeccionan artesanías country, almohadones, disfraces y lo venden por internet. Además hicieron publicidad en los pueblos de la zona y se les encargan trabajos que luego los envían por correo. Si tenés iniciativas y ganas de hacer algo se puede vivir tranquilamente pese a que las cosas son más caras pero hay menos para tentarse", destacó Daniel.

UN SUEÑO POSIBLE
Laura Enríquez se encontraba mirando las noticias en la televisión como todas las noches. Fue en ese lapso de tiempo en que la historia de su vida daría un cambio total. Y es que en una de las noticias de color de aquel noticiero mostraba la historia de Gascón, un pueblo bonaerense que "no se resignaba a morir".

"Cuando nos conocimos con David, mi esposo, habíamos hablado de irnos de Merlo, donde vivíamos, hacia algún lugar más tranquilo. Trabajamos bien y teníamos todas las comodidades pero nos faltaba algo. Así que un jueves vi la noticia sobre Gascón donde para revitalizar al pueblo estaban ofreciendo casas en comodato por 10 años y tomamos la decisión de irnos para allá. Primero nos pusimos en contacto con los organizadores y el siguiente martes viajamos para allá a interiorizarnos sobre qué teníamos que hacer para entrar en la iniciativa", contó a La Prensa Laura Enríquez.

Luego agregó que "Vivíamos en una casa arriba de la de mi abuelo, como tantos otros que construyen en los terrenos de un familiar porque no se puede acceder a una vivienda propia de otra forma. El problema es que ya hace un tiempo que los terrenos vecinos están haciendo lo mismo y yo me decía que me despertaba e iba a dormir sin poder ver las estrellas o la luna. Por eso cuando llegamos a Gascón nos quedamos enamorados del lugar y la gente que es muy amable".

Como todo recién llegado a un pueblo chico, la pareja tuvo que salir a generar su propio trabajo aunque la carrera de docente ayudó a David para encontrar trabajo en dos escuelas cercanas donde enseña música e ingles. En tanto Laura comenzó su propio emprendimiento con la actividad que realizaba en Merlo entorno a los regalos de objetos personalizados con sublimación, una novedad en el lugar. Además, asiste a un taller de teatro independiente en el siguiente pueblo ya que ella contaba con estudios sobre el tema y junto a otros actores organizan presentaciones.