Cuando dormir es un trastorno

Del insomnio al sonambulismo y los terrores nocturnos, existen diversas formas en que el sueño puede verse afectado. Algunas manifestaciones pueden ser el precedente -varios años antes- de ciertas enfermedades neurodegenerativas.

Dormimos dos horas menos que hace 40 años. Y es que el ritmo de vida actual genera ansiedades y provoca que más de dos tercios de la población mundial tenga dificultades para dormir más y mejor.

Así lo explica el doctor Daniel Cardinali, médico e investigador superior del CONICET, quien recuerda algunos de los clásicos consejos para combatir este mal moderno: tomar un vaso de leche tibia antes de acostarse, no mirar series de acción que ponen en alerta los sentidos, leer una novela, escuchar algún "mantra" de relajación y, desde hace un tiempo a esta parte, evitar tener el celular en la mesa de luz para que no interrumpa el sueño.

Pero además, Cardinali apunta que todos los días el organismo produce un incremento vespertino en la secreción de melatonina, que se encuentra asociado con el desencadenamiento del sueño. "Este efecto se produce por acción sobre el reloj cerebral que regula los ritmos de 24 horas", detalla.

En ese sentido, el médico recomienda como estrategia para los que sufren insomnio tomar una dosis de melatonina, unos 30 minutos antes de acostarse (se puede conseguir en pastillas que se venden en farmacias y es de venta libre).

"En dosis de 3 a 6 mg diarios, la melatonina es capaz de mantener la sincronización de los ritmos circadianos a un ciclo de 24 horas en personas que viven en condiciones que inducen modificaciones", asegura para luego añadir:

"Esto se ve en los cambios de horarios, trabajos en turnos o por vuelos transmeridianos (Jet-Lag) y, sobre todo, en el estrés y la ansiedad de la vida cotidiana. Tal efecto es la consecuencia de un aumento de la tendencia al sueño por una acción específica sobre la actividad promotora de la vigilancia del reloj biológico cerebral". 

Según aclara el experto, la melatonina difiere de los hipnóticos comúnmente utilizados, que actúan sobre todo el cerebro y producen consecuencias no deseadas como la adicción y el "hangover" o resaca matutina. 

La melatonina no es la única sustancia que puede ayudar a relajarse y conciliar mejor el sueño. "Se puede combinar con extractos vegetales como pasiflora, tilo y valeriana, que están asociados al alivio sintomático de trastornos de ansiedad y nerviosismo", comenta Cardinali.

"La melatonina con valeriana, pasiflora y tilo se recomienda para tratar casos de insomnio vinculados a la ansiedad o intranquilidad, como por ejemplo previo a un viaje, a rendir un examen o si existen problemas que acaparan los pensamientos", remarca, el profesional, quien indica que sus efectos se advierten una semana después de haber comenzado a tomar esta combinación.

PARASOMNIAS

Pero el insomnio no es el único trastorno que puede atentar contra el buen descanso. Existen también las denominadas "parasomnias", que son comportamientos anormales durante el sueño y se clasifican según la fase en la que ocurren: REM o no-REM.

"Las parasomnias del sueño no-REM generalmente se dan en niños y adolescentes, pero pueden recurrir en la adultez y en algunos casos empezar recién en la vida adulta", precisa el doctor Leandro Garbate, medico neurólogo, especialista en Medicina del Sueño del Sanatorio Modelo de Caseros.
Según puntualiza el profesional, este tipo de parasomnias se pueden presentar como:

* Despertar confuso: el paciente se despierta en la madrugada y se siente desorientado, confuso, como desconcertado. Tiene una reducida respuesta a estímulo aunque parece despierto. Luego, no tienen memoria de lo ocurrido.

Dura aproximadamente 15 minutos y ocurre habitualmente en la primera parte del sueño. Pero puede surgir de la transición del sueño a la vigilia.

* Terrores nocturnos: se caracteriza por un brusco despertar con sensación de miedo intensa acompañado de gritos por parte del paciente, con taquicardia y sudoración profusa. Es un cuadro explosivo que dura minutos, luego el paciente se calma y se vuelve a dormir. A la mañana siguiente hay amnesia de lo ocurrido.

* Sonambulismos: es un cuadro que comienza con un despertar confuso pero luego se levanta de la cama y camina a paso lento con los ojos abiertos. Puede haber un comportamiento de saltar, correr o vocalizar. En algunos casos puede haber conducta con propósito como cocinar, correr los muebles, limpiar, hasta manejar. También comportamiento inapropiado como orinar en piso del cuarto o de la casa. Si bien los casos de auto injuria no son comunes, sí se han reportado casos de ataque sexual y homicidios.

El paciente se despierta en un lugar diferente al que se acostó o bien retorna sin incidentes a la cama, con total amnesia del episodios en la mañana siguiente.

Si a estos pacientes se los despierta, se ponen confusos, desorientados y pueden reaccionar agresivamente. La cantidad de episodios es variable; puede ser un solo episodio aislado o, raramente, varios.

"Una variante del sonambulismo es el síndrome del comedor nocturno, cuando hay ingesta involuntaria e inconsciente de alimentos, aunque también puede comer cosas que no son alimentos y ha habido casos de ingestión de sustancias tóxicas, como por ejemplo productos de limpieza o cigarrillos", agrega Garbate.

Respecto de los factores que pueden precipitar esta clase de parasomnias, el especialista mencionó: la deprivación del sueño, el estrés emocional y psíquico, la fiebre, la menstruación, los estímulos internos -como distensión de la vejiga- o estímulos externos -como ruido del ambiente-, desordenes acompañantes como apneas del sueño o síndromes de piernas inquietas, también psicofármacos, hipnóticos como las benzodiacepinas o fármacos no benzodiazepinicos, como el zolpiden, que es un inductor del sueño.

LOS OTROS TRASTORNOS

En tanto, al referirse a las parasomnias del sueño REM, el médico del Sanatorio Modelo de Caseros señala que este otro gran grupo de trastorno del comportamiento del sueño se caracteriza por fenómenos motores y afecta más frecuentemente a adultos.

"Se produce durante la fase REM, que es una parte específica del sueño que generalmente abarca el último tercio de la noche, que es cuando se producen los sueños vívidos que logramos recordar en la mañana siguiente", afirma.

"Dentro de este clase, tenemos lo que se llama "RBD" (sigla en inglés para REM sleep behavior disorder) o trastorno del comportamiento durante el sueño REM. Se caracteriza por sueños vívidos en los que el paciente sueña que lo atacan o agreden y eso se acompaña de fenómenos motores como pegar patadas, golpes de puño al aire, que pueden agredir al compañero de cama o bien puede el propio paciente hacerse daño al caerse de la cama o golpearse con objetos contundentes que se encuentran cerca, como la mesa de luz", describe.

El profesional hizo hincapié en que esta última clase de trastornos se asocian con enfermedades neurodegenerativas como enfermedad de Parkinson o demencia por cuerpos de Lewis, a los que generalmente preceden en años y son el preludio de esas enfermedades. Para estudiarlos, adecuadamente se debe realizar un estudio del sueño con una polisomnografía nocturna.

Consultado sobre los tratamientos disponibles para estos trastornos, Garbate expresa que primero hay que ver si hay causas subyacentes y tratarlas. "Por ejemplo, si el paciente está tomando un determinado fármaco, como zolpiden, y tiene sonambulismo habría que considerar suspenderlo. O si el paciente tiene un trastorno comórbido, como apneas del sueño, habría que dar el tratamiento correcto para ello", enfatiza.

"Es importante saber que es un trastorno que debe ser tratado y estudiado específicamente por un profesional para analizar la causa y tomar las mejores medidas para cada paciente, ya que no hay reglas generales y es fundamental para el paciente, que ganará en calidad de vida", asegura el médico, quien además recomienda poner en práctica medidas generales para asegurar el entorno: remover objetos peligrosos del cuarto, poner barreras en las escaleras o asegurar las puertas y ventanas, puede ser necesario poner el colchón en el piso para evitar caídas y evitar el daño al compañero de cama.