Una incursión por el espanto

El miedo despierta una extraña fascinación en algunas personas y la literatura siempre explotó ese placer que causa revivirlo. El origen de este vínculo puede rastrearse hasta Homero o Aristófanes, según Leslie Klinger, editor de esta compilación de cuentos clásicos de terror (1814-1914). Hoy pareciera muchas veces que se echa mano de este recurso por pereza creativa, para sostener argumentos. Pero no siempre fue así y el presente volumen es una prueba del esmero con que algunos autores cuidaron la estructura y el estilo de sus obras para potenciar su efecto perturbador.

El célebre escritor alemán E.T.A. Hoffmann, que abre esta selección, es uno de ellos. En "El hombre de arena", publicado en 1817, hace partícipe al lector de sus cavilaciones sobre cómo narrar mejor esta historia que trata sobre la construcción secreta de un misterioso robot y los atroces y terribles sueños que alimenta en otros. Una trama que es un ejemplo, entre muchos otros, del creciente embeleso por la ciencia, y de la tensión entre la credulidad y el racionalismo. En Joseph Sheridan Le Fanu y su terrorífico relato sobre una casa embrujada se ve un desvelo similar por la narración, y lo mismo ocurre en Marion Crawford.

Los veinte cuentos que reúne El miedo y su sombra pertenecen a la época dorada del género. Un período que va desde el nacimiento de la novela gótica hasta el surgimiento del movimiento romántico, desde la irrupción de lo sobrenatural hasta la aparición de los monstruos científicos y los vampiros.

Por sus páginas desfilan Théophile Gautier, Saki o el escocés George MacDonald. Este último, que tanto influenció a C.S.Lewis, Tolkien y Chesterton, resulta aquí el mejor, por la ambición y profundidad de las reflexiones que vuelca sobre el hombre, el egoísmo y la soledad en "Una tragedia de huesos", una odisea en un mundo tenebroso y onírico.

Algunos relatos pueden resultar un poco ingenuos para el paladar contemporáneo, acostumbrado a la violencia extrema y el regodeo con el sadismo. Solo "Su enemigo inconquistable", de W.C. Morrow, una desesperada e insana venganza sin descanso, se acerca a la actual crueldad.

Impactante, pero por otro motivo, es también "Corazones robados", de M.R. James, considerado el mejor escritor de fantasmas en lengua inglesa. Y resulta una curiosidad hallar a Conan Doyle escribiendo un cuento de terror, aunque en su obra "El embudo de cuero" destacan, previsiblemente, el talento para la observación y la deducción de su protagonista.

El gran ausente es Poe, porque el editor quiso elegir escritores muy poco recordados dentro del género. Aparece, sí, uno de sus seguidores, Ambrose Bierce, y nada menos que Bram Stoker, autor de la novela de terror más célebre de la historia, pero solo porque "no es reconocido por sus relatos breves".
Podría objetarse que hay cuentos más cercanos al misterio o al género fantástico que al terror, como

"Las sombras en la pared", de Mary Wilkins Freeman, o incluso dudarse de los méritos de alguno para ser incluido en esta selección, como "El jinete de cadáveres", de Lafcadio Hearn. Pero el abanico de historias es tan amplio que permite saborear a grandes escritores y a un género que se muestra siempre fecundo. Así lo confirma Klinger, para quien "somos afortunados de vivir en una época en la que el campo del relato sobrenatural resulta tan exuberante".