LECTURAS DE AUTOR

"Las novelas históricas tienen el riesgo de confundir la verdad"

Entre sus historiadores favoritos, Rosendo Fraga elige a dos de ideologías contrapuestas, Paul Johnson y Eric Hobsbawm. Apunta que alguna obra de Carlos Fuentes lo ayudó a comprender claves anticipatorias del fenómeno Trump.

-¿Qué está leyendo ahora?

-Estoy terminando de leer dos libros escritos por dos amigos: de Santiago Kovadloff su libro de poemas Hombre reunido y Los dilemas de la Independencia de Vicente Massot, un ensayo histórico. 

-¿Qué autor nuevo o clásico descubrió últimamente? ¿Por qué motivos lo atrapó? 

-Este año, con motivo del bicentenario de la muerte de Shakespeare y Cervantes, ocurrida en ambos casos en 1616 -sobre lo cual La Prensa publicó varios artículos interesantes- volví a fijarme en estos escritores. Fue redescubrir otras perspectivas, como el hecho de que el plagio como hoy lo concebimos no existía entonces, que era normal escribir en común y que está constatada la influencia del español en el británico, pero no a la inversa. También redescubrí al Dante, al leer la traducción de la Divina Comedia que hizo Bartolomé Mitre en 1888, que tenía curiosidad por leer. 

-¿Podría mencionar un historiador o ensayista argentino de cualquier época que considere injustamente olvidado por la crítica o los medios culturales?

-Hay sólo dos argentinos que fueron presidentes de las Academias de Historia y la Letras, que además fueron padre e hijo: Ramón J. Cárcano y Miguel. A. Cárcano. Escribí un breve ensayo sobre ellos Los Cárcano. Una biografía bibliográfica. Es que en ambos casos se puede seguir la trayectoria de sus vidas a través de sus libros, ya que comienzan a escribir muy jóvenes y lo siguen haciendo hasta que mueren. Del padre, hay dos libros muy buenos sobre el período de historia argentina que va de Caseros a la Guerra de la Triple Alianza y su autobiografía. Del segundo, se destaca su historia de la política exterior argentina, que llega hasta 1828, interrumpiéndose porque muere. 

HALLAZGOS

-¿Es afecto a releer libros? ¿Hay algunos a los que vuelve con más frecuencia que a otros?

-Sí, creo que leo bastante y vuelvo sobre los libros, a veces para escribir artículos, como La silla del Aguila de Carlos Fuentes, que leí hace una década, al cual volví el mes pasado, porque encontré en dicha novela claves muy definidas de anticipación del fenómeno Trump. Otras veces para encontrar citas o pensamientos, como sucede con las Memorias de Churchill sobre la Segunda Guerra Mundial -a partir de las que escribí un ensayo sobre el líder británico como pensador estratégico- o a veces, a libros propios, como mi ensayo Borges y el culto de los mayores, que usé para escribir sobre su poema sobre el sesquicentenario de la Independencia, que para mi era una suerte de "oración laica" de nuestro Bicentenario.

-¿Lee en dispositivos electrónicos? ¿Lo recomienda?

-Leo muy pocos libros en dispositivos electrónicos. Creo que su uso depende de la comodidad, utilidad o necesidad del lector. En general, el dispositivo electrónico resulta útil para los fragmentos o para ubicarlos dentro de los textos, no tanto para la lectura sistemática de un libro completo. 

-¿Visita librerías de viejo, ferias, librerías de saldos? ¿Podría mencionar alguna favorita?

-Visito con frecuencia librerías de viejo. Recomiendo la Feria del Libro Antiguo, que se realiza en torno al mes de octubre todos los años -el año pasado fue en el Centro Cultural Kirchner-, donde exponen decenas de librerías anticuario. Una linda librería para visitar es "Casares" en Suipacha entre Lavalle y Tucumán. 

-¿Es lector habitual de literatura? ¿Tiene algún autor favorito en cualquier época del que conozca a fondo su obra? 

-Los dos autores que conozco más por haber leído sus obras completas y haber escrito ensayos sobre ella, son Borges y Churchill. De este último no hay que olvidar que fue Premio Nobel de Literatura, que muy joven escribió una novela romántica, Savrola, y que tiene un ensayo sobre la pintura, además de sus obras monumentales de historia. De Borges, pareciera que ya no hay nada que decir. Pero hay mucho que aprender y no sólo como escritor, sino también como pensador. 

-¿Lee novelas históricas? ¿Qué impresión tiene del género? ¿Le resultan útiles para sus propias empresas intelectuales? 

-Ocasionalmente. Son útiles para conocer temáticas y para su divulgación. Pero tienen el riesgo de crear confusiones en torno a la verdad, sobre todo en un país como la Argentina, en el cual la historia suele ser un campo de batalla de la política. Pero para conocer la historia, suelen ser más útiles los diarios y memorias, tan en boga en el siglo XIX. 

-¿Recuerda uno o más libros consagrados -en cualquier género- que se le resistiera y no haya podido terminar de leer? 

-Así como a Borges no he podido dejarlo de leer y un texto me hizo buscar otro y otro, algunas obras de Cortázar no las terminé de leer y como decía el primero, nunca hay que auto-obligarse a leer. 

-¿Cuáles son sus historiadores preferidos de cualquier tiempo o lugar? ¿Por qué los prefiere? 

-Hay dos historiadores del siglo XX, con posiciones ideológicas diferentes, que me han gustado y resultado útiles para comprender los procesos globales y la forma de comprenderlos: Paul Johnson (conservador) y Eric Hobsbawm (progresista). En Argentina, antes de los 10 años leí la Historia de San Martín, de Bartolomé Mitre y antes de los 12 varios libros de Félix Luna, como El 45 y Los caudillos, y luego de Robert Potash -académico estadounidense pero especializado en Argentina- sobre el Ejército y la política en Argentina. Ha pasado mucho tiempo, pero sigo volviendo a estos cinco autores, para escribir en base a ellos. 

OBRA MAESTRA

-¿Lee biografías? ¿Qué busca y qué encuentra en ellas? ¿Alguna especialmente memorable?

-Sí, leo biografías. El Soy Roca de Félix Luna creo que es una "obra maestra". Impuso un personaje, pero también presentó un sub-género de la historiografía con instrumentos de la literatura, como es imaginar un propio relato a partir del rigor de la historia, muy lejos de la novela histórica. Luna inició la historia de divulgación, en la cual el aparato erudito queda en segundo plano, pero es preexistente a la obra aunque el lector no lo note. 

-¿Qué elementos básicos cree usted que debe tener un buen ensayo?

-El ensayo tiene algo que ver con la explicación o lo que en historia o literatura es el relato. No debe ser extenso, no debe necesariamente plantear una tesis sino más bien exponer un problema y terminar concluyendo más que afirmando. 

-¿Regala libros, presta libros, devuelve los que le prestan? 

-Hago las tres cosas. Los regalo, los presto -lo menos posible porque es tradición que no vuelven- y siempre los devuelvo. No quiero hacer a otros lo que no quiero me hagan a mí. (Tengo 11.000, el drama no lejano es cuando tenga que reducirlos a 3.000).

-Si es imposible ser escritor sin ser primero lector, ¿qué libro siente que lo convirtió a usted en escritor? 

-Mi primer libro, El Ejército, del escarnio al poder 1973-1976, tiene una clara influencia de los tres tomos publicados por Robert Potash sobre esta temática sobre el período entre 1928-1973. 

ADB