May confirmó la visita oficial de Trump a Londres

La primer ministra británica confirmó la invitación pese a que cerca de un millón y medio de ciudadanos firmaron un petitorio para evitarlo y que las protestas callejeras continúan en las principales ciudades del país.

LondresLa primera ministra británica, Theresa May, ratificó hoy que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, visitará el Reino Unido como invitado de la Reina Isabel II, pese a que cerca de un millón y medio de ciudadanos firmaron un petitorio para evitarlo y que las protestas callejeras continúan en las principales ciudades del país. 

"Cursé una invitación para que Trump efectúe una visita de Estado al Reino Unido y esa invitación se mantiene", zanjó hoy May durante una visita en la capital irlandesa y recordó que ya ordenó a sus ministros de Justicia e Interior que se pongan en contacto con Washington para evitar que ciudadanos británicos sean afectados por su veda migratoria, según la agencia de noticias EFE.

Al menos públicamente la primera ministra no tuvo en cuenta el petitorio que promocionó ayer el líder opositor del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, y que sumó en menos de 24 horas cerca de un millón y medio de firmas para que el Parlamento británico no autorice la visita oficial de Trump al Reino Unido. 

May, la líder del oficialismo conservador, tampoco tuvo en cuenta las crecientes protestas callejeras que se están reproduciendo frente a la sede de su gobierno, en el centro de Londres, pero también en importantes ciudades como Manchester, Birmingham, Nottingham, Edimburgo, Glasgow, en Escocia; y Cardiff, en Gales.

La mayoría de estas protestas fueron convocadas por la organización Amnistía Internacional y otras asociaciones de derechos humanos. La de Londres, en particular, contará con la presencia y discursos de la cantante Lily Allen y el ex líder laborista Ed Miliband. 

"El silencio es complicidad", "No a la prohibición, no a las fronteras" y "La estatua de la libertad llora" fueron algunos de los eslóganes que gritaron o mostraron en pancartas los miles de manifestantes que salieron a las calles a lo largo y ancho de Reino Unido. 

El viernes pasado, Trump decretó la prohibición por 120 días a todo ingreso al país de refugiados, al tiempo que lo hizo definitivo para todos los ciudadanos sirios y lo limitó a tres meses para la entrada de cualquier ciudadano de siete países de mayoría musulmana: Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Yemen e Irán.

Esta medida, que comenzó a ser ejecutada al día siguiente, desató una ola de protestas masivas dentro y fuera de Estados Unidos y provocó el repudio de oficialistas, opositores y líderes extranjeros, inclusive de sus principales socios europeos y de las autoridades de los países de Medio Oriente y África afectados. 

Uno de los países extranjeros que más se movilizó en contra del decreto migratorio de Trump fue el Reino Unido. 

"Amnistía pide a todos que busquen su manifestación más cercana y envíen un mensaje fuerte a nuestros políticos de que este tipo de prohibición no puede ser tolerada", había convocado a la mañana Kate Allen, la directora de Amnistía Internacional, al anunciar que la organización no se quedará callada mientras Londres mantiene inalterada su alianza con Washington.

Para una gran parte de los analistas británicos, el gobierno de Trump, que asumió hace una semana y que se presenta como el más caótico e impredecible de la historia moderna de Estados Unidos, podría resultar un peligroso aliado, si Londres quiere mantener buenas relaciones con el resto del mundo. 

Si bien Estados Unidos es uno de los socios más importantes de Londres, especialmente en este momento que la potencia europea negocia su salida de la Unión Europea, varias voces ya han alertado que una alianza incondicional con Trump podría complicar la histórica posición del Reino Unido a favor del libre comercio mundial.