Falleció el cineasta platenseJulio César Otero Mancini

Fue uno de los primeros realizadores que adoptaron el formato Súper 8 -que había sido pensado y diseñado con fines amateurs, para que fuera accesible y fácil de usar para toda la familia- en función de un cine en el que la narración se mezclaba con la experimentación narrativa y técnica para llegar a fines estéticos determinados.

 

El cineasta platense Julio César Otero Mancini, uno de los precursores del cine en Súper 8 milímetros en la Argentina, falleció a los 71 años, dejando una huella indeleble en el ambiente del cine de animación y experimental local, con una serie de cortometrajes que formaron parte de una retrospectiva dedicada a su obra en 2011 en el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici).

Otero Mancini fue uno de los primeros realizadores que adoptaron el formato Súper 8 -que había sido pensado y diseñado con fines amateurs, para que fuera accesible y fácil de usar para toda la familia- en función de un cine en el que la narración se mezclaba con la experimentación narrativa y técnica para llegar a fines estéticos determinados.

Entre sus obras más destacadas figuran “Maquillaje” (1975), “Boomerang” (1976), “Las calles de mi ciudad” (1983), “Super Transfer” (1985), “Aprendizaje” (1985), “Hiroshima final” (1985) y “¿Y ahora qué?” (1987), todos cortos en los que abordó la experimentación, diferentes técnicas de animación y también el género documental.

Otero Mancini formó parte de la Peña Foto Cine 8mm de La Plata, desde donde “capitalizó sus orígenes amateurs para convertirse en un verdadero cineasta independiente, logrando una obra autoral en Súper 8, inventando sus propios mecanismos y estéticas, desafiando cualquier limitación del soporte tanto a nivel técnico como expresivo”. 

“Animación, documental, ciencia ficción, experimental, todo al mismo tiempo o por separado, los cortos de Otero Mancini multiplican la experiencia audiovisual desde una libertad radical, desde una originalidad incorruptible”, según explicó el crítico Diego Trerótola, quien organizó en 2011 una retrospectiva de su obra en el Bafici.

En 1976 filmó “Boomerang”, un corto nacido de “un accidente”, que poseía una estética y banda de sonido -con la colaboración musical de Skay Beilinson- revolucionarias para los cánones del cine testimonial de la época, y con el cual ganó el Primer Premio del primer Concurso de Cine Experimental del Instituto Goethe de Buenos Aires, además de varios premios internacionales.

Gracias a sus conocimientos de relojería y electrónica, Otero Mancini también ideó distintos dispositivos electromecánicos para lograr efectos expresivos tanto en el ámbito del cine como en el del sonido y la música.