MIRADOR POLITICO

La ventaja de Macri

“Entre una España que muere y otra España que bosteza” (Antonio Machado)

Los cambios en la opinión pública que están en la base de la derrota peronista de hace un año no terminan de ser digeridos por los politicos, ni por la mayoría de los medios. Se mantiene en ese sentido una incomprensión tenaz respecto del tipo de liderazgo de Mauricio Macri.

Un liderazgo que hace posible, por ejemplo, que Elisa Carrió ataque frontalmente al presidente de la Corte, Macri la desautorice, la prensa alerte con una ruptura en la coalición gobernante y Carrió termine por encolumnarse detrás del presidente, desautorizando las especulaciones periodísticas. O que el presidente eche sin contemplaciones al ministro de economía y éste termine subordinándose y agradeciéndoselo en público.

La misma incomprensión que exhibió durante la campaña la clase política respecto de lo que quería la sociedad persiste a la hora de evaluar el ejercicio del poder. En particular el PJ y los periodistas que son su eco no midieron entonces la magnitud real de la necesidad de cambio. El candidato con más chance, Daniel Scioli, insistió en presentarse como una versión moderada de Cristina Fernández y perdió.

No les fue mejor a los que con estilo matonesco se burlaban del timbreo y los globos amarillos. Contra todos los pronósticos perdieron la provincia de Buenos Ares a manos de una señora de modales suaves. Hoy siguen sintonizando el mismo canal equivocado.

Terminado el primer año de gestión, quedó a la vista que si bien la economía no arrancó, el gobierno no colapsó porque el cambio en la opinión pública subsiste y le permite mantener la iniciativa política. El intento de Sergio Massa de quitársela mediante una alianza con el kirchnerismo en Diputados fracasó, porque Macri es el que firma los cheques.

El gabinete de “ceos” demostró su funcionalidad. La presidente de Aerolíneas fue expulsada y los únicos que derramaron una lágrima fueron los dirigentes sindicales del sector. El ministro de Economía fue echado, no hubo crisis y su referente política, Elisa Carrió, apoyó al presidente.

Los costos políticos Macri los descarga en sus subordinados en lugar de arrastrar funcionarios irrecuperables tipo Kicillof. Estos episodios dejaron la impresión de que el presidente no maneja el poder de manera ostentosa hasta para pedir un café, sino que lo ejerce cuando cree llegada la ocasión sin perder el estilo “cool”.

Parafraseando a Perón, un octogenario ex secretario de Cultura “K” sostuvo hace poco que “el conductor no se hace ni por decreto ni por elecciones. Las masas se conducen por intuición y la intuición la da solamente Dios". Esta frase es de 1951, pero bien podría haber sido pronunciada en la Edad Media y esto es lo que la dirigencia no registra: que el liderazgo ya no se construye místicamente, ni con peroratas por cadena nacional, ni repartiendo rosarios, ni machacando hasta la náusea con viejas consignas nacionales y populares en la que cada vez menos gente cree.

Y mientras los políticos no registren estos cambios, mientras no admitan que el siglo XX se fue para no volver y que viven en un período de transición al que deben adaptarse, Macri va a seguir jugando con ventaja.