VISTO Y OIDO


`Jarrón chino' 
Mauricio Macri le ofreció al despedido Alfonso Prat-Gay la embajada en los Estados Unidos, pero el ex funcionario no la aceptó. La idea del presidente era mantenerlo dentro del gobierno para evitar que se pase a la vereda de enfrente en el año electoral. El problema que Prat-Gay hoy representa para el oficialismo es como el del proverbial `jarrón chino' que nadie sabe dónde poner. En el gobierno están muy preocupados por cómo terminará de asimilar su despido y buscan la manera de neutralizarlo políticamente. Esperan ansiosos que vuelva de Londres adónde visitará a su hija. 
Malcorra I 
Una de las posibles reubicaciones de Prat-Gay sería en el Ministerio de Relaciones Exteriores. En apariencia había sido el primer destino pensado para el economista y podría volver a serlo si, como se insiste `off the record' en `la casa', la ministra Susana Malcorra termina por dejar libre el cargo y emigra a la ONU. En el gabinete hay quienes señalan que puso sus objetivos personales en primer lugar cuando intentó ganarse los votos de Venezuela en la ONU. Pero cerca de Malcorra dicen que no se va y remarcan que acaba de nombrar un nuevo jefe de gabinete: Marcos Stancanelli. 
Malcorra II 
Pero si la canciller intentó alguna vez bajar el grado de confrontación con Venezuela, ya no lo hace. Prueba de ello son los términos en que contestó a la nota de protesta de la canciller Delcy Rodríguez por el incidente del 14 de diciembre cuando intentó forzar su entrada a una reunión del Mercosur. La respuesta le imputa `irrumpir' en el Palacio San Martín con gente armada cuando no tenía derecho de participar en la reunión y de `violar los mecanismos de seguridad'. Le adjudica haber cometido los delitos de `intimidación pública' y de `atentado contra el orden público'. 
Otro zamarreo 
Otro vicecanciller fue zamarreado por la diputada Elisa Carrió por las relaciones con Gran Bretaña. Como le hab¡a ocurrido a su antecesor Carlos Foradori, el flamante vicecanciller Pedro Villagra Delgado debió padecer esta semana la furia de la legisladora a causa de supuestos `acuerdos' de pesca con los británicos. En vano insistió el funcionario que no había ningún tratado, sino un simple comunicado de prensa. Carrió lo amenazó a él y a la canciller Susana Malcorra con un juicio pol¡tico y le aclaró algo obvio, que cualquier tratado debe ser ratificado por el Congreso.