La política social, en el centro de la escena

Pobreza cero es un ideal utópico. Si Macri llega a reducirla a 20% para fin del mandato sería un logro. Hace dos décadas que no podemos estar por debajo ese número.

 

 

POR EDUARDO LUIS FRACCHIA

Enseñar a pescar, es mejor que regalarle un pescado a un hombre dice un proverbio chino. Esta frase resume la idea central para las políticas sociales coherentes. En Argentina tenemos una carga muy fuerte de planes sociales que son funcionales para mejorar el bienestar pero también son paliativos. Lo sustantivo pasa por la educación y por la generación de puestos de trabajo, este último idealmente de baja y media calificación que es donde abunda el desempleo en nuestro país.
Sin embargo, la mejor solución es una buena macro: crecimiento e inflación cercana a cero. Además, el sistema tributario debería ser más progresivo y corregir hacia abajo el índice de Gini como ocurre en Europa. En nuestro país, el sistema impositivo no es muy eficaz para mejorar la distribución del ingreso. La apuesta de fondo es por una mejor educación que pueda incrementar el porcentaje de egresos de la secundaria (ahora es sólo de 40%). Si este ratio no mejora se pierde la capacidad de empleabilidad en el sistema. 

EL BALANCE

El balance social de este primer año no es bueno, aunque tampoco se esperaba una mejora importante dado los desequilibrios macroeconómicos presentes. El impacto de las medidas llevadas adelante por el Gobierno fue mayor al esperado y, a la luz de los resultados, las políticas de contención social pareciera no ser suficientes.
El Gobierno encaró una política gradual muy lejana a un ajuste del gasto social. Hay continuidad con la gestión anterior con respecto de los planes sociales a lo que se suma la mayor retribución a jubilados, la tarifa social, entre otros aportes. Como estamos en un año de estanflación, naturalmente la cuestión social empeoró. La inflación, generada en gran parte por la corrección de precios relativos, ha disminuido el ingreso real, en especial en los informales y en los deciles de menor ingreso. Walter Sosa Escudero estudió este tema en profundidad. 
La contracción de la actividad en 2016 cercana al 2% supone despidos, suspensiones y temor al desempleo, con fuerte impacto negativo sobre el consumo. Los sectores más comprometidos con la pérdida de empleo en 2016 han sido la construcción y la manufactura de origen industrial, en particular la ligada a Brasil.

MAS POBREZA 

La pobreza subió según los datos del Indec, que son bastante similares a los del Observatorio de la deuda social de la UCA. Sin dudas el impacto social de las medidas económicas adoptadas hubiese sido mucho mayor aunque no estamos seguros de su magnitud. Susmel de Fiel presentó hace algunos años un análisis del impacto de las transferencias. La diferencia en ese trabajo era de 2% aproximadamente en el caso de pobreza y de 3% en la indigencia. Aunque son valores estimativos, se puede pensar en una pobreza actual sin transferencias de 34% y no de 32%.
Pobreza cero es un ideal muy utópico. Si Macri llega a reducirla a 20% para fin del mandato sería un logro. Hace 20 años que no podemos estar por debajo ese número. 
El salario real se contrajo cerca del 7% en el sector formal, dependiendo de los sectores en relación con las paritarias acordadas. Aparentemente el ingreso de este sector disminuyó con mayor intensidad. En 2016 se estiman 150.000 despidos en el sector privado. 
Para el próximo año esperamos algunas mejoras en los indicadores sociales aunque no muy significativas. La característica de año electoral es un aspecto clave. 
La menor inflación posibilitará la recuperación del salario real, siempre que la economía inicie la recuperación y las paritarias logren ubicarse por encima del incremento del costo de vida. Esta situación sumada a las políticas sociales que se vienen implementando tendrá un efecto positivo en la reducción de la pobreza. 
El nivel de empleo mejorará, en particular en el sector informal. El repunte de la construcción y de la industria será fundamental. 
Los indicadores sociales dependen de la macroeconomía y de las políticas públicas del área social. Para el 2017, se asume un crecimiento superior a 3% y una inflación cercana al 20%. Con esa macro se estima que el desempleo puede caer pero poco, digamos menor a 8% si ahora está en 8,5%. La distribución del ingreso, que mejoró con el kirchnerismo, se complicó este año y puede volver a mejorar parcialmente. 

* Economista de la Universidad Austral