Mirador político

El problema de Dujovne

Para hacer un cambio de fondo se necesita un poder institucional del que Macri carece. No importa si la gestión económica está fragmentada o no, tampoco el ego desproporcionado de algún ministro. A esta altura el cambio sería decir la verdad y esperar que el electorado la procese en lugar de venderle cuentos de hadas que siempre terminan en tragedias griegas.

Se ha hablado hasta el hartazgo de los cortocircuitos entre Mauricio Macri y Alfonso Prat Gay, pero cuestiones personales aparte el presidente cambió a su ministro de Hacienda porque la economía, lastrada con sus viejos problemas de gasto público descomunal, ineficiencia y falta de inversión, no arranca.

En los últimos tiempos el nuevo ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ha dado su opinión por la prensa sobre esta situación y parece coherente que, una vez en el cargo, intente llevar a la práctica las medidas que propuso como periodista.

En negro sobre blanco sus observaciones son racionalmente incuestionables, pero deben ser aplicadas por un gobierno institucionalmente débil, en medio de una fuerte puja sectorial por el ingreso y a una sociedad sin ningún apego a las leyes. En un contexto en el que la policía es socia de los delincuentes o está de brazos caídos cuando se lo impiden y los “barras” toman comisarías al mejor estilo Luis D´Elía.

Sus ideas deben ser aplicadas en un país en el que a los que cortan calles con palos y capuchas se les asignan fondos multimillonarios en el presupuesto nacional con el aplauso entusiasmado de la clase política, pero para los inundados se piden donaciones.

Si la sociedad llana sin ningún poder incumple la ley, qué decir de la tendencia a la anomia de la dirigencia tanto política como económica y sindical. Por eso, si no se distingue entre las expresiones de deseos y la capacidad real de ponerlas en práctica, se recaerá en la trampa dentro de la cual todos los políticos viven alegres y despreocupados: la campaña electoral permanente.

¿Cuáles son los hechos que el “exitoso” Prat Gay deja tras de sí? Un nivel de déficit que llega al 4,8%. Este era el “target” del gobierno, pero 1% es lo que cubrirá el blanqueo, un recurso extraordinario. Para 2017 el déficit propuesto es de 4,2%, un 0,9% más del 3,3% inicialmente planeado.

¿Por qué ocurrió esto? La respuesta la tienen los piqueteros, Massa, los gobernadores, los sindicatos y tantos otros sectores de los que Macri necesita para bajar el nivel de conflictividad, evitar paros, cortes, vandalismo y tomas de supermercados. Y también para que el Congreso funcione.

Cuando el gobierno intentó aumentar las tarifas para reducir el déficit, la Corte se lo impidió. ¿Qué propone Dujovne? “Contractualizar” la relación entre productores y consumidores. Habrá que ver cómo lo consigue.

Por presión del peronismo el gobierno en lugar de exigir a las provincias que ajustasen les giró más recursos. ¿Qué propone Dujovne? Que ambas partes se comprometan en la aprobación de una “ley de responsabilidad”.

En resumen, el problema es político y no económico. Para hacer un cambio de fondo se necesita un poder institucional del que Macri carece. No importa si la gestión económica está fragmentada o no, tampoco el ego desproporcionado de algún ministro. A esta altura el cambio sería decir la verdad y esperar que el electorado la procese en lugar de venderle cuentos de hadas que siempre terminan en tragedias griegas.