Un grupo de reparadores brindan una segunda oportunidad a los objetos rotos de antaño

El Club de la segunda oportunidad

Hace un año dos amigas creaban un espacio de encuentro donde se podía aprender los viejos oficios para arreglar objetos con obsolescencia programada. Hoy con la tecnología 3D piezas faltantes surgen sin costo para dar una nueva vida.

El reloj de la abuela; el piano sin tecla; la bota con un agujero; y la silla sin tapizar son algunos elementos que se pueden encontrar durante una jornada del Club de Reparadores, una propuesta que brinda una segunda oportunidad a objetos dejados de lado por estar obsoletos.

"Nos dábamos cuenta lo difícil que es muchas veces que un objeto roto llegue a ser reciclado. Hay cosas, como aparatos electrónicos, que no son reciclabes porque les faltan componentes o materiales plásticos que forman algunas partes y que no se consiguen porque los dejaron de fabricar o porque eran importados. Esos objetos terminan siendo tirados y son llevados a un basural", destacó a La Prensa Melina Scioli, que junto a su amiga Marina Pla decidieron el 28 de noviembre de 2015 crear este club colaborativo para evitar que creciera la cantidad de objetos que son tirados a la basura por su "Obsolescencia planificada".

"La idea de generar estos encuentros es poner a disposición un espacio común de herramientas y materiales y generar una convocatoria que invite, por igual, a gente con el conocimiento para reparar y a quienes tiene cosas rotas y ganas de arreglarlas para alargar su vida útil", destacó Melina quien también enfatizó la importancia de preservar la historia familiar a través de estos objetos.

"Usar algo que tiene mi mamá que para mi hoy es común pero para mis hijos quizás sea más difícil heredar cosas mías por la visión que hay hoy de tirar las cosas. Esto es un resultado de un modelo actual de producción y descarte que con esta iniciativa lo queremos contrarrestar", enfatizó Pla.

Un punto interesante de la propuesta es que han incluido una impresora 3D para recrear esas partes faltantes que permitirán dar una nueva vida a los objetos. Teclas de piano o engranajes importados son algunos de las partes recreadas en papel y luego volcadas a una computadora que manda a impresión el bosquejo.

INTERES
La primera edición del Club de Reparadores fue en Parque Lezama y a partir de allí se realizaron 14 encuentros más en distintas ciudades del país. Para celebrar este primer aniversario de la iniciativa, en la Legislatura Porteña organizaron un acto para declarar a la iniciativa como un evento de "Interés por la Ciudad".

"Con motivo de la entrega del diploma por ser declarado de interés es que se nos ocurrió hacer un evento del Club en la Legislatura de la Ciudad. Es una buena oportunidad porque acá en la casa (como la llaman a la sección antigua del edificio) se hace mucho trabajo de reparación y esta bueno que se conozca. Es trabajo de artesanos y de artistas. No todos los que trabajamos acá todos los días sabemos que están en el subsuelo. Y cuando entras en esas salas y ves las arañas; las luces siendo restauradas; los sillones; mas todo el trabajo que se hace para restaurarlos es algo que queríamos que se reconozca hoy con este evento", destacó a La Prensa Natalia Persini, legisladora porteña que organizó el evento y quien, a su vez, cuenta con un abuelo mecánico dental que siempre mostró como el reciclado de objetos puede generar una segunda oportunidad.

Cabe señalar que este año el Palacio Legislativo, ubicado en Perú 130, cumplió 85 años. Declarado Monumento Histórico Nacional en 2011, fue diseñado en estilo francés por el arquitecto Héctor Ayerza. Entre los elementos antiguos que alberga este espacio se destacan sus mármoles de Grecia y de la región italiana de Botticino, sus arañas de bronce y cristal y sus revestimientos en nogal; una torre reloj a 97 metros de altura; y en sus techos se encuentra un carillón, el instrumento musical más grande que hay en Buenos Aires.

Pero detrás de estos emblemas de un estilo, se encuentra un grupo de personas que han dedicado años de su vida a mantener en perfecto estado cada uno de estos objetos. Néstor Fabian Bullotta y Walter Hernández son dos de los artesanos que aún mantienen los oficios tan necesarios para conservar estos elementos considerados patrimonio de la ciudad.


"Nosotros damos casi la vida por las cosas que hay en esta casa que es la legislatura. Nosotros vivimos aquí adentro y por eso la defendemos tanto. Cuando pintan afuera en las paredes uno lo sufre", destacó La Prensa Bullota que junto a otros empleados participaron del evento del Club de reparadores realizado en la Legislatura.

A Walter Hernández se le enciende su cara al transmitir su visión de la importancia que tiene su oficio en el antiguo edificio.

"Yo hago mantenimiento de mobiliario. Hago todo lustrado a mano algo que ya se ve poco. Hoy en día no hay lustrado fino sino que son lacas como para lustrar un coche. Esta madera exige un buen lustrado", destacó a La Prensa el artesano responsable de la restauración del mobiliario.

Luego agregó que "Nos identificamos con esta gente porque uno lo hace porque le gusta. Para nosotros no es un hobby sino que trabajamos en algo que nos gusta. A parte por lo general el oficio nace con uno".
Cada encuentro del Club de reparadores brinda la posibilidad de compartir historias con otros presentes sobre estos objetos del pasado que vuelven a la vida. "La idea es que haya un espacio de encuentro donde se pueda compartir con otros esos saberes y que sea un programa. Donde se encuentren quienes buscan recuperar algo y quines cuentan ese saber en cada barrio. Es una segunda oportunidad que también cuida a la Ciudad", concluyó Melina Pla.