El Coliseo recordó a Cerati

El grupo santafesino Música para volar se presentó el domingo en el teatro de Marcelo T. de Alvear en un homenaje sinfónico al genial artista. A sala llena, el público vibró y disfrutó de un concierto único.

Tras meses navegando por destinos como Rosario, Córdoba, Bahía Blanca y Mar del Plata, el grupo Música para volar comenzó a pensar cuál sería el escenario ideal para cerrar el año. Y para estos santafesinos, un homenaje a Gustavo Cerati no podía ser en otro lugar que no fuera la ciudad de la furia.

El teatro Coliseo fue el sitio elegido, en una presentación de dos horas y con más de 50 artistas en escena entre el coro vocal y la orquesta, a cargo de Facundo Echeverría.

José Matteucci en batería y voz, Alexis Thompson en guitarra, Julieta Sciasci en bajo y Bruno Moreno en el teclado desplegaron una lista de hits tanto de la etapa solista del cantante como de Soda Stereo.

La apertura se dio con 'Hombre al agua', una sutil insinuación para recordar los faros del pasado que tanto le han dado al rock argentino. Acto seguido, llegaron temas tan aclamados como 'Un misil en mi placard', 'Entre caníbales' y 'Té para tres', justamente uno de los preferidos de Cerati.

El público tarareó y se emocionó en cada uno, sobre todo con ‘Zoom’, donde las palmas acompañaban las imágenes del Planetario, donde se grabó el video oficial. Sin embargo, realizar un cover o tan solo imitar los acordes originales no basta para ninguna banda.

Consciente de ello, o no, Matteucci sobresalió con su voz (casi idéntica a la de Gustavo) y su buen manejo del escenario, que generaron una química tan especial como las que solía provocar el genial músico fallecido en 2014.

REPERTORIO

Así como la primera parte de la noche tuvo más reminiscencias al trío que conformaba Cerati con Charly Alberti y Zeta Bosio (con puntos altos en ‘Cuando pase el temblor’ y ‘La cúpula’), en la segunda fueron las composiciones individuales como ‘Ella usó mi cabeza…’, ‘Cosas imposibles’ y ‘Crimen’ las que coparon la parada, quizá más aptas para el lenguaje sinfónico.

Allí jugaron un papel clave la escenografía, las luces y los instrumentos de viento, de madera y de metal, algunos de ellos centrales en la carrera ceratiana, basada en un trabajo pulcro y que generaba sensaciones con la mezcla sonora y visual. En ese sentido, el ingreso del arpa, a cargo de Gabriela González, maravilló al público en ‘Cactus’, un tema más bien folclórico.

El repertorio abarcó, como le explica el tecladista Moreno a La Prensa, “todas las facetas” de la trayectoria de Cerati. “Seleccionamos las canciones en base a varios criterios, pensando la carrera desde el comienzo hasta el final. Por momentos él dialogaba con la música folclórica, con la electrónica, ha hecho cosas sinfónicas, rock, pop, de todo. Tratamos de hacer un poco de todo eso y luego fue cuestión de hacer cada arreglo en la canción, pensar en cómo se puede traducir la letra para estos instrumentos”, agregó.

"La verdad que todo fue muy emotivo. Teníamos mucha expectativa en este recital por lo que significa el Coliseo, por todo lo que ha pasado acá. Era como una mochila para nosotros y por eso quisimos poner lo mejor, lo vivimos con mucha satisfacción y placer. Por suerte la gente respondió en todo momento y creo que se logró el clima que le buscamos dar al espectáculo" dijo Matteucci, minutos después de finalizo el concierto.

Atrás habían quedado 'Zona de promesas' y 'Paseo inmoral', dos canciones que lograron un gran acompañamiento de la gente. La última fue 'Puente', donde el "gracias por venir" de la letra ya anticipaba el pronto adiós, al menos hasta el 2017.

Mientras tanto, el Coliseo sigue de pie ovacionándolos, tal vez como una especie de devolución por traer de vuelta lo que se extinguió tiempo atrás. Un reconocimiento que fue resumido en un grito por alguien de la platea: "¡Gustavo está vivo hoy!".