El radicalismo llega al poder

El eslabón perdido

Por Pablo Gerchunoff
Edhasa. 242 páginas

El centenario del triunfo electoral de Hipólito Yrigoyen ha sido el disparador para que autores varios recordaran las peripecias del primer gobierno radical. En esa línea se inscribe El eslabón perdido, el libro de Pablo Gerchunoff que aborda desde la política económica las dos gestiones del líder (1916-1922 y 1928-1930), y el interregno de Marcelo Torcuato de Alvear (1922-1928).

Mucha agua ha pasado bajo el puente desde entonces, y tras un siglo plagado de acontecimientos políticos disímiles en la Argentina, aquel período democrático quedó sumido en un cono de sombras. La tarea de echarle luz termina por descubrir algunas particularidades del proceso, refuerza ideas y derrumba mitos.

Munido de numerosas fuentes documentales, a las que se suman gráficos explicativos, Gerchunoff se lanza tras la aventura de explicar un período cambiante y olvidado. La victoria radical es la llegada del pueblo al poder, el acceso de la clase trabajadora a los salones. Yrigoyen debe lidiar con la escasez de la Primera Guerra Mundial, pero el conflicto también deja lo suyo: a la fuerza, Argentina comienza a industrializarse.

Los primeros años están signados por la desocupación y la inflación, pero poco a poco se recupera el salario real y los trabajadores viven un momento de plenitud. El líder y su pueblo sellan una alianza que parece inquebrantable.

Su sucesor, Alvear, de línea conservadora, instaura el sistema jubilatorio y logra promulgar en el Congreso una ley laboral revolucionaria. Cuando en 1928 retoma el mando Yrigoyen, el PBI argentino es robusto y, según las estadísticas, no hay pobreza en la ciudad de Buenos Aires. El ensayo subraya con rojo que economía y política son indivisibles. Por eso la crisis del "30, entre otros factores, hace volar por los aires la democracia en la Argentina, restaurando en el poder a los conservadores.