Entrevista con el politólogo y consultor Roberto Starke sobre la "nueva" política predicada por el macrismo

"La esencia de la política no cambia"

En diálogo con "La Prensa" el analista ratificó la vigencia de la "vieja" política" a la que el actual gobierno debe seguir recurriendo para dirimir las disputas de poder

Con el triunfo electoral de Mauricio Macri se instaló una controversia acerca de la denominada "nueva" política alimentada por algunos de sus asesores que dictaminaron la caducidad de la "vieja", hecha de discursos, movilizaciones, ideología y "toma y daca" entre dirigentes. Esos voceros juran que está comenzando una nueva etapa de liderazgos "light", contacto directo con los votantes y neutralidad ideológica. Conversamos sobre el fenómeno con el sociólogo, politólogo y consultor Roberto Starke.

- ¿Hay una "nueva" política hecha de contacto directo entre el gobernante y la gente por las redes sociales y los timbreos en contraposición a la "vieja" política de comités, unidades básicas, movilizaciones y "rosca"entre dirigentes?

- Existe una nueva manera de hacer política, lo que no quiere decir que haya cambiado la esencia de la política. Son cosas distintas. Las formas, los estilos de hacer política han cambiado, porque en general la gente es escéptica sobre la capacidad de la política tradicional para resolver problemas. También porque las antiguas formas de participación se han agotado y han surgido nuevas. A lo que hay que agregar que la sociedad se ha vuelto más compleja, los públicos se han segmentado. Evidentemente para llegar a esos públicos se necesitan estrategias diferentes a las tradicionales.

- La nueva y la vieja forma conviven ...

- Hoy conviven. La forma tradicional, en el Congreso y en las conferencias de prensa, por ejemplo. Simultáneamente la nueva forma se da través de las redes, lo que obliga a diseñar una comunicación para un público específico, por lo general más joven. Sobre los sectores de mayor edad y los sectores dirigentes la incidencia de esta estrategia es menor. Esos sectores están más acostumbrados a las formas tradicionales de hacer política.

-¿La nueva forma desplazará a la vieja?

- Yo todavía no lo veo tan claro. Porque los sectores dirigentes, lo que el gobierno llama el "círculo rojo", no atienden este nuevo estilo de hacer política. Atienden al tradicional, porque es al que están acostumbrados y el que les ha permitido consolidarse como corporaciones de enorme influencia y poder. Es muy difícil que ese "statu quo" pueda cambiar de un día para el otro. Cuando uno habla de una nueva forma de hacer política en realidad está apuntando a esos segmentos más jóvenes. Pero esos segmentos más jóvenes votan cada dos años. Los que deciden el clima social y político todos los días, los que votan todos los días, son los del "círculo rojo". Y lo hacen a través de los medios de comunicación tradicionales. Es una forma mucho más salvaje, más brutal, que la otra, que es la que privilegia gran parte del actual gobierno. Las dos formas conviven y lo van a seguir haciendo un tiempo muy largo. No creo que la nueva desplace totalmente a la otra. ¿Por qué? Porque ahí vamos a la esencia de la política que es básicamente disputa por valores, por el futuro y por el poder. Estos son los temas. Y en ese sentido las formas tradicionales tienen una ventaja, porque los que dirimen estas disputas están más acostumbrados a la vieja política.

- ¿La agenda ya no la hacen los factores de poder sino los ciudadanos de a pie como dicen los comunicadores del gobierno?

- La agenda la siguen marcando todavía los diarios, las radios y gran parte de los poderes tradicionales. Los medios tradicionales son un elemento vital de la discusión política y la política sigue siendo lucha por el poder.

- Cristina Fernández es una dirigente tradicional que usa las redes para comunicar "a la antigua": bajada de línea ideológica, confrontación, agenda estrictamente política.

- Lo que hace por las redes tiene un efecto importante, pero ¿qué efecto tiene sobre el gran público? Cuando tuitea, tienen que ser los medios los que reproduzcan el mensaje para que el gran público se entere, porque si no sólo se entera la clientela de Cristina y sus amigos. Por supuesto que debe de tener miles de adherentes, pero la gente que la sigue y reacciona sigue siendo una minoría. Con las cadenas nacionales pasó algo llamativo. Hizo abuso de esa herramienta. Primero tuvo un efecto importante, el público era mayoritario, pero se fue achicando. La gente se canso. Creció la cantidad de gente que condena ese uso y por eso el actual gobierno trata de diferenciarse y no usa esas cosas. El gobierno ha instaurado una nueva forma de comunicación que busca diferenciarse de la anterior. Una de las variantes es la de la redes. Sientan al perro en el sillón presidencial y mandan un tuit. Pero sin duda de eso tampoco pueden abusar mucho, porque inevitablemente cansa. Lo que no cambia es que cuando hay que ir a hacer política el gobierno y la oposición no van a las redes sino a hacer política en el canal tradicional, las negociaciones, la búsqueda de consenso, la lucha por el poder. Todo eso se refleja en los grandes medios, la televisión, la radio y los diarios.

- Tampoco parecen interesarle los medios oficiales; ni siquiera desplazó a periodistas "militantes" que convirtieron a esos medios en agencias de propaganda kirchnerista. 

- No quieren parecerse a la etapa kirchnerista. Además no creen en la efectividad de esos medios. Ahí pierde un punto importante, porque en general lo que los medios oficiales intentan es reflejar las posiciones del gobierno y fundamentalmente darle a algunos protagonistas del gobierno un lugar para que puedan llevar adelante o trasmitir ideas y proyectos. Al gobierno hoy le falta eso. El gobierno está haciendo inversiones importantes en infraestructura y la gente no tienen la menor idea de lo que está pasando. En ese sentido pierden una oportunidad.

- ¿Todo el gobierno piensa igual?

- Observemos a María Eugenia Vidal. Ella saca publicidad en los medios diciendo estamos reformando los hospitales, rehaciendo estas rutas, llevando adelante inversiones en cloaca y agua corriente. Eso aparece en los medios. Aparece en los noticieros en las horas pico. Lo que significa que algún sentido tiene. No lo hacen solo por gastar recursos. Creo que ahora el gobierno con las empresas que invierten en infraestructura va a empezar a difundir lo que están haciendo. La diferencia es que en lugar de hacerlo el gobierno lo van a hacer las empresas.

- Hay prácticas políticas que han perdido efectividad: las marchas, los actos ...

- Las formas tradicionales de movilización de los 70, 80, 90 pasaron de moda. Sólo clientelas muy específicas se mueven en función de una convocatoria. Los militantes. Los que van a las marchas acuden en general por algún motivo específico. No sólo por un choripán. Los camioneros se movilizan porque se sienten una corporación fuerte. Por eso se movilizan detrás de las consignas de Moyano.

- Pero el poder de convocatoria parece limitado ...

- Hoy hay mucha espontaneidad. La gente sale en los municipios a manifestarse en contra de la inseguridad. Toma intendencias. Esto los políticos no lo pueden controlar. Y hoy los políticos tienen que comunicar solamente por los medios, fundamentalmente la televisión. Por eso se desesperan por ir a la televisión, porque les va a dar nivel de conocimiento y eso les va a permitir posicionarse dentro de su estructura política para las elecciones.

- Eso nada tiene que ver con la política tradicional, el "cursus honorum" en los partidos y las instituciones..

- Sin duda. Por eso los nuevos políticos surgen de la sociedad, no de las estructuras políticas. Los nuevos políticos encabezan las listas y detrás meten a los políticos profesionales. Cuando esas nuevas figuras ocupan un cargo, indudablemente ahí comienza la política más bestial, más salvaje, que es la política de poder. Esa no hay forma de evadirla. Cuando le cerrás la puerta a esa política, entra por la ventana como le pasó a Macri. Macri creyó que teniendo una agenda de temas basados en la gestión iba a lograr ciertos objetivos en los primeros meses y que podía prescindir del diálogo corporativo. Sin embargo, ha terminado dialogando corporativamente con la CGT, con la Iglesia, con los empresarios. Hemos vuelto así a la vieja historia.