"Tenemos un problema de productividad muy serio"

Con el kirchnerismo estábamos bajo un estrés normativo disfuncional, destaca el presidente de la Cámara de Exportadores. Enrique Mantilla aplaude los avances, pero destaca que mucho por hacer para bajar costos y generar mejores condiciones de mercado.

Otros vientos soplan hoy por hoy para el comercio exterior, que vio revitalizado el impulso de las exportaciones luego de que el Gobierno nacional decidiera en diciembre remover las retenciones al agro -excepto la soja, que bajó del 35 al 30%-, la industria y la minería. El impacto fue inmediato, sobre todo en el sector agropecuario, donde se extendieron las áreas sembradas y resurgieron cultivos tradicionales como el trigo, que había retrocedido en las preferencias de los productores porque "no era negocio".

A la industria, en cambio, no le ha ido tan bien desde que su principal destino es nada menos que Brasil, un país sumergido en la recesión y la crisis política. Pero, más allá del efecto inmediato que las políticas comerciales de la gestión Macri han logrado en estos primeros diez meses, persisten cuestiones de fondo que deben ser abordadas. El incremento de la productividad, volverse más competitivos es, en palabras del presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), Enrique Mantilla, una materia pendiente.

-¿En que situación se encuentra hoy el sector exportador?

-Lo importante de este Gobierno es que ha hecho un cambio sustantivo, especialmente en cuatro sectores: un tema es todo el comercio administrado, otro es el financiamiento a las exportaciones. Esto es relevante porque antes teníamos crédito solamente a 30 días. El ejemplo más claro es el de los pollos, donde Argentina tenía miles de galpones y era rey en América Latina y ese mercado se perdió porque no nos dejaban financiar nada y nos obligaban a traer la plata de inmediato. El tercer punto importante es que el Gobierno sacó varias trabas para poder exportar, porque para vender al exterior había que pedir permiso; y la cuarta son temas logísticos, donde ha habido una mejora sustantiva.

-¿Les resultaba opresivo el sistema anterior?

-Estábamos bajo un stress normativo disfuncional. Keynes decía en su Teoría Económica que el comercio administrado es la política más alevosa en sus resultados. Toda esa maraña se está sacando. Ahora, el tema de la dinámica hacia el futuro es otra cosa, porque depende del mercado externo pero también de mejorar mucho la competitividad interna. Allí el rubro infraestructura es relevante, pero tarda en salir.

OPTIMISMO

-¿Tienen expectativas con los planes de inversión en infraestructura que lanzó el Gobierno, como el Plan Belgrano?

-Sí, pero todo eso lleva tiempo. El tema de la competitividad sistémica es el tema central. Hay mucho por hacer para bajar costos y ganar mejores condiciones de mercado. Y por otro lado, bajar la tasa de interés que pagan las empresas va a permitir incorporar tecnología.

-¿Hay que renovar la capacidad instalada?

-Muchas empresas compraban maquinaria usada brasileña. Por ejemplo en el rubro textil hay maquinaria antigua de baja productividad. En cambio ahora, al poder financiar la incorporación de tecnología en bienes de capital significa que uno va a poder contar con maquinaria competitiva dentro de un año o dos. Hay todo un proceso a futuro que arroja una lectura optimista, pero hay muchas dificultades.

-¿Hay un cambio de mentalidad entre los empresarios? Al hablar de competitividad parecen hacer más hincapié en la infraestructura que en el tipo de cambio, como era usual.

-Depende del sector. Los que hablan mucho del tipo de cambio son los empresarios más chicos, que son más sensibles a eso porque no tienen productividad por escala. Excepto que tengan una innovación muy grande, es decir que tengan un producto donde lo innovador y la diferenciación les da mayores posibilidades de competir.

-¿Le preocupa la primarización de las exportaciones?

-Sí, ese es un problema, pero tiene que ver con ciertas políticas específicas que tienen efecto aquí. En sectores de China donde hay sobre capacidad instalada, ellos sustituyen el valor agregado. En lugar de comprar aceite de soja, compran soja. Hacen lo que todo el mundo desea hacer. Lucha por el procesamiento.

GRANERO GLOBAL

-¿El campo es el mascarón de proa de este modelo?

-Sobre todo lo que son los agronegocios en su conjunto. Allí Argentina tiene muchas posibilidades. En el sector automotriz estamos haciendo un esfuerzo, pero con el tema de Brasil toda la parte industrial sufre porque no logra colocar sus productos. Hasta que Brasil no salga adelante ese panorama no va a cambiar. Toda Sudamérica está mal este año, todos los mercados regionales. Especialmente Brasil viene cayendo hace dos años.

-¿Qué debe cambiar para que Argentina despegue?

-El punto central aquí es el siguiente: entre 1980 y el 2015 la tasa promedio de crecimiento anual fue de 0,7% para la Argentina. Y la tasa de crecimiento de la población promedio anual fue de 1,2%. Entonces uno toma esta estadística larga y tiene una crisis de productividad fenomenal. Por eso es que hay un 30% de pobreza y un 35% de informalidad en el mercado laboral. Tenemos un problema de productividad muy serio. Revertir eso implica muchos años de trabajo. Lo que es importante es el sentido estratégico. Como íbamos, terminábamos en cualquier lado.

-En este contexto está inserto el Mercosur. ¿Resulta operativo?

-El Mercosur también está en una crisis. Todos estos cambios son parte de un proceso muy lento. Hay que trabajar de manera lenta, nada es de un día para el otro. Aquí el cambio será a mediano plazo.

-¿El cronograma electoral atenta contra la planificación a largo plazo en Argentina?

-Depende de la calidad de los dirigentes. No son las elecciones en sí, sino los que ponen en juego las elecciones. Si tienen políticas de largo plazo, polítias de Estado, lo que se discute es otra cosa.