El caso de un docente que decidió abandonar la enseñanza porque los alumnos prestaban solo atencióna sus teléfonos desató el debate

A clases con el celular, un desafío difícil

Especialistas consultados se mostraron a favor de que lo lleven, pero con un sentido educativo y con un uso responsable. El profesor tiene que hacer la clase atractiva pero también poner límites.

La polémica surgió a partir de que se conociera en los últimos días lo escrito por el profesor Leonardo Haberkorn en su blog, quien dictaba clases de periodismo en una universidad en Uruguay, y que se cansó de que sus alumnos no le prestaran atención en el aula por el uso del teléfono celular.

"No dictaré clases allí el semestre que viene y no sé si volveré algún día a dictar clases en una licenciatura en periodismo. Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla. Me cansé de estar hablando de asuntos que a mí me apasionan ante muchachos que no pueden despegar la vista de un teléfono que no cesa de recibir selfies", es parte de lo que escribió.

Lo cierto es que si bien el texto no es nuevo, pero sí se viralizó por estos días en las redes sociales, Haberkorn aclaró ahora que no tiene nada contra Internet y las nuevas tecnologías, y reconoció que tal vez no tenga "conocimientos pedagógicos" para mantener la atención de la clase.

La cuestión es que el escrito del periodista abrió el debate sobre el uso que se hace de la tecnología en el aprendizaje ¿Se puede usar el celular en el aula aprovechándolo para mejorar la clase y lograr un mayor interés en los alumnos o es un elemento contraproducente que solo distrae?

La doctora en comunicación Roxana Morduchowicz, autora del libro "Los chicos y la pantalla" señala que "el teléfono celular es la pantalla más importante para los adolescentes en la Argentina y en el mundo, los acompaña todo el día ya que es fácil de transportar".

PANTALLA UNICA
La especialista en cultura juvenil indica que hoy a los jóvenes el celular les sirve para tres temas centrales: escuchar música, comunicarse con los amigos y navegar por internet.
Morduchowicz agrega que el teléfono celular en Europa y Estados Unidos ya es usado por los jóvenes como "pantalla única". "En la Argentina esto aún no ocurre porque no todos los chicos cuentan con los llamados "smartphones", pero con el tiempo esto también ocurrirá en nuestro país".

La profesional se muestra a favor del uso de los teléfonos celulares en las aulas. "La respuesta a estas tecnologías no puede ser la prohibición, no tiene sentido. Lo central es elaborar proyectos pedagógicos que contemplen el uso de teléfonos celulares como herramientas".

"Lo mismo -continúa- pudo haber pasado con la televisión en su momento. Si el docente elige algún programa para trabajar en clase tiene sentido su uso, si pongo cualquier canal para que miren los chicos, no".

Incluso, expresa la investigadora, el uso del celular ayuda a la conexión digital. "No todas las escuelas del país tienen acceso a internet, en cambio un chico con un celular sí lo puede llegar a tener".

Para Morduchowicz nuestro país inició ya hace algún tiempo el camino correcto en educación y tecnología a partir del programa "Conectar Igualdad". "Es un buen punto de partida para acercar la tecnología a todos los chicos, dándoles las netbooks, ahora hay que trabajar en contenidos que utilicen estas herramientas valiosas".

La especialista señala que "como con cualquier innovación es fundamental la formación de los docentes para que ellos puedan promover un uso reflexivo y creativo de la tecnología".

En esto se tiene que participar tanto desde la escuela como desde las políticas públicas. "El docente tiene que ver que si el alumno no está en la clase es por algo. Y tenemos que actuar para que el chico, el alumno se interese".

Marilina Lipsman, Subsecretaria de Innovación y Calidad Académica de la Universidad de Buenos Aires (UBA), señala, en tanto, que "con cada nuevo uso que se hace de la tecnología suele verse todo los efectos negativos o todos los positivos, todo a favor o todo en contra".

"Lo que pasa hoy con los celulares -continúa- pasó años atrás con las calculadoras. Se decía que su uso en el aula iba a atentar contra la memoria de los alumnos. Lo importante es relativizar, ver los giros que tienen todos estos cambios, depende de su uso".
La especialista agrega que incluso hoy la reflexión sobre como impacta esta nueva tecnología o su normativa para usarla por ejemplo en buena forma en clase "va más lenta que el avance tecnológico. La reflexión tiene otro tiempo".

UNA EXTENSION
Lipsman resalta que lo importante ya sea a nivel primario, secundario y universitario es "la propuesta didáctica. Esta tiene que tener en cuenta que la tecnología ya es parte de la ecología cultural. Hoy jóvenes y no tan jóvenes tienen incorporado los dispositivos móviles, hasta algunos especialistas ya los definen como extensiones corporales".

Si bien la Subsecretaria se muestra a favor del uso del celular en el aula, destaca que hay que "educar en su uso responsable. Hay que estudiar y decidir cuando se va a usar, por qué, para qué. Hay que trabajar desde la gestión, la institución, no se puede usar así nada más".

Lipsman opina que en estos años se ha trabajado en acercar las tecnologías a las aulas y se generó formación docente respecto del tema, "pero aún falta. Hoy se necesita ver cómo se incorporan en proyectos de acuerdo a cada contexto".

"No es solo incluir la tecnología para generar atracción del alumno en la clase. Si el chico se aburre es porque hay un problema en la institución educativa".

La investigadora señala que hoy hay múltiples elementos tecnológicos que se pueden aplicar en el aula. "Por ejemplo un profesor en una clase de agronomía mediante un código QR -código que permite leer una imagen o información apuntando con una cámara del smatphone- puede hacer que sus alumnos observen plantas que no florecen en este momento del año. Este es un ejemplo en que se le da sentido al uso de la tecnología".

"Lo importante -continúa- es tener pautas claras de cómo usar lo tecnológico en el aula de acuerdo a la edad del alumno, y siempre teniendo un por qué".

UN SENTIDO
Para Lipsman la tecnología ya no puede ser tomada como una simple herramienta sino como un sentido, algo que forma parte de nuestro entorno cultural. "La sociedad se ve interpelada y cruzada por la tecnología".
La especialista da cuenta de un ejemplo que se está usando en la UBA aplicando la tecnología en educación, y como esta está inserta en todos los niveles.

"Hace un tiempo creamos el Secundario a Distancia (SAD) para los trabajadores no docentes de la UBA. Como el proyecto anduvo muy bien, desde el ministerio de desarrollo social nos pidieron que trabajáramos para el plan Argentina Trabaja con mujeres en situación vulnerable".

Fue así como el equipo de la UBA descubrió que muchas de estas mujeres no tenían computadoras pero sí celulares con acceso a internet. "Es así como adaptamos los contenidos para los celulares".

También el programa UBA XXI, que permite adelantar materias del ciclo básico en quinto año secundario está adaptado a la tecnología móvil. Pero, más allá de todo lo novedoso y la ventaja que puede tener el uso del celular en el aula Lipsman resalta que "lo central, el corazón tiene que estar en la calidad del trabajo docente, proyectando contenidos donde aparezca la combinación con la tecnología".