Jabones antibacteriales:¿aliados de la higiene o amenaza?

La FDA de Estados Unidos prohibió aquellos que contienen alguno de los 19 químicos que no han probado su seguridad a largo plazo. Generar alteraciones hormonales en niños y resistencia a los antibióticos serían algunos de los riesgos asociados con su uso.

La comercialización y uso en el hogar de los jabones antibacteriales se ha extendido en los últimos años a nivel mundial. Sin embargo, la Administración de Alimentos y Drogas (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos prohibió recientemente la venta de aquellos que contienen ciertos químicos que combaten las bacterias, alegando que la industria no ha logrado probar que su uso a largo plazo es seguro o que es más efectivo que usar jabón común y agua.

En concreto, la FDA prohibió el uso de 19 químicos y les dio a las compañías el plazo de un año para sacarlos de sus productos, según informó el diario “The New York Times”.

Los más comunes son el triclosán -usado mayormente en los jabones líquidos-, y el triclocarbán -usado en jabones en barra-.

La prohibición de la FDA solo fue dispuesta para los líquidos para el lavado de manos y jabones, aunque otros productos todavía pueden contener estos químicos. En ese sentido, el diario norteamericano cita el caso de una pasta de dientes que todavía los contiene, aunque advierte que la FDA afirmó que el productor ha probado los beneficios de su uso para la reducción de placa y la gingivitis, los cuales superan los riesgos.

La agencia estadounidense también está estudiando la seguridad y eficacia de desinfectantes de manos y toallitas húmedas por lo que les ha solicitado a los productores datos sobre tres componentes activos -alcohol (etanol o alcohol etílico), alcohol isopropílico y cloruro de benzalconio- antes de emitir una disposición final sobre ellos.

De acuerdo con “The New York Times”, los especialistas norteamericanos en salud pública celebraron la normativa, dispuesta luego de varios años de existir preocupaciones en torno a los químicos antibacteriales que se incluyen en muchos de los productos de uso cotidiano y que podrían implicar más riesgos que beneficios.

RIESGOS

Los especialistas han peticionado a la FDA que regule los químicos antibacteriales al advertir ciertos riesgos, tales como interferir en las señales hormonales en niños y dar lugar a infecciones resistentes a los antibióticos.

Estudios en animales han demostrado que el triclosán y el triclocarbán pueden interrumpir el desarrollo normal del sistema reproductivo y del metabolismo. Y los expertos advierten que sus efectos podrían ser los mismos en humanos.

Estos químicos eran usados originalmente por los cirujanos para lavarse las manos antes de las operaciones y su uso tuvo un boom en los últimos años cuando los productores los empezaron a incluir en una variedad de productos, tales como los enjuagues bucales, el detergente para la ropa, para ciertas telas y limpiadores de chupetes para bebés.

De hecho, según consigna el diario estadounidense, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) hallaron que estos químicos están presentes en la orina de tres cuartos de los ciudadanos norteamericanos.

HASTA EN LOS ALIMENTOS

Al lavarnos las manos, cepillarnos los dientes o lavar la ropa con productos que contienen triclosán, este agente antibacterial entra en las corrientes de agua.

El problema del triclosán es que mata tanto las bacterias malas como las buenas. Según distintos estudios, se ha comprobado que su uso hace que los antibióticos sean menos efectivos. Además, se trata de un producto tóxico para las algas y -como se dijo- produce alteraciones hormonales en animales, lo cual puede afectar el normal desarrollo.

La mayoría del triclosán se remueve en las plantas de tratamiento del agua de desecho, sin embargo, un estudio geológico realizado en Estados Unidos reveló que el antibacterial está presente en casi el 58% de los cursos de agua limpia.

“Lo que usamos tiene un impacto, aunque uno probablemente ni siquiera piense en ello”, remarca la profesora del departamento de Biología y Química de la Texas A&M International University, Mónica Mendez.

La investigadora está interesada en estudiar los cursos de agua y ríos contaminados con triclosán, los cuales a menudo son utilizados para el riego de cultivos. “Si un río es usado para el riego, ¿esto significa que el triclosán puede estar presente en nuestros alimentos?”, se pregunta Mendez.

Para entender qué sucede con los suelos y plantas regados con agua contaminada por el triclosán, Mendez y sus colegas regaron intencionalmente cebollas, tomates y suelos con agua de este tipo en un estudio a largo plazo.

Luego de varios meses de seguimiento, hallaron triclosán en todas las partes comestibles de las plantas de tomates y cebollas. No obstante, la cantidad que detectaron era segura para el consumo humano.

También descubrieron que si bien el triclosán se degradaba rápidamente en el suelo, nunca desaparece por completo. Esto contribuye a un segundo problema: a medida que el triclosán se descompone, puede dar lugar a otros compuestos que son incluso más nocivos. De hecho, la descomposición del triclosán produce disruptores hormonales más efectivos.

“No solo nos interesa el triclosán, sino que también queremos entender los posibles productos que surgen medida que se produce la degradación. Hay mucho por investigar aún”, expresa Mendez.

La investigadora también está preocupada por cómo el triclosán afecta las bacterias que intervienen en el crecimiento de las plantas. El triclosán combate todas las bacterias, no solo las que causan enfermedades, y las tierras con bacterias saludables y diversas suelen ser mejores para las plantas. Sin embargo, el triclosán puede dañar estas comunidades de microbios.

“Sabemos que el triclosán disminuye la diversidad de las comunidades bacteriales, pero todavía debemos identificar cuáles de las bacterias venas estamos perdiendo”, comenta Mendez.

El estudio de Mendez fue el primero en medir a largo plazo los efectos del triclosán sobre el suelo y las plantas.

ALTERAR LA MICROBIOTA

En tanto, el uso del otro antibacterial más común -el triclocarbán- durante el embarazo y la lactancia puede alterar la composición de las bacterias y otros microorganismos intestinales (microbiota) en el bebé, de acuerdo con un estudio llevado adelante en animales por investigadores de la Universidad de Tennessee en Estados Unidos.

La microbiota del intestino contiene tanto microbios beneficiosos como nocivos y los cambios en su composición normal están vinculados con enfermedades tales como la obesidad, la diabetes, el síndrome de intestino irritable, el cáncer de colon, la esclerosis múltiple y el asma.

“Muchos productos antibacteriales de cuidado personal son utilizados por las mujeres durante el embarazo y la lactancia para protegerse de enfermedades infecciosas”, explica la doctora Rebekah Kennedy, especialista en Medicina Comparativa y Experimental de la Universidad de Tennessee.

“Nuestra investigación se suma a un creciente cuerpo de literatura científica que advierte de las consecuencias no intencionales para la salud del uso de antibacteriales sin prescripción y permitirá a las embarazadas y quienes están dando el pecho tomar decisiones informadas en base al uso de estos productos”, añade.

En un trabajo anterior, Kennedy y sus colegas hallaron que el triclocarbán pasa a través de la leche materna a las crías de ratas, una vía de exposición relevante para los seres humanos.

En la nueva investigación, el equipo de científicos indagó sobre las consecuencias de la exposición al triclocarbán a temprana edad sobre la microbiota intestinal.

Al comparar la microbiota de las ratas expuestas al triclocarbán con la de aquellas que no estuvieron expuestas al antibacterial, se observó una reducción del número de microbios presentes tanto entre las ratas madre como en las crías.

Para el día 16, las crías expuestas al triclocarbán presentaron una composición de la microbiota intestinal significativamente diferente a la de las crías no expuestas.

“La capacidad que tiene la exposición al antibacterial triclocarbán de cambiar la composición de la comunidad microbiana hace necesario realizar nuevas investigaciones para determinar los resultados que esto tiene para la salud durante el desarrollo prenatal y los primeros días de vida”, concluye Kennedy.