"Vamos hacia la heterodoxia consumista"

El Gobierno cambió y toma a la obra pública y el consumo como percutor del crecimiento, advierte Eduardo Curia. La mejora de la economía sería palpable recién en 2017. La inflación bajará, aunque "el relato de la devaluación indolora fue un fracaso", asegura el experto. El modelo es hoy más financiero que productivo. El peligroso esquema del endeudamiento.

El primer semestre ha sido algo así como una coctelera adonde se mezcló el excesivo entusiasmo del Gobierno por las medidas que corregirían la economía, y la desazón de buena parte de la población que sufrió el tarifazo, el salto inflacionario, la merma del empleo y el inevitable derrumbe del consumo. Pero a lo pasado pisado, y lo que viene encierra la incertidumbre, a ojos del economista Eduardo Curia, de si se trata finalmente del primer eslabón de una mejora que recién se palpará en 2017.

-Llegó el segundo semestre. ¿Cuál es el panorama para la economía argentina?

-En cuanto al funcionamiento de la economía, uno ha visto un primer semestre en el cual se agudizó la distancia estanflacionaria. Ha habido una dinámica inflacionaria importante y, adicionalmente, ha sufrido mucho el tema de la actividad económica. Puede decirse que el primer semestre fue un semestre muy duro, negativo en cuanto al funcionamiento de la economía. Por supuesto que una de las razones son los ajustes más de una vez importantes aplicados por la gestión Macri y también toda una serie de errores cometidos por las propias autoridades en la implementación de las medidas, como ocurrió con las tarifas.

-¿Qué podemos esperar para el resto del año?

-Me parece que ahora el tema tarifario le pone un picante muy especial y le da un dato de incertidumbre a la economía. En el tercer trimestre puede haber una pátina, algo suave, una imperceptible mejora. Quizás es como que uno cae menos, no que se está levantando. De todas maneras acá el interrogante es si esta mejora tan peculiar es el primer eslabón de todo un proceso, un encadenamiento positivo, que marque una mejora más apreciable y sostenible en el tiempo, con una manifestación más intensa en el 2017.

-El Gobierno tomó medidas de ajuste. Evidentemente existía consciencia del impacto negativo que tendrían.

-Por las características de las medidas tomadas, es obvio que nadie se puede sorprender de lo que es la caracterización negativa del primer semestre. Hay elementos de instrumentación, como el tarifario, con errores de calibramiento extraordinarios, que son los que entonces motivan todo este embrollo en el que hemos terminado.

-¿Faltó muñeca para gestionar el ajuste?

-Lo que falta es una política activa de precios como recomendé tras salir del cepo cambiario. El denominado pass through (pase a precios) fue más grave de lo necesario. Esa mezcla, y los errores de implementación, cargaron la factura en contra. De todas maneras, cuando se empiecen a notar los salarios crecidos por las paritarias y por el medio aguinaldo, creo que irá quedando margen a favor con una inflación que decrezca algo en su ritmo. Así el consumo puede empezar a palparse.

-¿Será en los meses venideros?

-Al final del año puede manifestarse este paquete de salarios y reparación jubilatoria, y la economía puede empezar a moverse. En el segundo semestre no hay nada enérgico, contundente, pero algo se dibuja. Tiene que ver con una visión distinta del gobierno que cambió su estrategia económica. Todo lo que anunciaba con mucha esperanza de que llegarían grandes inversiones, capitales externos, de eso pasó a un esquema más pro consumo.

LOS SALARIOS

-El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, dijo que este año los salarios le terminarán ganando a la inflación. ¿Qué opina?

-En cuanto a mirar hacia adelante, en la medida en que suponemos que la inflación va declinando su ritmo, al compulsar las dos series es obvio que el salario en el lapso que consideramos comienza a gravitar. Si la inflación declina su ritmo puede ocurrir, aunque parece duro de roer. Tal vez entonces el salario se desintegre menos. Mejora en el bulto, pero uno recién ahora cobró los aumentos salariales, es plata nueva. Aunque no sea de manera enérgica o altisonante como esperaban. Salvo que el tema tarifario sea un bollo terrible, irá bajando la inflación. Los subsidios están a plena marcha, es una galleta. Entonces el segundo semestre empieza a verse con una mejora relativa, parca, pero que puede concretarse.

-¿Lo está haciendo bien Federico Sturzenegger al frente del Banco Central? ¿Acuerda con la política de tasas altas y metas de inflación?

-No soy partidario del esquema de Inflation Targeting ortodoxo. Esto puede llevar a problemas de distorsión de precios relativos. Es una política ortodoxa como para encuadrar la macro. Si uno ve las últimas declaraciones de Prat Gay, dice que en una segunda etapa para luchar contra la inflación van a tener que dialogar con los formadores de precios y los sindicalistas. Esto es como una remisión a una política de ingresos. Pero el esquema de metas de inflación es estricto, no admite una política de ingresos sino que el efecto llega a través de la tasa de interés.

-La literatura oficial afirma que se salió del cepo cambiario sin mayores consecuencias. ¿Fue realmente así?

-Fue un éxito en sí el tema del levantamiento del cepo donde se produce un ajuste cambiario que se va licuando con el tiempo, pero es de cierta entidad. No se da ningún fenómeno de cataclismo como la gran mayoría señalaba. El fracaso es en el pass through a precios internos. Todo ese relato de Prat Gay, que dijo que los precios se regían por el blue, eso falló claramente. Fue un fracaso rotundo. Entonces los precios pasaron a valores que se hicieron eco de una presión inflacionaria no menor. Hubo un gran impacto en el rubro alimentario. Ese fue el primer hito donde arraigó el asunto tarifario. El relato de la devaluación indolora fue un fracaso. Cuando los ajustes de costos ya están actuando e impactando en la inflación, tras los primeros días de marzo, el Banco Central lo que hace es adoptar el manejo de la tasa.

La perspectiva de inflación era muy alta. Por eso cuando Prat Gay habla de política de ingresos, eso no es compatible con un esquema de Inflation Targeting ortodoxo, porque ahí la tasa tiene soberanía absoluta.

-¿Este modelo tiene un sesgo más financiero que productivo?

-Obviamente hoy por hoy lo productivo parece lo más castigado, la cosa está más concentrada en el tema financiero. Sobre todo por el sector financiero externo, con sus derivaciones. Ahí la cosa tiene más fermento, más gravitación. Las tasas dieron pie a este juego de especulación financiera. Todavía está esa imagen y hay que ver si se aquerencia o no. Hay que ver si la obra pública empieza a empujar, ver el impacto del campo y su rendimiento. En las economías regionales el efecto no es tan grande. La industria alimentaria puede tener perspectivas, pero otros rubros industriales con este tipo de cambio no van. Además las importaciones han crecido mucho. Hoy en día existe la sensación de que el juego tiene una dimensión financiera dominante.

EN ROJO

-¿Con este giro en la política económica se convalida el déficit fiscal? ¿Se aprende a convivir con las cuentas en rojo?

-Prácticamente se convalida, hay una especie de asimilación a la visión kirchnerista del sector público no financiero como un elemento percutor, multiplicador o lo que fuera, que puede estimular el crecimiento de la economía a través del consumo. Suponiendo que todo esto se logra bancar con el ingreso de dólares a través de la cuenta capital. Es un esquema peligroso. En la medida en que pueda darle margen se hará, pero apremia el ciclo económico-político. Son trascendentales las elecciones legislativas del año próximo para un gobierno que no tiene mayoría en el Congreso.

-El esquema, así, es distinto al propuesto en campaña y además endeble.

-Vamos hacia la heterodoxia consumista. Así la sustentabilidad de la macro tiende a resentirse. Se unilateraliza la entrada de dólares por la cuenta capital solamente. Salvo que piensen que como va a producirse un repunte se pueda ajustar en el seno del crecimiento.

-Se espera por la inversión extranjera. ¿La Argentina actual es atractiva para el capital internacional? ¿Invertirán en proyectos productivos con las tasas por las nubes?

-Estamos esperando. Lo que se puede percibir son proyectos que se rehabilitan, que estaban postergados. Sobre todo en el tema infraestructura, energía y demás. Si bien todavía hay que ver cómo decantan los planes, se verá algo de inversión en la industria, el campo, lo que son los commodities. Me parece que hay elementos como para poder esperar algo de inversión. Esto en el contexto que planteamos, bajo la condición de que exista la sensación de que la articulación macro es sostenible en el tiempo. Porque una cosa es la imagen del presidente Market Friendly o World Friendly, pero después uno ve el tema macro y se observan problemas de sustentabilidad. Claro, la imagen cubre el bache. Hay que trabajar para que no sea pura imagen, para que la macroeconomía no esté muy deshilachada. Si la macro está controlada, de manera gradual pueden ir llegando las inversiones.