Hay más casos de cáncer de boca y garganta por los hábitos sexuales

La desinformación y la intención de evitar embarazos llevaron a que la práctica del sexo oral se extienda a nivel mundial y marque una nueva tendencia en el campo de las enfermedades oncológicas. Dos expertos se refirieron a la problemática y explicaron la importancia de la detección temprana de este tipo de tumores.

Uno de los casos más paradigmáticos de los últimos tiempos quizás sea el de Michael Douglas, quien fue diagnosticado -luego de varias consultas médicas- con un tumor de garganta en estadio avanzado, que él atribuyó al sexo oral.

Según reconocen hoy los médicos dedicados a esta enfermedad, las características del caso del actor norteamericano reflejan dos problemas muy vigentes: por un lado, la alta tasa de cánceres de cabeza y cuello que se diagnostican en etapas tardías y -por el otro- el marcado aumento de la práctica de sexo oral debido a la falsa creencia de que así uno no puede contraer el sida o el hecho de querer evitar un embarazo, lo cual se traduce en un mayor número de afectados por el cáncer orofaríngeo.

"Mientras los tumores de cabeza y cuello vinculados al tabaquismo y la ingesta de alcohol -los dos primeros factores de riesgo- están en descenso gracias a las múltiples campañas y los cambios en las leyes en muchos países del mundo, incluido el nuestro, la incidencia de los tumores ocasionados por el virus de papiloma humano (HPV) se encuentra en aumento, en parte quizás porque la sociedad y los hábitos sexuales de la gente han cambiado", advirtió el doctor Marcos David Pereira médico oncólogo y radioterapeuta de la Unidad Funcional de Tumores de Cabeza y Cuello del Instituto de Oncología "Angel H. Roffo".

"El virus del papiloma humano se ha convertido en el tercer factor de riesgo de cáncer de cabeza y cuello, ocasionando alrededor del 25% de los casos en América latina, y está vinculado a prácticas de sexo oral sin protección. En Norteamérica y algunos países europeos el HPV es responsable de más del 70% de este tipo de tumores", subrayó por su parte el doctor Raúl Giglio, médico oncólogo y jefe de Oncología de la Unidad Funcional de Tumores de Cabeza y Cuello del Instituto Roffo.

Disfonía, dificultad para tragar, úlceras en la boca, manchas rojas o blancas y ganglios inflamados en el cuello, son los principales síntomas de alerta que deben llevar a una consulta médica urgente si persisten por más de tres semanas. "Los pacientes pueden presentar uno de estos síntomas solo o varios al mismo tiempo", aclararon.

DIGA "AH"

"Prácticamente en el 90 por ciento de los casos, los tumores de cabeza y cuello pueden verificarse de una manera tan sencilla como observando el interior de la boca de los pacientes", aseguró Pereira, quien precisó que a nivel mundial se diagnostican 700.000 nuevos casos por año y se producen más de 375.000 muertes por esta causa.

Los sitios más comunes en los que ocurre el cáncer de cabeza y cuello son la boca (44%), la laringe (33%) y la faringe (23%). Es un tipo de tumor dos veces más frecuente en el hombre que en la mujer y suele diagnosticarse entre los 50 y 60 años, aunque esa edad ahora se está adelantando debido a los nuevos hábitos sexuales que contribuyen al contagio del HPV.

"Se ha constatado que muchos jóvenes se inician a muy temprana edad en la vida sexual con la práctica de sexo oral", apuntaron Pereira y Giglio.

Al referirse al pronóstico de la enfermedad, Giglio puntualizó que cuando es diagnosticada en el estadio 1, "la chance de curación del paciente es de entre el 75 y el 90%". En tanto que cuando el diagnóstico se hace en estadio 2, es de entre el 60 y el 75%; en el estadio 3, de alrededor del 50%; y en estadio 4, "son casos más complejos y el pronóstico es menos alentador".

Además, apuntaron que entre los distintos tipos de cáncer de cabeza y cuello, aquellos que se originan por HPV en pacientes que no fuman ni beben alcohol "tienen mucho mejor pronóstico que el resto".
Pese a que el tiempo es clave a la hora de poder superar esta enfermedad, los especialistas del Roffo comentaron que existen tres tipos de demoras que observan de forma cotidiana: primero, la demora del paciente que percibe el síntoma pero lo minimiza y no realiza la consulta: "Si un fumador presenta una disfonía que le dura más de 30 días, ya no es algo normal o esperable, debe consultar. Un ganglio inflamado en el cuello debe ser motivo de consulta siempre", reiteró Giglio.

La segunda demora es la del primer profesional al que se acude: "Si éste no piensa en cáncer, por los antecedentes, las características de la lesión o si no examina adecuadamente al paciente, quizás lo envía de vuelta a la casa indicándole un tratamiento del síntoma, que no sólo no le hará efecto sino que -mucho más grave- le hará perder tiempo valioso", señaló el jefe de Oncología de la Unidad Funcional de Tumores de Cabeza y Cuello.

"En este aspecto, los odontólogos se transforman en aliados naturales para estar atentos a los signos o síntomas que permiten sospechar que hay algo más", sostuvo Pereira.

En tanto, Giglio mencionó que la tercera demora sucede una vez que se llega al diagnóstico y entran en juego aspectos del sistema de salud, como la asignación de turnos con el especialista, los tiempos que lleva acceder a la radioterapia, la cirugía o a la entrega de la medicación, entre otros.

COMO SE TRATA

La elección del tratamiento dependerá tanto del estadio y ubicación de la enfermedad, como de la realidad y el estado general de salud del paciente. "Para asegurar el mejor resultado, contamos con una combinación de tratamientos, que pueden incluir una o más opciones entre cirugía, radioterapia, quimioterapia y drogas de blanco específico", afirmaron los expertos del Roffo, quienes dijeron que las distintas alternativas terapéuticas ofrecen tasas de éxito similares.

"La efectividad del tratamiento cae un 50% cuando el paciente no deja su adicción al tabaco o al alcohol", resaltaron.

Según Pereira, en los últimos años se ha avanzado enormemente en nuevas técnicas quirúrgicas, que permiten realizar operaciones que antes eran impensadas, como por ejemplo cirugías de reconstrucción facial para recuperar la funcionalidad de la cara.

"Se avanzó mucho también en técnicas para la preservación de la laringe, con todo lo que eso representa en términos de calidad de vida, y en los tratamientos farmacológicos que podemos ofrecerle al paciente", subrayó.

Asimismo, ambos profesionales pusieron de manifiesto la importancia del abordaje de este tipo de cáncer por parte de un equipo multidisciplinario, "integrado idealmente por un oncólogo clínico, un cirujano de cabeza y cuello y un radioterapeuta".

No obstante, mencionaron que en muchas ocasiones el paciente presenta comorbilidades -es decir, otras enfermedades-, como haber tenido un infarto, ser hipertenso, tener comprometidos los pulmones por ser fumador o presentar insuficiencia renal, "y esto requiere la intervención de múltiples especialistas: enfermeras, psicólogos, psiquiatras, asistentes sociales, infectólogos y estomatólogos especializados en la mucosa bucal, expertos en dolor, entre otros".